No por sabido, no por señalado en los vaticinios deja de emocionar el triunfo de los Leñadores de Las Tunas en la final sobre Industriales, con un contundente 4-0, séptima barrida por la disputa del título en la historia de la pelota cubana.
A los rojiverdes no solo no los vencían los azules; como ese equipo se paró en el terreno era invencible ante cualquier rival, y lo demostraron.
Sus claves en el orden técnico: un certero trabajo de sus lanzadores, transiciones perfectas entre abridores y los relevistas, seguidores y cerradores; una ofensiva versátil, que a su poderío sumó ahora la velocidad de sus jugadores en las almohadillas, y una defensa que no fue su mejor flanco, pero que cumplió.
Sin embargo, el punto más alto de los dueños del bosque fue la madurez de un colectivo que supo articular la experiencia de los hermanos Alarcón, de un ícono como Danel Castro y la juventud de Héctor Castillo, Yunior Otero, entre otros, y la manera en que armonizó el regreso de Roberto Baldoquín desde la pelota profesional.
Pero todo eso se logra cuando un equipo de dirección sabe conducir a un grupo de excelentes peloteros, muy mediáticos por demás, en pos de la unidad. Los Leñadores se mostraron como una verdadera familia. Ahí se hicieron campeones, con un mentor de experiencia sí, pero debutante en la difícil misión de timonel.
Las Tunas era invencible, no solo por lo que hizo, sino también porque, desde que comenzó el tercer tercio de la campaña hasta ayer, jugaron 39 encuentros y ganaron 33: un ¡85 % de efectividad en la victoria!
Esos atributos no solo enamoraron a cada tunera y tunero, sino que honraron al beisbol en su condición de patrimonio cultural de la nación para conquistar a toda Cuba.
El cuarto partido resultó reflejo de lo que en todo el torneo fueron los tuneros, pues Alejandro Meneses hizo lo mismo que venía haciendo, y Rodolfo Díaz, su fiel rescatista volvió a asegurar.
¿Industriales? A los Leones hay que felicitarlos; pese a la pollona, es su mejor actuación en 13 años y vinieron desde el sótano, jugando en modo play off más de la mitad de la temporada para llegar hasta la final. Se batieron, aun cuando llegaron a ella perdiendo a sus principales lanzadores, Andy Vargas, Pavel Hernández y Christian Taylor, y ya en el epílogo sufrieron las bajas de dos de sus mejores armas ofensivas, Ariel Hechevarría y Yasmani Tomás.
Cuba ha vivido su fiesta, la de su cubanidad y cubanía, con una alegría desbordada a estadio lleno; con un esfuerzo extraordinario de su atacada, pero resistente economía, al devolverle la luz a los estadios y que las noches se vistieran de pelota, que es lo mismo que ponerse el traje de su pueblo.
Por eso Las Tunas –que coronó al joven Keniel Ferráz como el jugador más valioso–, con una de las más descollantes actuaciones que se recuerde en juegos de play off, conquistó a cada uno de los que habitan este gran caimán, que es un equipo, el Team Cuba.
También por eso La Habana, casi sabiéndose subcampeona con sus Industriales, le regaló una hermosa ceremonia de coronación presidida por Jorge Luis Broche Lorenzo, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento de Atención Social; el vice primer ministro, Jorge Luis Perdomo Di-Lella; Osvaldo Vento, presidente del Inder, y los gobernadores y directores provinciales de Deporte de Las Tunas y de la capital.
Ahora a prepararse, porque Leones y Leñadores, Avispas santiagueras, Cocodrilos de Matanzas, Gallos de Sancti Spíritus y Cazadores de Artemisa nos regalarán la segunda Liga Élite, para que la pelota nos siga convocando.
Latinoamericano | C | H | E | |
LTU | 001 111 002 | 6 | 12 | 0 |
IND | 000 000 100 | 1 | 5 | 2 |
G: A. Meneses (9-3). P: R. Barreto (4-5). Jrs: Y. Santoya y Y. Alarcón |