Uno de los rasgos que definen la obra de pensamiento y acción del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz es su antimperialismo. Identificarlo en él hace parte de una tradición intelectual, que nos presenta al antimperialismo como fruto de un mismo árbol, cuya siembra se forjó en la lucha del pueblo cubano por su dignidad, en la formación de la nacionalidad cubana y en el desarrollo posterior de una identidad movida por resortes éticos.
Todo comenzó por una cuestión moral. La tradición antimperialista cubana no sería tal sin la presencia, en los revolucionarios y el pueblo, del culto a la dignidad plena del ser humano, la eticidad, la vocación de servicio y la justicia como sol del mundo moral de la nación.
De ahí que sea el antimperialismo un factor clave en la unidad de pensamiento y acción de un hombre como Fidel. Hay una identificación política, un sentimiento, un valor que lo coloca en el epicentro de la batalla descolonizadora; allí junto a Martí.
Y es que ambos hicieron la elección que esperaba el pueblo cubano, la historia y el futuro de la nación; y por qué no, la elección que ansía aún la humanidad: luchar contra el imperialismo; estar al lado de los desposeídos y desamparados del mundo. ¿Acaso Martí no eligió echar su suerte con los pobres de la tierra, y Fidel no dijo que la Revolución Cubana era de los humildes, por los humildes y para los humildes?
Como en Martí, encontramos en Fidel Castro Ruz un antimperialismo fundador.
La idea de que un mundo mejor es posible encarnada en Fidel tiene su esencia en la necesidad del equilibrio del mundo, que continúa siendo, como avizoró Martí: vacilante y dudoso.
Forjó su antimperialismo en el mismo momento en que se hizo martiano y marxista. Es el joven Fidel que está en Bogotá con vistas a la realización de un congreso estudiantil antimperialista, y hace parte del Bogotazo, en el que asesinan al líder Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, cuando se celebraba la IX Conferencia Panamericana que daría lugar a la OEA.
Como Martí, entendió al monopolio como un gigante implacable, que destruía a los pueblos. Su ideal de justicia no se alcanzó bajo criterios superficiales, sino en la fragua del ser, en sus valores y principios, en la convicción de tener mucho adentro y necesitar en consecuencia poco afuera. He ahí el alto valor a la cultura que le imprimió siempre: «sin cultura no hay libertad posible» es sentencia orientadora en la formación del hombre nuevo, del ser humano ética, cultural y espiritualmente superior.
El antimperialismo de Fidel se advierte desde su comprensión de la historia, sus luchas y desafíos. Su discurso en el centenario del 10 de octubre, en La Demajagua, es muy revelador: «Si una revolución en 1868 para llamarse revolución tenía que comenzar por dar libertad a los esclavos, una revolución en 1959, si quería tener el derecho a llamarse revolución, tenía como cuestión elemental la obligación (…) de liberar a la sociedad del monopolio de una riqueza en virtud de la cual una minoría explotaba al hombre (…). Suprimir y erradicar la explotación del hombre por el hombre era suprimir el derecho de la propiedad sobre aquellos bienes, (…) sobre aquellos medios de vida que pertenecen y deben pertenecer a toda la sociedad».
De ahí los continuos mensajes que dio a los jóvenes. Al decir de Fidel: «Hay mucho que meditar (…) porque nosotros estamos aquí en las fauces mismas del imperialismo, con la boca abierta siempre, que recuerda la boca de un tigre, con colmillos y todo, o la boca de un tiburón, y nosotros llevamos ya, vamos acercándonos, o hemos sobrepasado ya (...) años de Revolución en la boca del monstruo. Y el monstruo trata –y sigue tratando– de crearnos problemas, de crearnos dificultades, de extremar su bloqueo, etcétera, ¿por cuánto tiempo? Nadie sabe. Pero esperamos resistir al monstruo, en cualquier variante, lo mismo si trata de engullirnos, procurar crearle la más terrible de las indigestiones, como si el monstruo lograra crearnos más dificultades en el terreno económico, cualesquiera que sean…».
PRINCIPALES IDEAS QUE FUNDAMENTAN EL LEGADO ANTIMPERIALISTA DE FIDEL:
- Influencia del pensamiento martiano como parte de la tradición ético-revolucionaria del pueblo cubano. El antimperialismo como conciencia de linaje.
- Ideal antimperialista forjado en la lucha del pueblo cubano por su dignidad, en la formación de la nacionalidad cubana y el desarrollo posterior de una identidad movida por resortes éticos. Todo comenzó por una cuestión moral.
- Formación de Fidel en el ideal marxista-leninista, lucha estudiantil universitaria, solidaridad militante con las causas revolucionarias de entonces. Enfrentamiento al golpe de Estado imperialista. Necesidad de transformar la realidad cubana y dar a Cuba la verdadera independencia, liberarla del yugo capitalista proveniente de Estados Unidos y encarnado en los gobiernos corruptos de la República neocolonial.
- Necesidad de la Revolución Cubana como respuesta a los males crecientes de la nación expuestos por Fidel en La historia me absolverá. Pensamiento socialista como alternativa al capitalismo avasallador.
- Lucha en la Sierra Maestra, enfrentamiento a las fuerzas de la tiranía batistiana y al imperialismo estadounidense. Carta a Celia Sánchez al ver caer los cohetes en casa de Mario.
Sierra Maestra
Junio 5-58
Celia:
Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta que ese va a ser mi destino verdadero».
Fidel
- Defensa de la Revolución Cubana frente a las continuas agresiones del imperialismo contra Cuba. Invasión mercenaria por Playa Girón; declaración del carácter socialista de la Revolución; Crisis de Octubre; lucha contra bandidos; lucha antiterrorista.
- El humanismo en Fidel como pilar de su ideal antimperialista. Militancia por la justicia social, internacionalismo, solidaridad, expresión de la idea del bien y vocación de servicio.
- Conciencia anticapitalista, antineoliberal y antimperialista desde la defensa de la cultura como arma clave para salvaguardar valores, identidad, tradiciones y símbolos. Batalla de pensamiento, enfrentamiento a la guerra cultural.
- Lucha constante por la paz, por la unidad como pilar esencial de la batalla antimperialista, por la integración de nuestros pueblos, por la salvación de la humanidad. Necesidad de un Diálogo de civilizaciones.
Y si Martí nos llamaba a impedir las apetencias imperiales con la independencia de Cuba, siendo ya libres y soberanos, una vez más Fidel señaló el camino descolonizador y salvador: «En la nueva era que vivimos, el capitalismo no sirve ni como instrumento. Es como un árbol con raíces podridas del que solo brotan las peores formas de individualismo, corrupción y desigualdad. Tampoco debe regalarse nada a los que puedan producir y no producen o producen poco. Prémiese el mérito de los que trabajan con sus manos o su inteligencia. Ser dialécticos y creadores. No hay otra alternativa posible».
A 97 años del natalicio del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, nos sigue convocando su ideal antimperialista. (Tomado del diario Granma)