Leopoldo Ulloa, en la memoria musical de su Habana

Leopoldo Pérez Ulloa, en la memoria musical de su Habana

Este 6 de enero, se cumplirán 21 años del deceso de Leopoldo Ulloa, destacado compositor habanero, fundamentalmente de canciones y boleros.

Ulloa fue autor de disímiles creaciones musicales que se han hecho populares en las voces de diversos intérpretes cubanos.

Su nacimiento se produjo el 31 de octubre de 1931 en el barrio de Luyanó, de La Habana, pero su vida estuvo directamente vinculada con el poblado de Catalina de Güines, en la actual provincia de Mayabeque, ya que desde pequeño se trasladó con sus padres hacia este lugar y allí desenvolvió su existencia.

En Catalina de Güines, laboró como pequeño agricultor y, además, concibió sus primeras creaciones, conoció el amor y sufrió su primer desengaño.

Desde la etapa de su infancia, solía realizar jornadas a caballo hasta la escuela de la finca La Pepilla, distante a 44 kilómetros de donde vivía, y lo hacía silbando canciones ya conocidas y a las que por olvido inventaba a veces otras letras, las cuales cuadraban con la melodía.

Desde joven, empezó a llevar al papel algunas de sus vivencias, como fue el de su primera desilusión amorosa, que cristalizó en su inicial creación, la cual tituló Un amor entristecido.

Luego de concluir sus labores en el campo, solía escribir y plasmaba así sus sueños y la música que llevaba dentro de sí.

Cuando ya muchos de los textos que había escrito no cabían en gavetas o debajo del colchón, o en los bolsillos de sus guayaberas, decidió viajar a la capital del país para consultar a otros autores que lo pudieran orientar. Por supuesto tuvo que vencer dificultades e indiferencia hasta que encontró una persona sensible, al ya destacado compositor Walfrido Guevara, quién le enseñó la técnica de la composición y le posibilitó entrar en contacto con orquestas populares y célebres artistas. Y con el decursar de poco tiempo comenzaron a ser escuchadas sus primeras creaciones.

Inicialmente, incursiona en géneros como la guaracha, el son y el guaguancó, pero pronto se dio cuenta de que el bolero moruno era lo que más le agradaba.

De su inspiración, son las creaciones tituladas En el Balcón aquel, Si pudiera verte, Pasión sin freno, Mi súplica de amor, Como nave sin rumbo, Ojos morunos, Me equivoqué, Moriré de amor, Canto a mi propia vida y otros muchos títulos que han gozado de popularidad.

Leopoldo Ulloa constituyó uno de nuestros más fecundos compositores de obras musicales de corte romántico que han servido para propiciar el desarrollo del amor entre disímiles parejas.

Su nombre y su labor creativa, más allá de su fallecimiento, siguen estando presentes en el recuerdo de muchos que lo conocieron y admiraron en la historia de la música popular cubana. (Redacción digital. Con información del Portal del Ciudadano de La Habana/archivo)

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