El 14 de octubre de 1991, en medio de una de las etapas más difíciles de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz clausuró el IV Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Ese importante cónclave de la máxima dirigencia política del
país aconteció en Santiago de Cuba, cuyo título honorífico de Ciudad Héroe ilustra el rol decisivo de
los hijos de aquella tierra oriental en las luchas y las victorias de la patria.
Después de cinco días de intenso trabajo, en jornadas que se
prolongaron 14 y 15 horas, se efectuó el acto popular de clausura del magno
evento partidista, en la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo, congreso en el cual fueron
ratificados Fidel y Raúl Castro Ruz como primer y segundo secretarios del
Comité Central del Partido Comunista de Cuba, respectivamente.
“La historia no olvidará jamás este congreso, porque tiene
lugar en uno de los más difíciles momentos de la vida de nuestro país. Y si
hacía falta un congreso histórico y heroico de la vanguardia revolucionaria,
continuadora de la obra de nuestra hermosa historia, ¿qué otro lugar, qué otro
punto, qué otra atmósfera, qué otro escenario podía ser el de ese IV
Congreso?”, dijo Fidel.
Y añadió:
Este congreso es histórico por muchas cosas, ¡por muchas cosas!; pero entre otras es histórico porque el destino nos ha convertido en abanderados de la Revolución de los humildes, de la Revolución de los trabajadores, de la Revolución de los explotados; porque nos ha convertido en abanderados del movimiento revolucionario, progresista y democrático del mundo.
(Francis Normiella Yaujar y ACN)