Este domingo culmina el XLV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, evento que desde el pasado día 5 ha ocupado las principales salas oscuras de la capital de Cuba y del resto del país.
Lograr un encuentro de tal magnitud en
momentos tan complejos para la nación anfitriona es una muestra de la
perseverancia que la caracteriza, al tiempo que ilustra su permanente compromiso
con el arte desde hace seis décadas.
Especiales momentos han transcurrido
durante las jornadas del festival, entre los que sobresale la presentación de
los dos primeros capítulos de la serie Cien años de soledad, a cargo de la
prestigiosa plataforma digital de transmisión en directo Netflix y en muestra
de respeto por la ya histórica cita cubana.
Igual de marcado han sido los momentos de
recordación a Juan Padrón, referente del audiovisual en la región y, en
especial, del animado.
Su legendario Elpidio Valdés lo convirtió
en símbolo de cubanía, internacionalizándolo como creador.
Espacios para los habituales apartados en
competencia y para otros activados por primera ocasión abrieron oportunidades a
más de un centenar de producciones de diversos metrajes, llegadas de diferentes
latitudes, con muestras de la realidad que viven las naciones del área.
Los ansiados Corales fueron entregados en
singular ceremonia, donde quedó demostrada la unidad regional en torno a su
séptimo arte y contra la colonización cultural imperante en el mundo actual.
Las cinematografías de México y Argentina
fueron las más distinguidas, a través de La cocina, y El Jockey, respectivamente.
La primera, firmada por el realizador mexicano
Alonso Ruizpalacios, llevará a casa el Coral en las categorías de largometraje
de ficción, fotografía, sonido y edición, además del Premio Colateral de la
Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica.
La filmografía argentina, una de las más
premiadas en la historia de estos festivales, fue distinguida en El
Jockey con los Corales de dirección, mejor actuación femenina y
masculina y el de dirección de arte.
También de Argentina, obtuvo el premio
como mejor ópera prima Simón de la montaña, y en el
apartado de postproducción la película Machado. El jurado Otros Territorios
otorgó el Premio Coral al filme ¡Homofobia!
El cine porteño de animación también va
premiado para casa: en la categoría Mediometraje o Cortometraje Animado, Avel
fue el mejor, según criterios del jurado.
Otros largometrajes laureados en las diferentes
categorías fueron Pepe (República Dominicana, Namibia, Alemania y Francia), El
ladrón de perros (Bolivia, Chile, México, Ecuador, Francia e Italia)
además de La invención de las especies (Ecuador) y La noche del minotauro
(Colombia), Premio Especial.
Los cortometrajes halagados fueron Apocalipsis
en los Trópicos (Brasil), Alma del desierto (Colombia), y de República
Dominicana: Sugar Island y el animado Olivia y las nubes.
Fiera, colaboración
entre Colombia y Estados Unidos, obtuvo el Coral al Mejor Corto o Mediometraje
de Ficción.
Para el cine de casa, esta no fue su mejor
edición, en lo que a premios se refiere. Tengo una hija en Harvard, del
cubano Arturo Soto, fue premiada en la edición de la fiesta cinematográfica que
concluye este 15 de diciembre, y lo hizo en la categoría Guion Inédito, patrocinado por la Sociedad General de Autores y
Editores de España, y el Coral Especial del jurado recayó en Fenómenos
naturales, de Marcos Díaz, en coproducción con Francia y Argentina.
Como mejor cartel, el jurado reconoció el que
diseñó el cubano Edel Rodríguez Mola para Los océanos son los verdaderos continentes.
Los mejores corto o mediometraje de
ficción y corto o mediometraje documental resultaron ser Fieras y Tierra
encima (este último también de Colombia), mientras que el animado Olivia
y las nubes, (República Dominicana) obtuvo el Coral al Mejor
Largometraje en esa categoría.
Con una balanceada diversidad de temas
regresó Habana Mambo en cine, iniciativa del músico y empresario
Arnaldo Rodríguez, que convirtió la popular esquina de 23 y 12, de El Vedado, en
cine al aire libre y donde dialogaron el séptimo arte y la música, con un
público diverso que, respetuoso ante cada propuesta, detuvo su paso.
Resultaron de gran atractivo la rumba, la trova, el son y otros géneros musicales propios interpretados por formatos de reconocido prestigio y llevados a la pantalla grande en la proyección de conocidos materiales.
En relación con esta iniciativa, el también director de la agrupación Talismán comentó:
La perfumista Clara Camalleri presentó la
fragancia Alhambra 1890, en honor a la película La bella del Alhambra y
al famoso teatro homónimo habanero.
D´Brujas elaboró una crema sólida, basada
en productos típicos de Cuba, como la manteca de cacao y el aceite de coco
puro, producido en el nororiental municipio de Baracoa (a más de mil kilómetros
al este de La Habana), preparado al que le incorporaron té verde.
Y Daya Cosmética Natural fue la tercera
marca que colaboró con la fiesta del séptimo arte, para la cual creó un sérum
de aceite de coco con vitamina E.
En sentido general, el XLV Festival Internacional
del Nuevo Cine Latinoamericano ha dejado un buen sabor en el público, artistas
y realizadores, quienes desde ya esperan la llegada de la edición 46. (Digna
Rosa Pérez Morejón)
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