El sistema bancario cubano anda por estos días “en
zafarrancho de combate”, a propósito del proceso de bancarización.
Aunque sus funcionarios aseguran que todo no es más que la
puesta en marcha de un plan a mediano plazo, para una mejor organización del
sistema financiero nacional, algunos ánimos se exaltan ante los tropiezos que
se dan.
De las inquietudes no están exentas ni las micro, pequeñas y
medianas empresas, los proyectos de desarrollo local, los trabajadores por
cuenta propia, las modalidades de la inversión extranjera y las formas
asociativas, creadas al amparo de la Ley de Asociaciones.
En este ámbito, tampoco escapan las organizaciones
superiores de dirección empresarial, las empresas estatales, las unidades
presupuestadas, las cooperativas (agropecuarias o no), productores ni, finalmente,
los ciudadanos en general.
El periodista Jorge Sariol Perea expone algunos elementos del
escenario actual del tema en cuestión: