Eliseo Grenet: ¡Ay, Mamá Inés!

Eliseo Grenet: ¡Ay, Mamá Inés!

"(…) yo soñaba que la tocasen —su música— las 10 000 orquestas que podría haber en toda Europa (…) “Había que darles, pues un ritmo nuevo, típico cubano, pero fácil de comprender."

Lo anterior fue aseverado en Francia por el laureado compositor y pianista cubano Eliseo Grenet Sánchez (1893-1950). Tal parece, según consta en una de las fuentes consultadas, que vino al mundo predestinado a la música. Téngase en cuenta que con solo un quinquenio de vida dio inicio a los estudios de piano y que a los nueve comenzaba su trayectoria musical.

Especialistas en esta personalidad del arte destacan que, gracias a la calidad de sus obras, entre estas el laureado tango-congo ¡Ay, Mamá Inés!, junto a otras muchas relevantes, mereció el favor del público no solo en su Cuba natal, sino en América del Sur y otros puntos de la geografía mundial.

Trabajó desde muy joven. Tocaba el piano en cinematógrafos localizados en los barrios. Más adelante ocupó la responsabilidad de liderar, musicalmente, la compañía de otro grande: Arquímedes Pous. Llegó a componer la música de toda una serie de obras musicales del propio Pous, entre estas las tituladas La canción del mendigo, El submarino y Los funerales de Papá Montero.

En el conocido Teatro Alhambra, Grenet dio a conocer algunas de sus piezas.

Estudiosos en el quehacer del compositor puntualizan la influencia que tuvieron en su amplio currículo las zarzuelas Niña Rita, a dos manos con Lecuona, donde se destacan la mencionada ¡Ay, Mamá Inés! y la titulada La virgen morena, esta última con éxito total en España, donde tuvo un centenar de representaciones.

Este genial músico creó una jazz band, con la que grabó en Nueva York. También realizó un periplo que abarcó la república mexicana, varios estados sureños norteamericanos, República Dominicana y Puerto Rico.

En La Habana, el estreno de Niña Rita devino todo un suceso en 1927. En esa pieza, se produjo el debut de La Única, como se conoció, andando el tiempo, a Rita Montaner.

Como parte de su intenso quehacer, creó una agrupación de variedades: Cubanacán, y al frente de ella recorrió parte de Centro y Suramérica. Llegó a España tras ser deportado por el Asno con Garras, el tirano Gerardo Machado. Allí tuvo éxito rotundo su obra La virgen morena.

De ahí pasó para París, Francia, donde con igual éxito puso en escena La virgen morena. Y en la capital realizó su gran musical: pensando en la comparsa de Los Hoyos, encontró el ritmo que buscaba, la conga, que ya existía: lo que hizo fue una estilización de la conga, en su coreografía. Presentó el espectáculo incluso en Londres y, de ahí, a la meca del cine: Hollywood; viaja también a México y a Buenos Aires.

Eliseo Grenet Sánchez falleció en la capital cubana, el 4 de diciembre de 1950. Una reseña precisa que, en el entierro, la Banda Musical de La Habana, bajo la batuta de Gonzalo Roig, tocó Lamento cubano.

Entre sus obras figuraron los boleros Las perlas de tu boca (música) y Triste peregrino; las canciones Boquita azucarada, El Mendigo, El sitierito, Lamento esclavo y Tabaco verde; los congos Camina p’alante y La llave de oro; y los danzones La mora, Si me pides el pesca’o te lo doy, y Si muero en la carretera, entre muchos otros.

A ello se une la música para películas, revistas musicales y para el teatro lírico, así como pregones, congos, sucu-sucu, y por supuesto los archifamosos ¡Ay, Mamá Inés! y La virgen morena. (Redacción digital. Con información del periódico El Invasor)

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