La comunidad El Cano, en el municipio habanero de La Lisa, cumplió este
septiembre 300 años de historia, de identidad y vínculo con sus pobladores.
Para celebrarlo, llegaron los homenajes, intercambios de experiencias y
exposiciones: grandes regalos desde la casa de la cultura comunitaria, el museo
municipal y el liceo cultural recreativo Roberto Negrín, institución construida
hace 60 años.
Como era habitual en el siglo XVIII, el centro fundacional del poblado
fue una institución religiosa, en este caso: la Iglesia de la Purísima
Concepción de El Cano.
SOBRE LA IGLESIA
Para la ubicación de la principal institución social de la época, se seleccionó el punto más alto y central de una colina. En los alrededores del inmueble religioso se construirían las viviendas de los aldeanos, en un área de más de 13 hectáreas (una caballería), lo que quedó registrado en documento oficial, frente a notario, del 10 de septiembre de 1723.
Documentos históricos refieren que el espacio dedicado a la iglesia fue de 20 varas de largo por nueve de ancho. Se fabricó con paredes de tapia (trozos de tierra amasada y apisonada), techo de tejas y sin torre.
La iglesia quedó inaugurada el 23 de febrero de 1730 y declarada tenencia de la parroquia de Guanajay, bajo la devoción de La Purísima Concepción, precisa un escrito evocativo de aquel acontecimiento, divulgado por la Casa de la Cultura 11 de Junio, de la localidad.
VITAL LONGEVIDAD
Llegar a 93 años con gran vitalidad y poder compartir con los más jóvenes las experiencias de los festejos identitarios de El Cano es una alegría para Oscar Alberto Bello Rojas, quien evoca una de las fiestas tradicionales de la comunidad: la de los alfareros.
La fiesta de los alfareros se fundó en 1945. Cuando eso, yo trabajaba en un tejar, tenía 15 años, y precisamente en este local (el liceo) se estableció el primer domingo de septiembre como día de esa festividad.
Como parte de aquella iniciativa, cada tejar (llegó a haber 15, según estudios) elaboraba su almuerzo, y así fue creciendo…; cada año duraba más jornadas hasta que el jolgorio se extendió a una semana, rememora el anciano.
El Cano celebra también la dicha de conservar una rica tradición alfarera, a través de proyectos como Alfibrarte, del cual es líder la artesana Miriam Morales del Toro, quien estuvo relacionada durante años con la artesanía mediante el trabajo con las fibras vegetales.
A través de la casa de la cultura comunitaria, ella vinculó su labor habitual a la alfarería.
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Aquí, video de la TV Cubana sobre El Cano