Redescubrir el “aliento mítico” de la Revolución, y desde él
levantarse; reencontrar los caminos de leyenda y heroísmo que hicieron vivir
episodios como los de Girón, o como la lucha contra bandidos; sumergirnos en la
épica de una vorágine que por su humanidad merece ser contada, cantada, y desde
luego seguirse haciendo.
A esa hermosa tarea, y desde un discurso útil y hermoso en todas sus
líneas convocó este sábado, desde el Palacio de la Revolución, el primer secretario
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (CCPCC) y presidente de la
República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en sus palabras de clausura al VII Pleno
del Comité Central del Partido Comunista.
Desarrollemos las fuerzas productivas, y también las fuerzas
espirituales de la Revolución, dijo el jefe de Estado, quien, además, definió
que por ahí van los caminos de fortalecer el orgullo de ser cubanas y cubanos.
El mandatario dedicó las primeras palabras de su intervención a la
proyección de Cuba en la arena internacional, especialmente durante este año
que va terminando.
Destacó “la fortaleza de la política exterior de la Revolución cubana”,
sostenida esencialmente en el heroísmo del pueblo y con fuertes raíces en la
ejecutoria y el legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Cuba, su desempeño y ejemplo a
nivel planetario, ha llevado -como reflexionó el dignatario- a la bancarrota
del aislamiento a que el imperialismo ha pretendido someter al país caribeño. Y en ese punto del discurso, no pasó por
alto el papel desarrollado este año, por la nación caribeña, al frente del Grupo de los 77 y China, en calidad de
presidente pro-témpore.
Ese momento del VII Pleno fue oportunidad para que el Jefe de Estado
levantara, otra vez, la denuncia contra el genocidio que se viene perpetrando
contra el pueblo palestino; y también fue el espacio para recordar la crueldad
del bloqueo imperial contra Cuba: El impacto -valoró el mandatario- que ese
cerco representa para la economía y la sociedad cubanas, “es muy duro”.
Sobre lo anterior, Díaz-Canel enfatizó: “Pero no nos podemos abrumar,
ni agobiar, desunir ni desmovilizar”. Por eso llamó a seguir siendo optimistas;
a no abandonar la “confianza en la victoria”; y a tener la certeza de que los
cubanos superarán sus desafíos con trabajo, talento y creatividad propia; “o
sea, con resistencia creativa”.
En ese combate de resistir y vencer, el presidente cubano evocó a Fidel
y a Raúl, y a la escuela –aprendida de ellos—de la “corrección oportuna”.
Díaz-Canel Bermúdez trajo a colación el momento del año 2000, cuando el
Comandante en Jefe “nos convocó a cambiar todo lo que debía ser cambiado”. E
hizo referencia al año 2005, cuando Fidel advirtió desde el Aula Magna de la
Universidad de La Habana que la Revolución podía autodestruirse.
Sobre preceptos legados por el líder histórico de la Revolución Cubana,
enfatizó el Jefe de Estado: “Sus ideas sobre la importancia de la
rectificación constante dentro del proceso revolucionario, han trascendido en
el tiempo”. Y en tal sentido destacó el valor de la “observancia
crítica”, por parte de los revolucionarios, con relación a las causas
que pudiesen atentar contra un proceso emancipador siempre amenazado.
Díaz-Canel habló de “corregir todo lo que se aparte del espíritu de la
Revolución”; y de saber crear soluciones nuevas para todos los problemas.
UN PLENO IMPORTANTE Y
ESTRATÉGICO
De reunión buena e importante calificó el Presidente cubano al VII
Pleno. Dijo “importante” atendiendo al “carácter estratégico” del encuentro:
“Aquí discutimos -enunció- los problemas fundamentales del país en este
momento”. Y reflexionó sobre por qué la cita de estas horas ha sido buena: “Porque
se ha discutido sin complacencia y con un aprovechamiento bastante óptimo del
tiempo”.
En otro momento el mandatario valoró: “Durante estos dos días hemos
hablado de esfuerzos que todavía no se traducen en soluciones; de medidas que
no fructificaron, y de pronósticos que no se cumplieron”. Y compartió una
reflexión que lleva a otras tantas en la Cuba de hoy: “¿Por qué podemos
desarrollar una inversión de la envergadura del trasvase Este-Oeste del
municipio de Mayarí en Holguín y no logramos que esa inversión se traduzca en
mayor producción de alimentos?”.
