Incomparable en atractivo con cualquier otra zona de la principal calle 23, en el Vedado capitalino, La Rampa, que se extiende desde la calle L hasta el malecón habanero, tiene el don especial de parecernos encantadora a pesar del intenso Sol, en el verano, la fuerte brisa que en ocasiones llega desde el mar, o el frío que nos estremece en el peculiar invierno cubano.
A los dos lados de esta calle están ubicados los principales cines de la ciudad, El Yara y la Rampa, así como también diversas estaciones de radio y televisión, algunos ministerios, agencias de prensa, hoteles, restaurantes, galerías de arte y centros de exposiciones.
Entre los sitios que hacen de la Rampa una de las zonas especiales de la capital cubana está el Pabellón Cuba. En 1963 y en solo días, se edificó y desde sus inicios acogió importantes eventos, como la Primera Muestra de la Cultura Cubana, en 1967, y, en esa misma fecha, el importante Salón de Mayo, que trajo a Cuba desde París lo que en el mundo se hacía en el campo de las artes plásticas. Hoy continúa siendo uno de los sitios culturales más concurridos de la ciudad.
En la parte más alta de La Rampa, en L y 23, está ubicada Coppelia, la más famosa heladería de Cuba, que abrió sus puertas desde el 4 de junio de 1966; fue concebida por el talento del arquitecto Mario Girona, quien contó con la colaboración de Rita Maria Grau y Candelario Ajuria, conocidos especialistas de las construcciones.
Terminada la obra, no se realizó una ceremonia inaugural. De la forma más natural comenzó la venta y la gente curiosa entró y empezó a degustar la gran variedad de exquisitos helados con una oferta de 26 sabores. Surgía una verdadera obra maestra arquitectónica. La céntrica esquina ganaba aún más popularidad.
La edificación es todo un símbolo de varias generaciones de cubanos. En el sitio donde está enclavada, en 1886 se encontraba el Hospital Reina Mercedes, que se mantuvo activo hasta 1954, cuando fue demolido con la intención de levantar otro hospital.
Otra de las atracciones de la populosa calle son sus amplias aceras de granito y, de manera más especial, los mosaicos policromos que las adornan, donde están incrustadas como legado a todos los cubanos, pinturas de más de 20 famosos artistas de la plástica cubana ,entre ellos, Cundo Bermúdez, Amelia Peláez, René Portocarrero y Wifredo Lam.
Cuentan los cronistas de la época que hasta la década de 1920, en los aproximadamente 500 metros que hoy ocupa La Rampa, existía un camino rodeado de hoyos de gran profundidad y de terrenos baldíos que le daban un desolado y triste aspecto al lugar.
Cerca de la actual sede del Instituto Cubano de Radio y Televisión (actual Instituto de Información y Comunicación Social de Cuba) construyó su vivienda el dueño de aquellos terrenos llamado Aulet. Al morir en la década de 1940, su sobrina quedó como heredera y un tiempo después comenzó a vender por partes la propiedad.
Uno de los primeros compradores fue el italiano Amadeo Barletta, vinculado a la mafia y al Gobierno fascista de Benito Mussolini. Barletta mandó a fabricar en La Rampa un gran edificio para su empresa “Ámbar Motors”, inmueble que ahora ocupa el Ministerio cubano de Comercio Exterior, destinado a oficinas y sede de los distribuidores en Cuba de los automóviles Cadillac, Oldsmobile y Chevrolet y donde se instalaron, además, los estudios del Canal 12 de TV.
El primer edificio que en apareció en la afamada Rampa fue el local de la empresa distribuidora de automóviles La Habana Autos. En este sitio, se encuentran hoy el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Llamada así por su acentuada inclinación, La Rampa se edificó de forma rápida desde que el 23 de diciembre de 1947 inauguraban el cine Warner, que en enero de 1953 compran a la Warner Brothers y llaman Radiocentro, como todo el edificio, inaugurado de forma fastuosa el 12 de marzo de 1948; desde 1968, por el Centenario de La Demajagua, al cine se le nombró Yara. La edificación deviene sede del Instituto Cubano del Radio desde su fundación el 24 de mayo de 1962, y desde 1965, del Instituto Cubano de Radio y Televisión.
A partir de la década de 1940, La Rampa habanera fue ampliada. A ambos lados de la vía aparecieron nuevos edificios de apartamentos como el “Retiro Médico”, con murales pintados por el genial Wifredo Lam, restoranes, centros nocturnos, una gran empresa televisiva, agencias bancarias, oficinas y estaciones de radio.
Digna de mencionarse es la Funeraria de lujo Caballero, en 23 y M, del arquitecto español Joaquín Rallo; cesó estas funciones a fines de 1960 para ser centro experimental de cultura que mostró algunas obras teatrales en el sótano. Pronto radicaron ahí oficinas para dibujos animados de la televisión al frente, hoy Departamento de Estudios Cinematográficos de la Televisión Cubana.
En 1954, el Edificio del Seguro Médico, en la calle 23 número 210, esquina a N, ganó el Premio de Arquitectura, obra de Antonio Quintana, Rubio y Pérez Beato, con oficinas abajo, y en los altos, apartamentos muy caros como casi todos en La Rampa. Hoy en el edificio radica el Ministerio de Salud Pública.
El Centro Comercial La Rampa en 23 y P, era un conglomerado de establecimientos, tiendas y parqueo en el hoy Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba , bancos, Cubana de Aviación y otros.
A los miles de transeúntes que vienen y van, la Rampa siempre les sorprende; se descubre poco a poco cuando se camina por ella hacia el mar,o por el contrario hacia Coppelia, ya sea por la acera del cine Yara, o la del Hotel Habana Libre; lo cierto es que al hacerlo una sensación grata nos embarga y de repente nos sentimos hechizados y transportados a un lugar de maravillas. (Tomado de Radio Rebelde. Foto: red social X)
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