La carrera de la actriz Yaité Ruíz ha sido un viaje apasionante y en constante evolución. Desde su primera incursión en el mundo de las artes escénicas a una temprana edad, hasta su actual prominencia en la escena actoral cubana, ha demostrado un compromiso inquebrantable con su oficio y un talento excepcional.
Su primer encuentro con el teatro ocurrió cuando participó en un taller de actuación impartido por Raúl Eguren en el Museo Napoleónico. A pesar de su corta duración, este momento marcó el inicio de su amor por el arte escénico, que creció a lo largo de los años.
Durante su juventud, mientras asistía a la escuela vocacional Lenin, Yaité recibió la influencia de una compañera de aula que hizo la prueba de aptitud para el Instituto Superior de Arte (ISA) y fue seleccionada. Este hecho la inspiró a seguir el mismo camino, y se sometió al examen con un monólogo desafiante: Emelina Cundeamor, de Eugenio Hernández Espinosa. Su determinación y esfuerzo la llevaron a vencer la prueba, allanando el camino hacia una formación actoral de alto nivel.
Cuando se le pregunta sobre su mayor ambición como actriz, Yaité revela su deseo de lograr un “desdoblamiento total”, donde cada ser que interprete sea único y diferente de los demás. Esta búsqueda de la diversidad y autenticidad en su trabajo la ha llevado a enfrentar una amplia gama de personajes y desafíos a lo largo de su carrera.
En la actualidad, Yaité Ruíz se encuentra en el centro de la escena con la telenovela El derecho de soñar. Su interpretación magistral de María Luisa “Muñeca”, un personaje con situación de discapacidad intelectual, ha conmovido al público y la ha convertido en una figura querida por millones de cubanos que sintonizan la serie cada lunes, miércoles y viernes para disfrutar de cada nuevo episodio.
Antes, había colaborado con Alberto Luberta Martínez en telenovelas como Entrega y Tan lejos y tan cerca. Tras finalizar su participación en esta última producción, recibió una retadora propuesta del director para un nuevo papel en su próximo proyecto televisivo. A pesar de que la diferencia de edad entre Yaité y el personaje planteó un obstáculo, su dedicación y esfuerzo por impregnarle un aspecto juvenil y auténtico a su interpretación, la hicieron merecedora del libreto después de tres rondas de casting. Así comenzó la historia de Yaité en la piel de Muñeca.
Personajes como Muñeca requieren una fuerte preparación física y psicológica. ¿Puedes compartir más detalles sobre cómo te sumergiste en el mundo de María Luisa y su discapacidad intelectual?
—Desde el proceso de casting, empecé a visitar a una joven con situación de discapacidad intelectual moderada, ya que esa era la característica requerida para los personajes en la audición. Mi objetivo era observarla para poder imitarla. Aunque no tomé mucho de su interpretación, incorporé algunas de sus características a María Luisa. Una vez obtuve el papel, trabajamos en la parte psicológica con la ayuda del Dr. Vera, una autoridad en estos temas. En cuanto a la parte física, María Luisa también incorpora un poco de una compañera que estudió conmigo en el ISA que, aunque no tenía discapacidad intelectual, enfrentaba problemas motores.
“Este personaje posee un atractivo especial desde el principio, que comienza con su discapacidad. Su condición, el hecho de ser discapacitada, cambia completamente la perspectiva. Y, ¿no es cierto que cuanto más distante esté el actor del personaje, mejor? Al menos en términos físicos y psicológicos, es mucho más interesante interpretar a una persona que no tiene ningún tipo de conexión, ya sea externa o psicológica. Aunque en el aspecto emocional, María Luisa y yo compartimos muchos puntos en común”.
¿Cómo describirías a María Luisa en tus propias palabras?
—María Luisa es una joven adulta en situación de discapacidad que, al igual que todos en su situación, merece ser valorada, respetada y visibilizada por nuestra sociedad. Creo que este es el papel más desafiante, interesante y complejo que he tenido en mi carrera.
“En mi rol como actriz, creo que visibilizar y defender a personas en esta condición es una labor social importante. Mi objetivo es transmitir un mensaje de amor y defensa total, ya que cuando te sumerges en este mundo, te das cuenta de que lamentablemente es un sector de nuestra sociedad que a menudo se ignora. Las personas suelen reaccionar con compasión, como si fueran incorregibles, al ver a alguien con discapacidad. Sin embargo, estas personas forman parte de nuestra sociedad y merecen tener la oportunidad de trabajar y llevar una vida emocional y personal digna y respetada; seguir desarrollándose y aprendiendo”.
