Habanero Robiel quiere mantener su corona paralímpica (+ fotos y video)

Habanero Robiel quiere mantener su corona paralímpica


A Robiel Yankiel Sol se le ve con tal desenfado que a quien no lo conozca le resultaría imposible figurarse la dimensión de este joven que tomó por asalto el libro de la historia del deporte y marcó con el talón de sus zapatillas todas las páginas en blanco que alcanzó.

Oriundo del consejo popular El Carmelo, de El Vedado habanero, se mueve con la misma gracia que los rulos de su cabello, batidos por el fuerte aire soplando en el edificio A31 de la Villa Paralímpica, morada de la delegación cubana que participará en los juegos de París 2024.

No muestra la percha del espigado saltador, ni sus piernas son largas ni su cuello estirado como el de un lord inglés, más bien es pequeño. Su frente, envuelta en una cinta negra, delata su histrionismo más que su desenvolvimiento ante la cámara, porque se ha curtido en contiendas mediáticas, tanto que casi puede esconder esa gracia innata, el carisma que le sobra y el ritmo de ese caminar acompasado que aprendió en cualquier barrio de La Habana.

Habla con una seguridad abrumadora, no por altivez, sino porque ha logrado repetidamente lo que a nadie más le fue posible en la categoría T47 del salto largo en el paratletismo, y lo asume sin falsa humildad.

“Vinimos con el objetivo de revalidar el título alcanzado en Tokio 2020, más allá de las marcas que pudieran salir”, asegura a Jit, y simula una indiferencia con la distancia a la que puede llegar apenas creíble para quienes conocen que pone los ojos muy lejos cuando inclina sus piernas en la pista, un segundo antes de arrancar la carrera de impulso.

Si no fuera porque se ha cansado de romper récords del mundo, no se notaría el exceso de modestia: ha destrozado una y otra vez su propia marca, la última vez hace apenas cinco meses, cuando enterró los pies 7.84 metros más allá de donde comenzó su vuelo.

Robiel Yankiel Sol
Foto: red social X.

“Las marcas han salido durante la temporada, pero esta vez nos enfocamos en ganar más allá de cómo se haga; obviamente, si las condiciones son propicias y podemos también estampar un buen resultado en cuanto a registros, nos alegraría”, expone para decorar su postulado anterior.

Eso sí, no se confía. Sus resultados nacieron del sacrificio, y no va a descansar en el cómodo colchón de la pereza y la apatía, porque no es arrogante sino esforzado.

“Estamos haciendo una gran preparación para lograrlo”, comenta para revelar el sacrificio que demanda convertirse en el mejor saltador de la historia en su categoría.

Insiste en la preparación mientras fuerza un rictus de seriedad inédito en los pasados Juegos Parapanamericanos de Santiago de Chile 2023, cuando sonreía aun acumulando dos saltos inválidos, a punto de salir de la competencia y un minuto antes de romper la marca del evento, luego la del mundo, y ganar la medalla de oro.

“La preparación marcha acorde con lo planificamos, y vamos bien encaminados rumbo a lo que se quiere”, confiesa con sobriedad antes de marcharse, no sin dejar salir una sonrisa pícara que dice más que muchas palabras.

Se va moviendo los hombros, como bailando salsa al caminar. Se escurre por los pasillos, reposado del asedio de quienes quieren arrancarle una confesión rimbombante que no dará porque sabe que el 3 de septiembre dirá mucho más, pero con los pies. (Redacción Digital. Con información y foto de Jit)


FNY

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