Jóvenes de La Habana tienen “madera” para ser más protagónicos (+ fotos)

Jóvenes de La Habana tienen “madera” para ser más protagónicos

Hablar con Karen Urrutia Pérez es un tanto complicado, pues siempre tiene algo que hacer.

Cuando no está cumpliendo sus funciones como monitora de Ensayo Clínicos, anda en sus estudios de Maestría o cumpliendo sus tareas como secretaria general de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

Algo distintivo es que siempre habla en plural, pues su vida está muy ligada a su hermana jimagua Klaudia.

“En la (escuela vocacional) Lenin, siempre nos interesaron las ciencias, la biología, las investigaciones; por eso decidimos estudiar Farmacia. Es la carrera que pensamos podía reunir estas características, y no nos equivocamos. Nos criamos en un ambiente donde estábamos rodeadas de científicos y eso nos influyó. Nacimos muy cerca del CIGB, y trabajar ahí ha sido una dicha”, confiesa esta joven.

Y precisamente en el CIGB se eligió la primera delegada directa al XII Congreso de la UJC, honor que recayó en ella. Al respecto, expone:

“Cualquiera de los otros candidatos tenía las capacidades y aptitudes para ser elegido, pero mis compañeros me escogieron a mí. Yo solo iré a representarlos al congreso y llevar sus inquietudes, y también al resto de los jóvenes de La Habana.”

Y es que el CIGB ha sido una de las instituciones más destacadas en los últimos años, fundamentalmente en el enfrentamiento a la COVID-19.

“La pandemia fue un desafío en todos los sentidos, tanto personal como profesional. Desde un principio, cuando la máxima dirección del país orientó lograr un medicamento para combatir la epidemia, todos nuestros esfuerzos se encaminaron a ese objetivo. Entre las tareas que asumimos estuvieron los ensayos clínicos de la vacuna Abdala. Fueron meses trabajando intensamente en Santiago de Cuba, alejados de nuestras casas, luchando contra el virus, pero conscientes de lo que estábamos haciendo. Ahí recibimos todo el apoyo de las autoridades santiagueras y el reconocimiento del pueblo de esa ciudad”, recuerda la joven capitalina.

Esta historia personal también ya forma parte de la historia de un país, y aunque la ha repetido varias veces, siempre se siente la emoción en sus palabras.

Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología
El grupo del CIGB que llevó a cabo los ensayos clínicos en Santiago de Cuba de la
vacuna Abdala. A la izquierda, Karen Urrutia. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Igual sentimiento salta cuando hablamos del CIGB o de las tareas que la UJC allí ejecuta.

“Biotecnología tiene un gran compromiso con la comunidad donde viven la mayoría de sus trabajadores y también con La Corbata y otros barrios cercanos. Estos eran barrios con malas condiciones en los que el centro ha ido revirtiéndolas. Yo nací y me crie en los edificios de la Genética, como se les conoce, frente al CIGB, y eran calles que recorría. Junto con los jóvenes del centro, vistamos los lugares más difíciles, a las personas más necesitadas y tratamos de ayudarlos en la medida de lo posible. Hoy algunas de esas cuestiones se han resuelto, y es una satisfacción muy grande que te reconozcan y te agradezcan las mismas personas a las que ayudamos”, explica la entrevistada.

Y esto es una de las características del CIGB, su proyección social, donde un grupo de élite en estas tareas es la UJC.

El próximo congreso de la organización se desarrollará en un contexto difícil, pues no son un secreto las carencias o el ataque ideológico al que estamos sometidos. Aun así, Karen sigue apostando por Cuba.

“Aquí tengo mi proyecto de vida, en el CIGB puedo desarrollarme profesionalmente, y como todo joven, tengo deseos de conocer y alcanzar nuevas metas. Pero también tengo mucho compromiso con mi familia, con mis colegas, con los que me han formado, las cosas que hemos hecho por la comunidad, es compromiso también con uno mismo”, subraya la dirigente.

Sobre sus expectativas de la próxima cita juvenil, es muy clara:

“Los jóvenes necesitamos aún más protagonismo, necesitamos responsabilidades. Cuando uno tiene responsabilidades, aumenta el sentido de pertenencia por la obra que construimos. Nosotros estamos dispuestos a asumir cualquier tarea, tal como hicimos durante los días más difíciles de la pandemia. Tal como hicieron los jóvenes de la Generación del Centenario, hoy es nuestro momento. También necesitamos transformar la organización, acercarla aún más a los jóvenes, a sus intereses, de la forma de estos tiempos, pero sin perder la esencia de nuestra historia”, remarca Karen. (Redacción digital. Con información de Tribuna de La Habana)

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