Durante la fase regular de la edición 62 de la Serie Nacional de Béisbol, vimos a un joven brillar sobre el montículo. Con solo 19 años, el habanero Rafael Orlando Perdomo Eizmendiz, actuó en 22 partidos, todos como relevista, y logró récord de ocho victorias sin derrotas, para Industriales.
Méritos que lo avalaron junto a épicas salidas como la de cuartos ante Sancti Spíritus (5.2 entradas de labor y una sola carrera) para ser seleccionado como novato del año en Cuba.
Luego, en la etapa de playoff final y semifinal de la temporada firmó dos éxitos e igual número de reveses y esta semana fue incluido en la preselección cubana a los Panamericanos de Chile.
Hoy, Perdomo es el protagonista de Cuba Joven, al calor de la recién concluida campaña beisbolera. Aprovechamos para conocer sobre sus inicios y aspiraciones en el difícil arte de lanzar.
“Desde muy chiquito me gustó el béisbol. Incluso, cuando tenía dos años el psicólogo mandó a quitarme el bate y la pelota hasta que tuviera la edad de empezar.
“Según mi mamá, Yamilec Eizmendiz, yo jugaba hasta dormido. Luego, a los cuatro años, ella me llevó a un terreno. Y ahí empezó todo”, comenta Perdomo, vía WhatsApp.
¿Alguien más había sido pelotero en tu familia?
–El hermano de mi mamá jugó un año con Metropolitanos y mi primo es Liván Monteagudo, exjardinero de Sancti Spíritus.
¿Eres familia de Ricardo Eizmendiz, jefe técnico de la Comisión Nacional?
–Sí. Es primo hermano de mi mamá.
¿Cómo fue el tránsito por las categorías inferiores?
–En cuanto pasé para la categoría 9-10 mi mamá, que es Licenciada en Cultura Física, me enseñó los primeros pasos de la mecánica de lanzar. A partir de ahí gané varias provinciales con el Cerro, hasta el 15-16, que hice el equipo Habana y quedamos campeones.
“El año pasado estuve en la preselección de Industriales, pero no integré el conjunto. Eso me motivó a seguir trabajando para esta temporada”.
¿Tienes algún referente?
–Sí, el lanzador de Industriales Frank Herrera, quien también me ha ayudado a crecer como pícher.
“Además, siempre he dicho que mi madre es el motor impulsor de mi carrera. Ha estado conmigo desde pequeño en todas las fases. Se ha mantenido presente en cada uno de mis juegos, animándome desde las gradas. Espero que lo siga haciendo por muchos años más”.
¿Qué distingue tu técnica de lanzar?
–Mi técnica fue algo en lo que trabajamos varios meses Frank y yo, para mejorarla. No tiene nada fuera de lo normal sino que enfatizamos en todo lo que nos pueda generar velocidad y, a la misma vez, control.
“Lancé hasta 92 millas en la Serie 62. Cuento en mi repertorio con la recta, la curva, el cambio y la slíder”.
Tuviste una excelente temporada siendo novato, ¿realizaste alguna preparación en particular?
–Es un trabajo de muchos años. Me enfoqué en lo que venía y daba todo en cada entrenamiento, fuera la etapa que fuera. Siempre estaba ahí para trabajar y ofrecer el máximo.
¿Y cómo recibiste la noticia de ser el novato del año en Cuba?
–Es algo que tuve en mente desde que empecé el campeonato, pues era lo más grande que me podría pasar, además de ganar con mi selección. Es un resultado que todavía no me lo creo.
“La gente me saluda y me felicita por la calle. Resulta muy raro que todos te paren para elogiarte, pero, a la vez, es muy agradable que el pueblo apoye a sus atletas”.
¿Cómo valoras el desempeño de Industriales en la recién finalizada 62 SNB?
–La valoración que hago es la de un equipo fénix. A mitad de la competencia sabíamos que no podíamos perder más y que era necesario ganar las subseries con por lo menos cuatro victorias. Supimos resurgir desde las cenizas y levantar el vuelo que nos llevó hasta la final.
¿Y esa final ante Las Tunas?
–Fue un playoff maravilloso, peleado hasta el último momento. Aunque ya mi cuerpo no me respondía al 100%, mantuve mi mente fuerte para apoyar a Industriales.
“Luego del subcampeonato, el pueblo de la capital nos dio muy buena acogida. Salieron todos para las calles y nos demostraron su afecto”.
¿Cómo te preparaste para siendo tan joven asumir situaciones complicadas de juego, cuando relevabas a los abridores?
–Te mentiría si te dijera que me preparé para siempre salir en momentos tensos, pero eso es algo que me caracteriza como pícher. Soy ese lanzador que puede entrar con bases llenas y sacar el inning.
“Por supuesto, no siempre va a ser así, pues el béisbol es un deporte de altas y bajas, de días buenos y malos. Pero durante el campeonato intenté siempre tener la mente fuerte e imponerme ante quien fuera”.
Ahora mismo, ¿qué tienes en mente?
–Ponerme la camisa de las cuatro letras. Es mi mayor sueño.
Y has sido llamado a la preselección del Cuba a los Panamericanos de Chile. ¿Cuánto ha representado eso?
–Estoy muy contento de estar en ese listado. Ha sido una meta mía desde niño y, sobre todo, hacer el equipo y defender a Cuba internacionalmente. Sigo preparándome para llegar en las mejores condiciones y mostrar lo que puedo dar.
“Quiero agradecer a la dirección de Industriales por confiar en mí y darme la responsabilidad de haber sido el primer relevo de la selección”.
¿Qué haces en tus tiempos libres?
–Compartir con amistades. Lo mismo puede ser en un billar o una piscina. Me gusta pasar tiempo con ellos. Pero, realmente, casi nunca tengo tiempo libre.
¿Qué le dices a los jóvenes empiezan en el picheo?
–Que si de verdad quieren algo, que se enfoquen, lo visualicen y que vayan con todo.
“Cuando salgo a lanzar no siento las gradas. Puede estar lleno o vacío el estadio que, en ese momento, estoy solo enfocado en mi trabajo y en lo que debo hacer”.
¿Te imaginas fuera del béisbol?
–La verdad nunca me he visto haciendo otra cosa que no sea jugando pelota. Quizás, dentro de muchos años sea entrenador, pero se trata de eso, de dedicarme siempre a ese hermoso deporte.