La humanidad se enfrenta hoy a una crisis multidimensional de grandes
proporciones y consecuencias imprevisibles. Los efectos negativos generados por el injusto orden económico
internacional imperante, exacerbados tras la pandemia de la COVID-19, han
alcanzado niveles alarmantes.
Ello ha significado un retroceso importante en los discretos avances en
materia de desarrollo sostenible alcanzados por la comunidad internacional en
los últimos años.
Somos testigos de una desigualdad económica y social sin precedentes,
entre y dentro de las naciones. Los impresionantes adelantos
científico-técnicos, sobre todo en materia de salud, engrosan las arcas de las
grandes farmacéuticas y favorecen a minorías enriquecidas, en lugar de
dirigirse a asegurar la vida y el bienestar de las mayorías desposeídas del
planeta. Resulta paradójico que la ciencia, la tecnología y la innovación
estuvieran en la primera línea de respuesta a la pandemia, mientras que sus
beneficios resultaban inasequibles para los más necesitados.
Los países del Sur sufren con
mayor rigor los múltiples desafíos globales que condicionan su desarrollo y sus
esfuerzos hacia la plena implementación de la Agenda 2030.
El injusto orden económico internacional y la antidemocrática
arquitectura financiera mundial vigentes; el aumento dramático y simultáneo de
la riqueza y pobreza extremas, el creciente peso de la deuda externa; la
fragilidad de los sistemas sanitarios y educacionales, la aplicación de medidas
coercitivas unilaterales y de carácter proteccionista; las tensiones
geopolíticas y los conflictos; la inseguridad alimentaria y energética; la
volatilidad de los mercados; la brecha digital, así como también los efectos
adversos del cambio climático y la degradación ambiental, entre otros,
constituyen obstáculos determinantes para el progreso de nuestros pueblos.
En medio de ese complejo escenario internacional, los países en
desarrollo continúan apostando por avanzar en sus prioridades nacionales de
desarrollo. En ese empeño, la ciencia, la tecnología y la innovación
constituyen herramientas imprescindibles para acelerar el ritmo de la
diversificación y la transformación económicas, aumentar la productividad y la
competitividad, y facilitar la plena inserción de los países en desarrollo en
la economía mundial.
El avance científico-técnico es clave para alcanzar el desarrollo
sostenible. Sin embargo, el acceso a ello está vedado para gran parte de la
humanidad, sometida a una perenne lucha por la supervivencia. Cambiar ese escenario exige la construcción
de un mundo más justo, verdaderamente democrático e inclusivo, que privilegie
la solidaridad y la cooperación internacionales, que a su vez permitan la
movilización de los recursos necesarios para apoyar los esfuerzos de los países
en la consecución de su desarrollo, cercenado por siglos de explotación,
colonialismo y saqueo.
La unidad y el activismo del G77 y China en los debates y foros
internacionales resultan fundamentales para avanzar en las legítimas
aspiraciones de nuestros pueblos. Al propio tiempo, los intercambios al
interior del Grupo son importantes para identificar puntos de convergencia y
explorar mecanismos e iniciativas que tributen a la complementariedad entre los
países del Sur en los principales temas de nuestro interés.
El papel de la ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo
ha ido ganando relevancia para el Grupo de los 77 y China.
Las prioridades del Grupo en este ámbito se han integrado en los
documentos resultantes de la I y II Cumbre Sur.
Asimismo, se destaca la
presencia del tema en las declaraciones finales de las reuniones de ministros
de Relaciones Exteriores del Grupo, así como también en los resultados de las
discusiones del Grupo sobre esta temática.
Frente a la creciente marginación tecnológica del Sur, la ciencia, la
tecnología e innovación constituyen una prioridad a defender por los países del
Grupo, debido a su gran impacto en el desarrollo y en el enfrentamiento eficaz
a los retos actuales.
En ese espíritu, Cuba, en su condición de presidente del Grupo de los
77 y China, acoge este viernes y el sábado una Cumbre de Jefes de Estado y de
Gobierno bajo el tema Retos actuales del desarrollo: papel de la
ciencia, la tecnología y la innovación.
OBJETIVOS DE LA CUMBRE
· Propiciar el debate y el análisis sobre los
principales desafíos del Sur para avanzar hacia el desarrollo sostenible, en
particular el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación en apoyo a la
seguridad alimentaria, la salud, los nuevos procesos productivos, el bienestar
humano y el medioambiente sano, la gestión de los gobiernos y el sector
privado, así como la contribución de la educación y la ética en la ciencia y la
tecnología, los modelos de ciencia abierta, el papel de las ciencias sociales y
humanísticas para el desarrollo de nuestras sociedades, entre otros temas
relevantes.
· Dar continuidad y desarrollar lo acordado por
los jefes de Estado y de Gobierno en la I y la II Cumbre Sur, celebradas en La
Habana (2000) y Doha (2005), respectivamente.
· Sentar las bases de las posiciones e
intereses que defenderá el Grupo en el contexto de los múltiples procesos de
negociación multilaterales en curso, de gran relevancia para el G77 y China,
como el Pacto Global Digital, el proceso de Revisión General de la Cumbre
Mundial sobre la Sociedad de la Información (WSIS + 20), la Cumbre de los Objetivos
de Desarrollo Sostenible, la Cumbre del Futuro; y otros, frente a los que se
requerirá de un accionar concertado.
· Dar impulso renovado a cuestiones medulares
del desarrollo de las naciones del Sur, desde la contribución de la ciencia, la
tecnología y la innovación, así como definir acciones prácticas para atender
las disparidades existentes entre países desarrollados y en desarrollo, y
abogar por el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de
Ayuda Oficial para el Desarrollo, transferencia de tecnologías y financiamiento
necesarios para el desarrollo de los países del Sur.
(Redacción digital. Con información del diario Granma)