Tras dar la bienvenida a Cuba,
la tierra de José Martí, Díaz-Canel agradeció la presencia de los jefes de
Estado o Gobierno, y otros dignatarios y representantes en esta cita en defensa del
futuro y de las grandes mayorías que conforman el concepto que es humanidad.
Destacó que esta es una cumbre austera, que se celebra a pesar de las
dificultades y el bloqueo de seis décadas impuesto por el Gobierno de Estados
Unidos, cerco ahora reforzado.
Precisó que enfrentamos también colosales desafíos como consecuencias
del injusto orden internacional vigente, pero no somos los únicos.
Hace casi 60 años fue la comunión de dificultades y la esperanza de que juntos podíamos enfrentarlos y vencerlos, lo que nos hizo nacer como Grupo, remarcó.
El grupo tiene la inmensa responsabilidad de representar en la escena
internacional los intereses de la mayoría de las naciones del planeta. Somos
134, lo que equivale a más de las dos terceras partes de los estados miembros
de Naciones Unidas, donde vive el 80 por ciento de la población mundial,
significó el presidente cubano.
Reunirnos nos brinda la oportunidad de deliberar en colectivo para
aunar esfuerzos en defensa de los intereses de esas mayorías, nos ayuda a
conciliar posiciones contra los retos actuales para el desarrollo y bienestar
de nuestros pueblos, pero también impone cuestionamientos, señaló.
Tras casi 60 años de batalla
diplomática, recordó los llamados de los líderes históricos a democratizar la
Organización de Naciones Unidas, las advertencias del Comandante Fidel Castro
de que “mañana será demasiado tarde” y el llamado de Hugo Chávez por que estas
fueran reuniones útiles.
Esta Cumbre ocurre en un momento en que la humanidad ha alcanzado un potencial científico-técnico inimaginable, con una capacidad para generar riqueza que, en condiciones de mayor igualdad, podría asegurar niveles de vida confortables y sostenibles para casi todos los pobladores del planeta, destacó el mandatario.
Con el derecho que nos asiste por ser la gran mayoría del Grupo de los
77 las víctimas principales de la crisis que sufre el mundo, del abusivo
intercambio desigual, de la brecha científica, tecnológica y conocimiento, del
efecto del cambio climático y agotamiento de los recursos, exigimos ya la
democratización pendiente del sistema de relaciones internacionales, subrayó
Díaz-Canel.
Muchas de nuestras naciones son llamadas pobres cuando de verdad
deberían considerarse naciones empobrecidas, y es preciso revertir esa
condición en la que nos sumieron siglos de dependencia colonial y neocolonial,
porque no es justo y porque no soporta ya el sur el peso muerto de todas las
desgracias, reflexionó.
Los que levantaron ciudades deslumbrantes con los recursos, el sudor y la sangre de las naciones del Sur -meditó-, sufren ya y sufrirán más en lo adelante las consecuencias de los desequilibrios económicos y sociales que propició el saqueo; porque viajamos en la misma nave, aunque algunos sean pasajeros VIP y otros sus servidores.
Díaz-Canel señaló que el único camino válido para que esta nave mundo
no termine como el Titanic es la cooperación, la solidaridad, la filosofía
africana que entiende el progreso humano sin exclusiones, donde el dolor y la
esperanza de cada uno sea el dolor y la esperanza de todos.
Puntualizó que, si se propuso como tema de esta cumbre el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación, como componentes del debate político asociado al desarrollo, es por el convencimiento de que “los logros y avances en ese campo son los que dirán a la postre si es posible y cuándo, alcanzar los objetivos de desarrollo sostenibles relacionados con el fin de la pobreza; el hambre cero en el mundo; la salud y el bienestar; la educación de calidad; la igualdad de género; el agua limpia y el saneamiento; la solución a los problemas de la energía; el trabajo; el crecimiento económico; la industrialización y la justicia social”.
Tengo la más absoluta convicción de que tampoco será posible avanzar hacia un modo de vida sostenible, en armonía con las condiciones naturales que garantizan la vida en el planeta, sin esas premisas, y es obvio que el proceso transformador hacia todos estos objetivos contempla, de una forma u otra, el papel del conocimiento como generador de ciencia, tecnología e innovación, afirmó Díaz-Canel, presidente protémpore del Grupo de los 77 y China.
Asimismo, sentenció que es preciso derribar ya las barreras internacionales que han obstaculizado el acceso al conocimiento en los países en desarrollo y al aprovechamiento por ellos de factores tan determinantes para el avance económico y social.
El dignatario cubano se refirió a las actuales barreras íntimamente
asociadas a un orden económico internacional injusto e insostenible que
perpetúa condiciones de privilegios para los países desarrollados y relega
condiciones de subdesarrollo a una parte mayoritaria de la humanidad.
Destacó que, sin atender estos temas, no se podrá alcanzar el desarrollo sostenible al que todos tenemos derechos por más metas que se pongan ni se podrá estrechar la inmensa brecha que separa las condiciones de vida privilegiadas de un segmento reducido de la población del planeta y el subdesarrollo que se profundiza entre las grandes mayorías.
