¿Cómo lograr encadenamientos productivos entre distintos actores económicos, que permitan el desarrollo de la industria cubana del calzado? Esa fue la interrogante que motivó una ronda de negocios entre la empresa estatal COMBELL y trabajadores por cuenta propia, mipymes (mini, pequeñas y medianas empresas) y entidades extranjeras del sector.
En una convocatoria directa y puntual –la primera de varias–, se dieron cita en la escuela del Centro de Gestión Empresarial y Superación Técnica, en La Habana, entidades capaces de encadenar fuerzas para aportar al despegue de la industria nacional.
“La idea en este primer momento es identificar oportunidades, que más adelante pudieran llevarnos a firmar acuerdos comerciales. Trajimos propuestas en las que podemos colaborar, pero estamos abiertos a valorar todas las iniciativas que surjan del diálogo”, señaló al inicio del encuentro la directora general de COMBELL, Marlene Hernández Ávila.
Durante los últimos años, varios problemas han incidido en la producción de calzado. En el sector estatal el bloqueo estadounidense es un impedimento a la hora de realizar operaciones internacionales; mientras en el sector privado se sufre la escasez de personal especializado, el rápido cambio de las tendencias de la moda y la ausencia de un comprador seguro para sus producciones.
El sector estatal en contexto
Botas de trabajo, medios de protección, botas de PVC, calzados de vestir para caballeros, sandalias, ballerinas, mocasines para damas y chancletas playeras son algunas producciones de la empresa estatal COMBELL, que cuenta con 12 marcas registradas y artículos certificados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social como de “máxima protección”.
COMBELL posee personal capacitado, plantas integrales, equipamiento tecnológico para la producción de cualquier calzado y una infraestructura acorde a sus posibilidades productivas. Pero aprovecha actualmente solo el 79% de la capacidad instalada en sus fábricas.
“Queremos que, de este intercambio con los nuevos actores económicos, salgan alianzas que nos permitan ir cubriendo ese 21% que falta”, señaló Julio Ramírez Vázquez, director técnico de la entidad.
Entre las unidades subutilizadas hoy está la fábrica de cordones de Regla, en La Habana, que además de producir cordones para zapatos, puede elaborar esos componentes para artículos como las mochilas.
La empresa está enfrascada en abrir nuevas líneas de producción de chancletas y rescata la fábrica de adhesivos de La Habana, donde, según su directora general, se pueden lograr 3 000 litros de ese producto en un turno de trabajo, un material con capacidad de exportación.
COMBELL puede ofrecer al sector privado asesoría técnica, la capacidad productiva de sus instalaciones (que facilita la disminución de los costos de producción), asistencia en cuanto a diseño y certificación de materias primas, y está dispuesta a evaluar nuevas áreas de colaboración.
Una mirada a los nuevos actores económicos
Entre las potencialidades del sector privado convocado a la ronda de negocios destacan la posibilidad de financiamiento, el acceso a materias primas en los mercados internacionales y el intercambio directo con los clientes.
Se dieron cita en la reunión trabajadores por cuenta propia dedicados a la fabricación de calzado, mipymes especializadas en infraestructura del calzado, cuentapropistas dedicados a la confección de botas de PVC y materiales derivados del plástico y empresas como la compañía elaboradora de caucho, de España.
Según Carlos Labrada, comercial del emprendimiento Durabilidad Artesanal (dedicado a la elaboración de botas de PVC), la cooperación entre el sector privado y estatal puede mejorar la calidad y precios del producto final, sobre todo en estos tiempos, cuando las ofertas se encarecen y dependen de la variabilidad del dólar.
En su caso, el encadenamiento productivo resulta fundamental, pues su negocio no tiene un punto de venta físico, y ha podido distribuir las botas gracias a contratos comerciales con entidades como Gelma o el Ministerio de la Agricultura.
Para Pedro Luis Pérez, presidente de la empresa de calzado Nayper, lo principal es rescatar la labor del gremio, que ha sufrido cierta depresión en los últimos años, entre otras causas, por la escasez de productos y la dependencia de la materia prima extranjera.
Reconoció que el consumidor final es el que más sufre los altos precios, que se deben en buena medida, a la variación constante del costo de la materia prima, la devaluación del peso cubano y la inestabilidad de los trabajadores y la producción.
“Si queremos que la situación mejore, debemos ajustarnos a la vida moderna: al precio, al consumo y a la moda, que cambia muy rápido. Los sectores estatal y privado están llamados a reinventarse y establecer una relación más estrecha, donde todos se beneficien”, afirmó.
Perspectivas
Hasta el momento, la alianza con otros actores y la búsqueda de nuevas alternativas de trabajo no han permitido que COMBELL detenga sus producciones. Los directivos de la empresa identifican estos vínculos como el único camino para que la industria nacional sea competitiva, sobre todo cuando en Cuba existe una escuela con especialistas, tradiciones y capacidad de potenciar la exportación.
“El objetivo del sector del calzado es satisfacer a la población, que es la esencia de nuestras producciones. En ese sentido, los encadenamientos son una manera de aminorar el costo en divisa de los productos, lo cual redunda en mejores precios para los clientes”, señaló Marlene Hernández.
Uno de los puntos a conveniar es la diferencia en las tasas de cambio del dólar entre los sectores estatal y privado, reconoció el presidente de Nayper en la ronda de negocios.
No obstante, el primer intercambio ha demostrado la disposición de ambas partes de dialogar, negociar y aprovechar sus fortalezas para abrirse camino en los mercados nacional y extranjero. La máxima, en cada caso, es el desarrollo de la industria del calzado cubano.
(Tomado de Cubadebate)