No es fortuito el énfasis puesto por las autoridades en el inicio de la campaña de declaración y pago de tributos.
El preocupante déficit presupuestario del pasado año, con su
repercusión en los bolsillos de todos, impulsa a ser más estricto en la
recaudación tributaria, principal fuente de ingresos para el presupuesto
estatal.
Recordemos que, en la
presentación al Parlamento de ese presupuesto, en diciembre último, el ministro
Vladimir Regueiro informó que se proyectan ingresos netos por más de 333 mil
millones de pesos, cifra que, sin embargo, tiene
carácter mínimo y financia solo el 69 por ciento de los gastos totales.
Por eso, es necesario hacer crecer los ingresos, una responsabilidad que recae sobre la red territorial de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (Onat).
PAGAR LO QUE SE DEBE
Hay que reconocer que la
Onat ha hecho un buen trabajo para que los contribuyentes puedan hacer sus
pagos de la manera más fácil.
La ampliación de los
servicios de pago en las pasarelas digitales es un proceso gradual que gana
adeptos.
Más allá de las facilidades institucionales, ese pago siempre será una
responsabilidad personal en un país donde la cultura tributaria aún es baja, la
carga fiscal es relativamente alta y conviven múltiples formas de gestión.
Pagar los tributos es
también una forma de enfrentar la inflación y así reducir las actuales
desigualdades sociales.
Ese dinero que se ingresa al fisco es la fuente para financiar el gasto público y la contribución al crecimiento económico de un país urgido por hallar la definitiva senda del desarrollo y la prosperidad. (Tomado de Radio Reloj)