La cultura, madre del decoro y savia de la libertad

La cultura, madre del decoro y savia de la libertad

Este 20 de octubre se celebra el Día de la Cultura Cubana, como recordación y homenaje a un hecho de gran significación ocurrido en similar día en el año 1868, cuando los luchadores independentistas encabezados por Carlos Manuel de Céspedes lograron el control de la ciudad de Bayamo.

Ante el júbilo de los habitantes de aquella ciudad oriental, ese 20 de octubre de 1868, Pedro (Perucho) Figueredo creó la letra de lo que es en la actualidad el Himno Nacional cubano.

Ya con antelación, él había compuesto la parte instrumental. Ese día el pueblo bayamés, al entonar la marcha guerrera, celebró la victoria obtenida por los luchadores independentistas cubanos.

Precisamente, ello sirvió para que muchos años después, exactamente en 1980,  se escogiera el 20 de octubre como día de la cultura nacional,  mediante el Decreto número 74 de 1980 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba.

En esta fecha, queremos hoy también hablar acerca del gran significado que una gran figura de nuestra historia, José Martí, le concedió a la cultura a la que catalogó como:

En uno de los trabajos que publicó en el periódico La Nación, de Buenos Aires, Argentina, en la edición correspondiente al  26 de junio de 1888, Martí planteó que la cultura quiere cierto reposo y limpieza, así como también la vida doméstica. 

Hizo referencia, además, a la influencia que podía ejercer la cultura en los seres humanos. 

No exactamente en uno de sus trabajos periodísticos o discursos, pero sí en algunos de sus apuntes, reflejados en el tomo 22 de sus Obras Completas, se puede apreciar algo significativo que sirve para ejemplificar en forma elocuente lo que él dijo al respecto.

Martí expresó

Es el efecto de la cultura en la mente humana mirar a lo real como fenómeno, y no como sustancia: lo real, accidente y efecto: y el espíritu, de indispensable existencia.

En otros trabajos periodísticos, así como también en sus apuntes, Martí resaltó la significación que le concedió a la creación artística y literaria, como expresión concreta de la cultura.  

Aseguró que  en la creación de la obra artística hay un hecho innegable: “... lo bello se produce sin que él que lo produce sepa en qué consiste.” 

Para Martí, el artista no analiza su obra en el acto de creación, sino que la hace.  

Comentó, además, que las obras hechas no son a veces más que revelaciones de las que se pueden hacer y en  una reflexión que hizo sobre el drama Impulsos del corazón, de José Peón Contreras, en un trabajo  publicado en la Revista Universal, de México, el 12 de octubre de 1876, afirmó que hay obras que requieren el examen, y otras la contemplación.

Más allá de la gran labor realizada por Martí para lograr la reanudación de la guerra por la independencia de Cuba, además de su quehacer como periodista, cónsul de países latinoamericanos y profesor, él también dio un aporte significativo en el campo de la cultura.

Desde la etapa de su juventud, concibió múltiples poemas. Incluso, llegó a publicar dos libros de poesías, el primero identificado como Ismaelillo, dedicado especialmente a su hijo José Francisco, y el segundo los Versos Sencillos.

Además, elaboró una cantidad de Versos Libres, otros poemas y Cartas Rimadas.

Igualmente, Martí creó varias obras de teatro y una novela, escribió reseñas sobre visitas que realizó a exposiciones y destacó la labor de poetas, escritores, músicos, pintores y escultores.

El Héroe Nacional cubano expuso consideraciones muy significativas sobre distintas manifestaciones artísticas.

A la música la calificó como la más bella forma de lo bello, y  también detalló:

El color tiene límites; la palabra, labios; la música, cielo. Lo verdadero es lo que no termina y la música está perpetuamente palpitando en el espacio.



Acerca de la trascendencia de la cultura, el Comandante en Jefe Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana, trató en varios de sus discursos, tanto en la clausura de eventos nacionales e internacionales que tuvieron por sede a Cuba, como en encuentros que sostuvo con artistas y escritores en los congresos de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba.

Por ejemplo, el  29 de abril de 1960, señaló en el discurso que pronunció en la ciudad de Matanzas, en la conversión del cuartel Goicuría en centro escolar:

Porque hay algo que vale mucho, hay una gran herencia que la humanidad ha recibido, y es la cultura, son los conocimientos. Y esa es la gran herencia que tiene la humanidad: la herencia de la cultura.

Y  al tratar con respecto a la trascendencia de la cultura y la labor de los creadores en el discurso que pronunció el 30 de abril de 1971 en La Habana, en la clausura del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, Fidel precisó: 

Para nosotros, un pueblo revolucionario en un proceso revolucionario, valoramos las creaciones culturales y artísticas en función de la utilidad para el pueblo, en función de lo que aporten al hombre, en función de lo que aporten a la reivindicación del hombre, a la liberación del hombre, a la felicidad del hombre.

Y sobre la importancia de la educación y la cultura política de los pueblos, también Fidel comentó el 23 de julio de 1972  en La Habana , en el acto con motivo de la terminación del montaje de una unidad en Tallapiedra:

Pero insisto en que realmente un pueblo será tanto más fuerte, tendrá un porvenir tanto más seguro, cuanto más cultura, cuanto más capacitación tenga en todos los órdenes; pero sobre todo cuanto más cultura política, cuanto más cultura revolucionaria tenga ese pueblo.

(Redacción digital. Con texto y fotos del Portal del Ciudadano de La Habana)

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