¿Qué lecciones personales has aprendido a través de este personaje?
—María Luisa me ha enseñado una lección valiosa, actuar desde el amor, a través de su ingenuidad y su mente de niña de aproximadamente siete años, que es su edad intelectual debido a su situación de discapacidad. A pesar de los momentos difíciles y desafiantes en el rodaje, tanto a nivel del personaje como en la producción, María Luisa me ha demostrado la importancia de mantener la alegría y abrazar este personaje con amor.
“Esta experiencia ha cambiado mi perspectiva sobre mi trabajo. De hecho, he creado un proyecto llamado ‘Yo contigo y tú conmigo’, inspirado en la frase de nuestros personajes, con el propósito de visibilizar a personas en esta condición. Me tomo muy en serio el mensaje que deseo transmitir a la gente y a la sociedad a través de mi trabajo, sin importar el tipo de personaje que interprete. No se trata de defender por defender, sino de comprender que los personajes, como seres humanos, tienen sus luces y sombras. Es esencial ver a las personas con amor, empatizar con ellas y comprenderlas.
“Otra lección importante es que este tipo de personas no tiene objetivos a largo plazo en la vida. Sus metas son similares a las de los niños, son inmediatas, del momento. Cuando le preguntamos a un niño qué quiere ser cuando sea grande, estamos proyectando una visión de futuro que quizás ni siquiera ha surgido en ellos.
“Desde la perspectiva de mi personaje, lo entendí como vivir en el presente. No digo que no debamos tener metas, porque los objetivos son fundamentales para enfocarnos en la vida y trabajar hacia lo que deseamos. Sin embargo, también es importante no vivir constantemente preocupados por el futuro, sino vivir desde el presente. Esto implica tener objetivos inmediatos, y cuando los alcanzamos poco a poco, podemos acercarnos a lograr nuestras metas a largo plazo”.
¿Cómo ha sido la respuesta de la audiencia hacia Muñeca y la temática de inclusión que aborda?
—Hemos atravesado varias etapas en este proceso. En un principio, experimentamos un fervor total, ya que los personajes acapararon la atención del público desde la escena uno. Luego, pasamos a una etapa de crítica profunda y desconocimiento especializado, particularmente en las redes sociales. Algunas personas comenzaron a comentar que los personajes parecían exagerados o caricaturescos. Claramente, la falta de conocimiento sobre el tema, como mencioné anteriormente, contribuyó a este polémico debate generado, especialmente en Facebook.
“Esta parte de nuestra sociedad está prácticamente invisibilizada, y muchas personas no comprenden los trastornos y las características de cada uno de ellos. Creo que todos tenemos derecho a expresar nuestras opiniones, siempre y cuando lo hagamos desde el amor y con total respeto.
“Después de esta etapa, varios psiquiatras y psicopedagogos salieron en nuestra defensa, junto con otros actores y compañeros. La historia de los personajes avanzó un poco más. Supongo que la gente se reconcilió en cierto sentido. Esto se debe a que, como mencioné antes, este es un sector invisibilizado de nuestra sociedad, y las personas no están acostumbradas a verlo.
“En la actualidad, creo que Pipo y Muñeca son muy queridos, y hablo en plural porque no puedo imaginar uno sin el otro. Son muchas las muestras de cariño que recibimos a diario. Creo que el objetivo que teníamos se ha cumplido totalmente”.
La química entre tu personaje Muñeca y el de Frank Andrés Mora “Pipo” es evidente en la pantalla. ¿Puedes contarnos cómo construyeron esta relación y cómo ha influido en la trama?
—Desde el día del casting, en el que nos aprobaron en la tercera vuelta, hasta el día de rodaje, solo nos veíamos ocasionalmente durante los ensayos. En la televisión, estos ensayos suelen ser principalmente de lectura. También hubo otro momento cuando nos encontramos con el Dr. Vera. Todo era muy teórico, y yo sentía que necesitábamos más para construir una relación creíble como dos personas que se conocen desde la niñez.
