Antonio Maceo: acción y pensamiento

Antonio Maceo: acción y pensamiento

Uno de los líderes de mayor arraigo popular de la segunda mitad del siglo XIX en Cuba fue el mayor general Antonio Maceo Grajales, nacido el 14 de junio de 1845.

La mayoría de sus biógrafos han concentrado sus estudios en el desempeño político-militar, soslayando su ideario jurídico, el cual debe reconstruirse e interpretarse del contenido y alcance de frases de carácter ético-moral, relacionadas con la igualdad, la justicia social y la independencia nacional.

Para Antonio Maceo, la guerra contra el colonialismo español fue una etapa de formación y desarrollo de su ideario jurídico constitucionalista, aparejado al actuar político-militar, en la defensa de los órganos establecidos por la República en Armas y de los principios enarbolados en La Damajagua, a favor de la independencia de Cuba y de la abolición de la esclavitud.

Entre sus valores humanos sobresalieron el colectivismo, la perseverancia, la honestidad, la verticalidad, la dignidad, la austeridad, la solidaridad, la disciplina, la diligencia, el patriotismo, la modestia, la independencia, el autodominio, la delicadeza, el entusiasmo y el activismo.

El 15 de marzo de 1878, Maceo se convirtió en símbolo de la intransigencia revolucionaria, cuando realizó la histórica Protesta de Baraguá y patentizó así su decisión de no acatar una paz indigna, sin la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud, y ratificó su decisión, aun en medio de condiciones extremadamente difíciles, de proseguir la lucha.

Al resumir el simbolismo de ese hecho, algunos años después, José Martí afirmó: “Precisamente tengo ante mis ojos La Protesta de Baraguá, que es de lo más glorioso de nuestra historia”.

No solo por el hecho anteriormente citado, sino también por su actitud en sentido general en el desarrollo de la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y por la trascendencia de sus principios, Martí destacó el aporte de legendario general a la causa por la independencia de Cuba.

El Titán de Bronce, como también le llamamos los cubanos al lugarteniente general del Ejército Libertador, sumó a la acción de su espada insurgente el talento que emergía de sus convicciones patrióticas, humanas, éticas, unitarias y antimperialistas, a partir de su capacidad para cultivarse a sí mismo ante cada momento de su vida y en el fragor de las transformaciones revolucionarias que acontecían.

La alerta antimperialista está recogida en más de una oportunidad. Cuando algunos pusilánimes ponían sus ojos en la poderosa nación norteamericana y hasta abogaban por una intervención militar en la guerra contra la metrópoli española, el general Antonio advirtió sin ambigüedades acerca del peligro que tal acción representaba para la independencia de Cuba.

Este 14 de junio se cumplen 179 años del natalicio del general Antonio.

Si alguna definición ilustra toda su grandeza revolucionaria, es la reflexión hecha por Martí, Héroe Nacional cubano y guía de la Guerra Necesaria contra el colonialismo español, cuando sentenció:

“…Hay que poner asunto a lo que dice, porque Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo.” (Teresa Delgado Moreno, con información de Habana Radio y periódico Trabajadores. Imagen de portada: red social X)

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FNY

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