Festival Nacional de la Prensa, una apuesta por el cambio

Festival Nacional de la Prensa, una apuesta por el cambio

¡Cambiemos o cambiemos! Es casi temerario intentar abrir el camino para un nuevo modelo de prensa público para el socialismo en Cuba en el actual contexto internacional, afirmó Ricardo Ronquillo, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (Uprec).

“Cuando el sueño de un nuevo orden mundial de la información fue suplantado por el totalitarismo, nada aminoró la voluntad del Partido (Comunista de Cuba), liderado por Fidel (Castro), de cambiar lo que debe ser cambiado en el sistema de prensa público cubano, significó Ronquillo en la fecha anterior, en la apertura del IV Festival Nacional Virtual de la Prensa Julio García Luis.

“No hablamos de una utopía, sino de un giro palpable en muchos medios que avanzan con mayor integralidad”, remarcó el directivo en la fecha inaugural del evento, que se desarrolla hasta este miércoles en La Habana, con trasmisión por videoconferencia a las sedes provinciales de la organización, precisa una información de Cubadebate.

El maestro de periodistas Julio García Luis pensaba que se puede cambiar la prensa sin cambiar el socialismo, pero no se puede cambiar el socialismo sin cambiar la prensa, recordó Ronquillo, quien adelantó que el Festival debe conducir a pensar cómo resolver algunos de los graves problemas acumulados en el sistema de prensa público cubano.

La arrancada del festival contó con la asistencia de Rogelio Polanco, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefe de su Departamento Ideológico; Alfonso Noya, presidente del Instituto de Información y Comunicación Social (IICS); Tubal Páez, Presidente de Honor de la Upec, y los vicepresidentes del IICS Belkis Pérez, Jorge Legañoa y Onelio Castillo.

También estuvieron en el teatro central de la Upec Nadia Díaz, viuda de García Luis, el gran comunicador y académico al que se dedica cada año el festival, además de estudiantes de la carrera, periodistas y directivos de medios de prensa.

A seguidas de la ponencia de Ronquillo, la doctora Rosa Miriam Elizalde ofreció una conferencia magistral, marcada precisamente por la idea “¡O cambiamos o cambiamos!”, un cuidadoso homenaje por la obra y por la vida de García Luis.

Bajo el título Julio García Luis y sus porqués para transformar la comunicación en Cuba, Rosa Miriam comenzó con un pedido:

“Permítanme dejar que Julio nos hable por sí mismo. No quiero interpretar lo que él ha dicho ya, ni pontificar sobre sus palabras. A Julio hay que leerlo, una y otra vez, como una especie de Wikipedia retrospectiva del periodismo y la comunicación en Cuba, o como la Biblia, si lo prefieren, porque no hemos tenido en la prensa de la Revolución otro genio visionario que llegó a todo antes de que ocurriera”, señaló la destacada periodista y académica, que desgranó, a partir de ahí, múltiples frutos de la inmarchitable vigencia del maestro García Luis.

En la presente edición del festival participan 28 proyectos de 11 medios de prensa provinciales, seis nacionales y dos academias: la Universidad Central Marta Abreu de las Villas y la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz.

Están representadas en el evento las provincias de Villa Clara, Camagüey, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Santiago de Cuba, Guantánamo, Las Tunas, La Habana y Pinar del Río.

El jurado del festival reconocerá los cinco medios más innovadores del país, los cuales recibirán el Premio a la Innovación Juan Antonio Borrego.

Asimismo, se otorgará un premio al mejor trabajo académico en función del modelo de prensa pública.

El festival está concebido como un homenaje especial a la vocación transformadora del inspirador y guía de la Revolución, Fidel Castro, a 10 años de publicado el texto Revolución, socialismo y periodismo, obra cumbre de García Luis, erigida como fundamento esencial de las transformaciones en marcha.

Festival Nacional de la Prensa, una apuesta por el cambio


Palabras pronunciadas por el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, Ricardo Ronquillo, en la inauguración del IV Festival Nacional de la Prensa Julio García Luis:

Mientras nos reunimos, por videoconferencia desde la sede nacional de la Upec, en el inicio del 4to. Festival Nacional Virtual de la Prensa “Julio García Luis” las bombas caen inclementes sobre Gaza. El crimen no podría ser más impune ni menos grotesco: 26 mil seres asesinados, buena parte de ellos capullos a los que la maquinaria de guerra sionista y el imperialismo cómplice les priva de llegar a ser flor de la vida.

Se unen al martirologio más de un centenar de los colegas palestinos y de medios que intentan proyectar, desde los escombros, la atrocidad de esta cruzada diabólica.

Es como si todos los poderes del maligno se impusieran en una tierra que todos esperaríamos más santa, o tal vez medianamente piadosa por sus orígenes y creencias.. Por lo bárbaro de lo que ocurre ya no alcanzará el humilde Muro de los lamentos…

Ni siquiera un altísimo tribunal, que esperábamos fuera de la justicia y la concordia mundial, se atreve a llamar la matanza por su nombre, mucho menos a proferir el fallo de detenerla. Los jueces se van a casa a cenar con sus familias y a mirar enajenados -tal vez hasta avergonzados- como este apocalipsis sigue hasta su juicio final a espaldas a los preceptos cristianos de Jesús, el de Nazareno.

El pueblo cuya tierra padece decenios de usurpación y vejaciones, ahora bajo el fallo inapelable de la metralla, es acusado de terrorista. La ensangrentada víctima convertida en culpable por obra y gracia del expansivo armagedón distorsionador.

