Aunque Hildo Crehuegt Fernández cumplirá en agosto 90 años de edad, continúa aportando como
balancista al desarrollo productivo y económico del grupo empresarial de la industria agroalimentaria cubana.
Hace seis décadas y media, este hombre incansable en su
quehacer profesional se vinculó a la siembra, cultivo y cosecha del café, como
especialista de la actividad en el sector de la agricultura, a la cual dedicó
largas horas de estudio sobre ese renglón, tras egresar de la Universidad de La Habana.
No se detiene en su empeño de enseñar a las jóvenes generaciones de cafeteros de Cuba, desde que llegó a la torrefacción del grano, lo que comprende
tostado, molido y envasado, ya sea para el consumo social, en el caso de
algunas marcas, o para la canasta básica familiar normada, mediante el sello Hola.
Es habitual que, cumpliendo su responsabilidad como balancista (realiza el balance para determinar el café con destino al comercio interno o la exportación), le sorprenda la noche en cada jornada en la Empresa de Torrefacción y Comercialización de Café (Cubacafe), sita en la calle 150 entre 21 A y 25, en el reparto Cubanacán, en el municipio de Playa, del oeste de La Habana.
El también investigador considera que ahora es más compleja
cada tarea que cumple, porque la entidad es una dependencia con la
responsabilidad de exportar productos de empresas que se subordinan a la Organización
Superior de Dirección Empresarial Agroalimentaria, como nuevo encargo estatal
que propicie ingresos para asegurar la producción comprometida con el balance
nacional, cuyo principal objetivo es sostener la alimentación del pueblo.
Para este hombre significa mucho llegar a 90 años de edad,
siendo un evangelio vivo, porque ha
disfrutado con creces contribuir a formar jóvenes en la actividad relacionada
con el café, uno de los productos más demandados de la rama agroalimentaria por
la población cubana e internacional. (Ramón Lantigua Arcis)
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