“No olvidemos nunca -dijo- que lo que el pueblo espera son resultados. Y
a cada uno de nosotros, mujeres y hombres del Partido, que también somos el
pueblo, nos corresponde eso que tan gráficamente definía Tapia (el viceprimer
ministro Jorge Luis Tapia Fonseca) en buen cubano: poner comida en el plato de
la gente. Y no solo eso, sino mucho más.”
La insatisfacción -recalcó en otro momento de su discurso el Presidente
cubano- “es un motor que mueve las energías revolucionarias. Porque sacude la
vergüenza”. Y destacó más adelante la trascendencia de caminar con el
pueblo, dentro de él, de ir al corazón de los barrios -allí donde la gente no
ha perdido las esperanzas-; afirmó que es entre la gente de pueblo que “se
logra activar a plenitud la participación, sin la cual no es posible el
socialismo”.
ANTE TODO, LA FÓRMULA ES
TRABAJAR
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba
dijo a los delegados del VII Pleno que, “con la crudeza que el momento demanda,
Alejandro Gil (viceministro primero y titular de Economía y Planificación)
reconoció que las medidas adoptadas para contener la inflación no han sido
efectivas”. El dignatario subrayó que “para enfrentar ese y otros complejos
problemas asociados a la macroeconomía se diseñan acciones que deberán ponerse
en práctica en 2024”.
La pregunta que a diario nos formulamos -dijo el mandatario- es qué
vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer. Ante todo, aseveró, la fórmula es
trabajar, hacerlo bien. Y recordó que ninguna medida resolverá por sí sola
todos los problemas, y que -en esa suerte de Obra colectiva- “nadie tiene la
verdad absoluta”.
En otro punto de sus palabras, y aludiendo a una idea que ya el Primer
Ministro, Manuel Marrero Cruz, había compartido en la jornada del VII Pleno, el
Jefe de Estado hizo la siguiente reflexión: “trabajamos en un escenario de
economía de guerra. Con decisiones consensuadas, con trabajo colectivo, con
pasión y energía, todos estamos convocados a revertir la situación actual”.
“Si cada medida de los enemigos declarados de nuestra independencia es
una bomba silenciosa que busca derribar los muros de nuestra resistencia; cada
respuesta de Cuba debe estar orientada a desactivarlas, una a una, con el
talento y la dignidad de los cubanos.”
“Nos estaríamos rindiendo de
antemano -resaltó- si vemos esa guerra como una desgracia insuperable. Debemos
verla como la vieron en sus respectivos tiempos los próceres y los líderes
históricos: como la oportunidad de crecernos y superarnos a nosotros mismos,
mientras el adversario queda desnudo en su maldad ante el mundo”.
Sobre el valor que reviste en tiempos como estos el trabajo político
ideológico, el dignatario hizo referencia a un desafío indudable: ese trabajo
ideológico debe generar emociones y sentimientos, y tiene que hacerse de modo
muy especial con generaciones nuevas, las cuales se comunican a través de
códigos muy propios, diferentes de los anteriores.
PLAN CONTRA PLAN
“En unos pocos días -expresó Díaz-Canel Bermúdez- estará sesionando la
Asamblea Nacional. Nos esperan nuevos análisis y más debates, relacionados con
las decisiones aquí anunciadas”.
“En vísperas del aniversario 65 de la Revolución Cubana, su dirigencia
política, su militancia comunista, sus hijos patriotas y revolucionarios, estamos
convocados a actuar juntos por un objetivo común: Salvar la Patria, la
Revolución, el socialismo, y vencer”.
Seguidamente el Jefe de Estado denunció que la contrarrevolución
promueve acciones que buscan romper la estabilidad del país, y que tales afanes
provienen de mentes enfermas, desesperadas e impotentes. Quienes intentan
dañar, aseveró el mandatario, se sienten alentados por la política imperial que
busca la asfixia económica Isla adentro. La contrarrevolución, advirtió, que no
espere magnanimidad ni generosidad de la Revolución: sobre ellos, caerá todo el
peso de la Ley.
Hacia el final de su intervención de clausura, Díaz-Canel evocó a José
Martí, “inspirador y guía de la Generación de su centenario, que trajo hasta
aquí la Revolución victoriosa, cuyas banderas hoy nos honra levantar”.
El mandatario citó al Apóstol: “A un plan obedece nuestro enemigo: el
plan de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos
nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos,
burlarlo (…) Plan contra plan. Sin plan de resistencia no se puede vencer un
plan de ataque”.
A la frase, el Presidente cubano añadió: “Y todos nosotros juntos, con nuestro pueblo, lo haremos”. Compartió entonces un Patria o muerte, Venceremos, y un Viva Cuba Libre. (Redacción digital. Con información del sitio web de la Presidencia)