Quienes seguimos esta tragedia tenemos que preguntarnos ¿cuáles otras naciones o pueblos serán las próximas víctimas si la canallada se impone sobre cualquier despojo de la civilización?

Entre tanta confusión impuesta o yuxtapuesta, nosotros en Cuba tenemos que hacerlo, mientras otros, irresponsable o ingenuamente, evaden la interrogante, porque este país fue sometido -también por decenios- a castigos iguales o parecidos y bajo el mismo imperturbable cinismo de considerar a las víctimas del acoso, el crimen y el terror como terroristas, o cuando menos habitantes de un estado tan forajido como fallido.

Tenemos que hacerlo, porque los últimos años de acoso, agresión múltiple y sobrevivencia espartana no fueron más que la preparación artillera de lo que puede estar por venir si ocurriera un quiebre de la dignidad enorme con la que el pueblo cubano enfrentó hasta hoy todos los sacrificios.

Es casi temerario que en medio de una economía de guerra y de la fase aguda de la contienda híbrida, con acento en lo comunicacional, intentemos abrir caminos a un nuevo modelo de prensa público para nuestro socialismo, aunque seríamos insensatos, incluso suicidas, si creyéramos que podríamos hacer prevalecer la verdad de la Revolución en Cuba y el planeta, haciendo un paralelo con el Che Guevara, con las melladas armas comunicacionales del socialismo del siglo XX, unas armas que de tan ortodoxas terminaron por ser -por fracasadas-, irreales.

El texto Revolución, socialismo y periodismo, del maestro Julio García Luis, a diez años de salir de imprenta, para bien de la lucidez y conciencia crítica que necesitamos, honran este 4to. Festival, a la par que nos develan la complejidad de la relación entre prensa y poder revolucionario en el caso cubano.

Del modelo de prensa que fundó la Revolución triunfante en 1959 en Cuba no tenemos por qué avergonzarnos, fue capaz de cimentar la unidad y la conciencia social de nuestra sociedad en las telúricas condiciones de la época fundacional, una época que terminaría en una nueva constitucionalidad e institucionalidad y en un renovado pacto social, todo lo cual intentó ser quebrado por el imperialismo y sus acólitos.

Pero ni este mundo es el de aquellos años, ni el modelo socialista podría ser igual, además de que somos testigos de que el pacto social revolucionario que se configura es absolutamente distinto, tanto como las reglas comunicacionales del siglo XXI no se parecen en nada a las de entonces, de lo contrario los estudiosos no hablarían de un cambio de época, en el que las sociedades, y con ellas las revoluciones sociales, son retadas por una rotunda transformación de dimensiones impensadas.

Cuba asiste a ese cambio internacional, en el que el sueño de un nuevo orden mundial de la información fue suplantado por el totalitarismo infocomunicacional global, sumergida en su propia burbuja de radicales trasformaciones internas, con las duras -y no pocas veces inesperadas- consecuencias económicas, sociales y políticas, además de las que agregan las mezquinas agresiones externas. La peor de todas, la pérdida de nuestra apostólica fe en la singularidad del destino de Cuba.

Nada de ello, sin embargo, aminoró la obstinada voluntad, liderada por el Partido Comunista con el aliento de Fidel, de cambiar lo que debe ser cambiado en el sistema de comunicación y de prensa público cubanos. Están ahí para verificarlo las aprobadas Política de Comunicación del Estado y del Gobierno, la Ley de Comunicación Social, con sus avanzadas disposiciones complementarias, así como y el experimento que busca remover las bases del sistema de prensa.

Ya no hablamos de una utopía, sino de un giro palpable en muchos medios, hoy multiplataformas, entre estos Ideas Multimedios, la Agencia Cubana de Noticias, Juventud Rebelde, Escambray y Girón, para mencionar los que avanzan con mayor integralidad y que actúan como verdaderos zapadores de una transformación, sin la cual, como tanto acentuó Julio García Luis, sería impensable la radical e inevitable reconfiguración que exige nuestro socialismo.

El Maestro pensaba que se puede cambiar la prensa sin cambiar el socialismo, aunque no se puede cambiar este último sin hacerlo con la prensa. Este festival y sus premios nacionales de innovación Juan Antonio Borrego tienen que convertirse en un catalizador imperturbable de los cambios que se exigen a la prensa cubana, en primer lugar por nuestra sociedad, cada vez más exigente, profunda y crítica, cada vez más en red, más parte de la sociedad global y más ansiosa de un socialismo pleno y democrático, como se estampó en el modelo a construir en el siglo XXI.

Este festival nos tiene que alentar a resolver los graves problemas estructurales acumulados y a la creación de las bases del nuevo modelo de prensa público para nuestro socialismo, a partir de nuevos modelos de gestión en lo editorial, lo económico, lo tecnológico y en la captación y formación de los recursos humanos que demanda la modernización del sector.

La presencia en la apertura de este 4to. Festival de unos 50 jóvenes de otras provincias, que estuvieron dispuestos a alejarse de sus territorios de origen, de sus familiares y seres queridos para servir mejor a su país, cubriendo el déficit de profesionales en los medios nacionales, es ya una alerta clara de los dilemas que tenemos por delante en este y otros ámbitos de nuestra Patria. Muchos de estos jóvenes cumplirán su servicio social en medios que están impulsando el cambio o en otros en los que deberán contribuir a espolearlo con su juventud y energías.

La disyuntiva es tan apremiante, como apasionante e inevitable: o cambiamos o cambiamos, esa es la cuestión.

(Redacción digital)

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