“Comenzamos a crear una historia, pero nos faltaba esa experiencia de vida para profundizar en nuestros personajes. Quería conocerlos más a fondo y tener información sobre cómo son en su entorno hogareño. Esto nos permitiría reaccionar, actuar y utilizar objetos del hogar de manera más auténtica durante la filmación. Fue entonces cuando se me ocurrió una idea…
“Una mañana, cuando apenas nos conocíamos y aún no habíamos pasado el casting, le envié un mensaje de voz a Frank en el personaje de María Luisa. En el mensaje, le conté que él se había ido y se había olvidado la leche en la mesa, y el gato se la había bebido. Le pedí que trajera pan pronto y que ya lo extrañaba. Ese día, Frank también me respondió con un mensaje de voz muy simpático. A partir de ese momento, comenzamos a intercambiar mensajes de voz y audios frecuentemente para conocer mejor a nuestros personajes.
“Creamos situaciones como: ¿Qué pasaría si María Luisa quedara atrapada en la casa? ¿Y si le escribiera una carta a Pipo? Dado que en la historia ella no tiene teléfono, el celular es de él. A veces le enviaba audios como si fueran cartas, diciendo cosas como ‘Querido Pipo, estoy en la emisora’ y detalles específicos que intercambiábamos través de los mensajes de voz. Esto fue fundamental para el desarrollo de los personajes y la relación que debían tener.
“Cuando finalmente llegó el rodaje, que ocurrió mucho antes de lo previsto, no nos sentíamos completamente preparados, pero creo que utilizar esta herramienta nos permitió conocernos mutuamente y a nuestros personajes con mayor profundidad, lo que nos brindó más confianza y apoyo.
“Recuerdo que, en el primer día de rodaje, nos miramos y sabíamos que no estábamos completamente preparados. Sin embargo, nos brindamos mutuo apoyo desde esa inseguridad. Entramos a filmar completamente inseguros. De hecho, fuimos los primeros en grabar la primera escena de toda la novela. Fue una escena bastante complicada, que representaba la primera vez que nos escapábamos de la casa”.
¿Tienes alguna anécdota divertida o emocionante que quieras compartir relacionada con tu trabajo en la telenovela?
—Hubo muchas anécdotas durante el rodaje. Cada día nos divertíamos, incluso en las escenas de carga emocional fuerte. La relación entre los personajes me hizo comportarme de manera un poco malcriada como actriz. A veces le pedía cosas a Frank, como “Ay, Frank, búscame un poco de agua” o “Ay, Frank, dame tu platanito del almuerzo”. Esto era bastante simpático, ya que nuestra relación estaba muy relacionada con los personajes.
“En los ensayos, solía proponer cosas jocosas o simpáticas basadas en la inocencia de los personajes. Luego, en la filmación, Frank a veces tomaba esas ideas y las decía él mismo en la escena. A veces yo también le robaba sus textos. Por ejemplo, un día él me dijo: ‘Mira, cuando termines tu escena, vete de cámara para que yo pueda hacer una reacción’. Yo le pregunté qué reacción iba a hacer, y él no quería decírmelo porque solíamos robarnos ideas. Al final, hicimos la escena, y cuando terminó, él esperaba que me fuera de cámara, pero yo me quedé un poco para asustarlo. Él cortó y me dijo: ‘Muñeca, vete’, con la voz de Pascual. Así que nos divertíamos mucho haciéndonos travesuras todo el tiempo, y fue una experiencia muy bonita”.
Después de enfrentar el desafío de dar vida a María Luisa, Yaité Ruíz se siente ansiosa por explorar nuevos horizontes en el mundo del cine ahora como meta. A pesar de su amplia experiencia en la actuación, anhela la oportunidad de interpretar un personaje que sea mucho más contenido y trabaje desde la perspectiva de la contención de las emociones, un estilo característico del séptimo arte.
Una de las lecciones más valiosas que Yaité Ruíz ha aprendido a lo largo de su carrera, y que le ha quedado especialmente grabada gracias a su experiencia con María Luisa, es la importancia de actuar desde el amor. Esta lección la ha llevado a abordar cada personaje con comprensión, empatía y un profundo respeto por la diversidad de las experiencias humanas. Con una carrera llena de logros y un compromiso inquebrantable con su arte, Yaité Ruíz sigue desafiándose a sí misma y explorando nuevas dimensiones en su búsqueda constante de la excelencia en la actuación.
(Tomado de la revista Alma Mater)