El exquisito espíritu organizador de José Martí (1853-1895),
uno de los más ilustres hijos de La Habana, tuvo fehaciente muestra en playa
Duaba el 1 de abril de 1895, cuando arribó a las costas nororientales de Cuba
la goleta Honor.
En aquella empresa libertaria se encolaron los mayores
generales Flor Crombet, Antonio y José Maceo, junto a una veintena de patriotas.
Aquella fue una las expediciones básicas encargadas de reunir
en Cuba a los principales jefes militares de la contienda bélica contra el
colonialismo español, que se libraba desde el 24 de febrero de ese año, preparada
al detalle por el delegado del Partido Revolucionario Cubano.
Martí sabía que la sola presencia de aquellos grandes de las
armas y el honor, en los campos de batalla, le impregnaría un sólido impulso a
la gesta independentista, a la que llamó Guerra Necesaria (1895-1898).
Y así ocurrió.
Apenas 10 días después, el propio Martí, el mayor general Máximo Gómez y
otros tres patriotas, arribaron por Playitas de Cajobabo, en el suroriente
cubano, procedentes de Cabo Haitiano, en República Dominicana, para sumarse a
la empresa libertaria.
Un fervoroso martiano como Eusebio Leal (1942-2020),
“eterno historiador” de La Habana, valoró hondamente el significado de lo que Hugo Crombet, nieto de Flor, llamó La Expedición del Honor:
(Francis Norniella Yaujar, redacción digital. Infografía: red social X.)
RSL