Apuntó que tampoco se podrá confiar en que alcanzaremos un mundo de paz
en el que desaparezcan las guerras y los conflictos armados de todo tipo.
Subrayó que la ciencia, la tecnología y la innovación desempeñan un
papel trascendental en la promoción de la productividad, la eficiencia, la
creación de valor agregado, la humanización de las condiciones de trabajo, el impulso
del bienestar y la garantía del desarrollo humano.
El mandatario cubano reconoció que estamos ante la mayor revolución científico-técnica que ha conocido la humanidad, en la cual la ciencia ha modificado el curso mismo de la vida, y el ser humano ha sido capaz de conocer el espacio sideral e ingeniar sofisticadas máquinas que automatizan hasta los procesos más elementales asociados a su existencia.
Internet, resaltó, ha superado los límites espaciales y temporales.
El desarrollo tecnológico ha permitido conectar al mundo a la velocidad de un clic, ha multiplicado la capacidad de enseñanza y aprendizaje; acelerado los procesos investigativos, y dotado al género humano de capacidades insospechadas para mejorar sus condiciones de vida, significó.
Sin embargo, advirtió, estas posibilidades no están al alcance de
todos. Indicó que al respecto la ONU ya ha resaltado que la creación y difusión
de las tecnologías de producción digital de avanzada (PDA) siguen concentradas
a nivel mundial, con un desarrollo muy leve en la mayoría de las economías del
Sur.
Solo 10 economías punteras en tecnologías de PDA son responsables del 90 por ciento de todas las patentes mundiales, y del 70 por ciento del total de exportaciones directamente relacionadas con las mismas, ilustró Díaz-Canel.
Lejos de convertirse en herramienta para cerrar las brechas del desarrollo y contribuir a superar las injusticias que amenazan el propio destino de la humanidad, tienden a convertirse en armas para profundizar esa brecha y doblegar la voluntad de muchos Gobiernos y proteger el sistema de explotación y saqueo, lamentó el jefe de Estado.
Eso explica que, en medio del más colosal desarrollo científico-técnico de todos los tiempos, el mundo haya retrocedido tres décadas en materia de reducción de la pobreza extrema y se registren niveles de hambrunas no vistos desde años atrás, agregó el mandatario.
Díaz-Canel alertó que solo el 36 por ciento de la población utiliza Internet
en los países menos adelantados y en las naciones en desarrollo, frente al 92 por
ciento de acceso en los industrializados.
“No se puede hablar seriamente de avance tecnológico o de acceso
equitativo a las comunicaciones antes estas realidades”, subrayó.
“Basta señalar que, en medio de la mayor pandemia que ha conocido la
humanidad, solo 10 fabricantes concentraron la producción de vacunas contra la
COVID-19”, recordó.
La pandemia evidenció, con crudo realismo, el costo de la exclusión
científica, que cobró vidas y amplió la distancia entre el Norte y el Sur. Tras
la pandemia, nuestros países han debido afrontar duras circunstancias en las
que aún pelean para salir a flote.
Como resultado, los países subdesarrollados solo llegaron a disponer de 24 dosis de vacunas por cada 100 habitantes, cifras que fueron de 150 dosis por cada 100 habitantes en el norte industrializado, explicó.
El presidente cubano agregó
que, al acudir a los mercados financieros, los países del Sur se han enfrentado
a una tasa hasta ocho veces superior que la de los industrializados.
Lograr la participación universal, incluso en la economía digital,
requerirá invertir en nuestros países, como mínimo, más de 400 mil millones de
dólares para 2030, demanda que puede cubrirse con apenas el 19 por ciento del
gasto militar global, expuso.
Debe ser tarea prioritaria derribar los paradigmas que se limitan a los
entornos culturales y los paradigmas del Norte y que privan a la comunidad
científica internacional de un capital intelectual considerable, opinó.
Esta tendencia, sentenció, plantea como premisa la urgencia de rescatar
el elemento más dinamizador de nuestras sociedades: el ser humano y su
actividad creativa.
En este empeño, dijo, la creación de capacidad es clave para hacer realidad las promesas que la ciencia, la tecnología y la innovación entrañan para el desarrollo sostenible.
El presidente cubano instó a recuperar el espíritu de lucha, el
conocimiento tradicional, el pensamiento creativo y la sapiencia colectiva.
Luchemos por nuestro derecho al desarrollo, que es también el derecho a existir como especie, exhortó Díaz-Canel.
Solo así estaremos en condiciones de concurrir a la revolución
científico-técnica en pie de igualdad; solo así seremos capaces de ocupar el
lugar que por derecho nos pertenece en este mundo, donde nos pretenden relegar
a condición de mansos aportadores de riquezas para las minorías, afirmó.
“Cumplamos juntos la honrosa misión de completarlo, mejorarlo, hacerlo
más justo y racional, sin que pese sobre nuestros hombros la amenaza permanente
de desaparecer”, aseveró.
En homenaje a los que creyeron y fundaron, en nombre de los pueblos que representamos, hagamos respetar sus voces y reclamos. ¡Somos más y venceremos!, concluyó el dignatario cubano.
(Redacción digital. Con información del diario Granma)
En video, discurso inaugural de la Cumbre