Gran dosis de minilibros encanta en feria literaria de La Habana

Gran dosis de minilibros encanta en feria literaria de La Habana


Los minilibros regresaron este año a La Habana con una elevada dosis de placer, curiosidad y variedad de la literatura universal, como parte de la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana.

Familia cubana, minilibros y amor por la lectura, todo en uno, y es que para los promotores de estos ejemplares (como de otros también), es una satisfacción ver a los de casa reunidos en modo familiar, disfrutar de estas pequeñeces literarias, bellos ejemplares los cuales desde la primera vista enamoran e invitan a leerlos.

Su costo no es minúsculo como ellos, y su delicadeza y la dificultad en su realización hacen que estas pequeñas obras tengan un valor y un poder de atracción inversamente proporcional a su tamaño, sin embargo, son muy acogidos por el público y ello se demuestra en estas dos últimas ediciones de la mayor fiesta literaria de Cuba.

Una de las empresas que los confecciona, los ampara y resguarda es la Editorial de los Libros Más Pequeños del Mundo, traída por Perú nuevamente a la feria de la isla, indica un despacho de Prensa Latina.

Estos minilibros, con una medida de 5×4 centímetros, son como una forma de llevar estas historias a espacios más cerrados y pequeños, y en algunos casos resúmenes, manifestaron algunos de los libreros al frente de la venta.

También se aprovecha para llevarlos en ómnibus, sin incomodar el tamaño, y aleja a las personas de la lectura digital que muchas veces puede ocasionar problemas en la vista a largo plazo, comentaron.

La Editorial de los Libros Más Pequeños del Mundo de Perú tiene muchos contenidos instructivos, como adivinanzas, versiones clásicas de El pequeño príncipe (en inglés y en español), El diario de Ana Frank, Don Quijote, las historias de Mafalda, la novela Mujercitas o La metamorfosis, así como también ejemplares de sicología.

Un libro es la prueba de que los humanos son capaces de crear magia, expresó alguna vez el cosmólogo Carl Sagan. Es un objeto plano hecho de un árbol, con partes flexibles donde se encuentran impresos muchos garabatos negros y curiosos. Pero basta que se le dé un vistazo para penetrar en la mente de otra persona, tal vez de alguien que lleva muerto miles de años.

Los libros en miniatura han existido siempre. Plinio, en su Tratado de Historia, menciona la existencia de un manuscrito de La Ilíada que cabía en una cáscara de nuez, pero son numerosos los ejemplares de tabletas de arcilla sumerias los cuales no superan los 40 milímetros de tamaño, según el sitio Sedic, un blog de la Sociedad Española de Documentación e Información Científica.

Están llamados libros amuleto, muy populares en las civilizaciones egipcia y etíope; los codicillus (pequeños manuscritos) y pugillare (tablas de madera recubiertas de cera que se usaban en la antigua Roma como soporte para escribir y tan diminutas que pueden guardarse en la palma de la mano), añadió Sedic en su artículo.

La Feria Internacional del Libro de La Habana concluye el domingo 23 de febrero con la invitación para la 34 edición en su sede de la fortaleza de San Carlos de la Cabaña. (Redacción Digital. Foto: Prensa Latina)

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RSL

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