El anime, estilo tradicional o contemporáneo de origen japonés, se codea por estos días en Cuba con los interesados en aprender sobre animación, mientras la experiencia nipona invade la sede cinematográfica principal de la capital.
No solo comenzó ya en La Habana un Ciclo de Cine Japonés con muy atractivas propuestas, sino también se desarrolló esta semana el Taller de Animación impartido por el productor de cine y televisión de Japón Shota Kayama, residente en México.
En una entrevista exclusiva con Prensa Latina, el realizador se refirió a la larga y sólida historia del cine de animación en su país.
Efectivamente, es un establecido mercado de la cinematografía de animación allí, y tengo muchos amigos que también trabajan en producciones Animeeshon (abreviada luego a anime), narró Kayama.
Hay, incluso, muchas personas fuera de este medio que se dedican a la industria animada y por eso ha florecido como un mercado muy extenso, añadió.
El anime es un producto de entretenimiento comercial y cultural, lo cual ha ocasionado un fenómeno cultural de masas y una forma de arte tecnológico.
La animación japonesa recibió en sus inicios el nombre de Senga Eiga (literalmente películas de líneas dibujadas) y se cree que es una palabra de origen francés; sus temas tratan sobre sujetos, temáticas y géneros tan diversos como el amor, la ciencia ficción, los cuentos infantiles o la literatura.
Al referirse al Taller de Animación que culminó este viernes el La Habana, este productor mencionó su interés por fusionar otros géneros; por tanto, decidió organizar este encuentro en Cuba para nutrir a cineastas y público en general de los conocimientos en esta materia de aquella parte del mundo.
Me desempeño, además, en la rama de cine de ficción y documentales, y por eso quisimos preparar una especie de técnica integral de televisión japonesa, realización en pantalla grande y unir todo eso con el diario quehacer, explicó.
Lo más importante es cómo desarrollamos la idea, recapitulamos la historia con la cotidianidad para pasarles a los cubanos nuestra tradición, indicó.
Kayama se refirió, además, a la excelente producción cubana de largometrajes de ficción.
Tuve la oportunidad de ver en Japón, por ejemplo, Suite Havana, de Fernando Pérez, producida por el Icaic (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), recordó.
También quisiéramos disfrutar un poco más de cine del Tercer Mundo, de Latinoamerica, y no enfocarnos tanto en la industria de Estados Unidos y de Europa, mencionó.
Como nación miembro de Asia, nos gustaría tener un fuerte vínculo, una vibración, con el cine latino, para conocerlo más, tener referencias de su historia, tradiciones, costumbres, problemas diarios, situaciones, puntualizó Kayama. (Redacción Digital. Foto: PL)