Recientes actos vandálicos en La Habana han puesto en riesgo la seguridad y la funcionalidad de medios de transporte público, afectando directamente a quienes dependen de ellos cada día.
Sobre el tema,
ahondó el ingeniero mecánico Eduardo Rodríguez Dávila, ministro de Transporte de Cuba, en un comentario en su
cuenta en la red social Facebook.
El transporte
público no es solo un medio para desplazarse; es un espacio compartido, una
arteria que conecta nuestras ciudades, nuestras historias y nuestras vidas,
subraya el titular del ramo.
Rodríguez Dávila,
también máster en Transporte Automotor, hace referencia a la información emitida
recientemente por la Fiscalía General de la República de Cuba, en la cual se
subraya que han sido detenidos varios atacantes a ómnibus y metrotaxis
(popularmente conocidas como gacelas),
quienes están siendo procesados, con estricto apego a las leyes.
El también máster
en Transporte Automotor consideró especialmente
lamentable la participación de menores de edad en algunos de tales incidentes.
Este hecho nos lleva a
reflexionar sobre el rol de la familia y la sociedad en la educación y
supervisión de nuestros jóvenes. ¿Dónde se pierde la línea entre el
entretenimiento y el daño?, ¿qué señales estamos pasando por alto? Es
imperativo que los padres tomen conciencia de las acciones de sus hijos,
fomentando el respeto y la responsabilidad desde el hogar, escribió el ministro.
Los pasajeros también juegan
un papel clave. Mantener el orden y el respeto dentro y fuera de los vehículos
no solo contribuye a la convivencia, sino que también previene situaciones que
pueden derivar en conflictos o daños materiales. La denuncia oportuna de actos
vandálicos, la solidaridad entre los viajeros y la promoción de una cultura de
cuidado colectivo son indispensables para fortalecer el uso adecuado de estos
espacios, reflexionó el
ministro.
El transporte
público es un componente esencial de nuestra sociedad. Protegerlo es proteger
nuestro derecho a la movilidad, a la convivencia
pacífica y al desarrollo. Más allá de medidas punitivas, el verdadero
cambio radica en la conciencia colectiva. En la responsabilidad compartida. En
el compromiso de todos por hacer de cada viaje un trayecto seguro y respetuoso.
Cada vehículo que sufre
actos vandálicos deja una estela de afectaciones que se extiende mucho más allá
del daño físico. No es solo un cristal roto o una estructura deteriorada; son
miles de trabajadores que no llegan a tiempo, estudiantes que ven afectado su
acceso a la educación, familias que dependen de la movilidad para su día a día.
Un solo autobús fuera de servicio puede significar más horas de espera en las
paradas, retrasos en hospitales, pérdidas en la economía, valoró Rodríguez Dávila.
La impunidad no será una opción. A quienes
optan por el desorden y el caos, creyendo que sus acciones quedarán sin
consecuencias, les espera la firme aplicación de la ley. Las autoridades han
sido claras: cada responsable enfrentará todo
el peso de la justicia, sin excepciones, remarcó el titular.
El transporte
público es patrimonio de la comunidad, y su destrucción no será tolerada. No se
trata solo de sanciones, sino de un mensaje contundente: quien atente contra la
movilidad segura de miles, responderá por ello, concluyó el ministro.
(Redacción Digital. Fotos: Facebook)
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