La Habana se ha convertido en un festival de cine casi todo el año; durante el verano los cinéfilos de la capital disfrutaron de varias propuestas que atrajeron un buen número de seguidores del séptimo arte.
De la India se exhibieron varias producciones que trajeron a la pantalla grande una prestigiosa y popular cinematografía que invitó a un paseo por el mosaico multicultural de la nación del sudeste asiático.
Gracias a este festival, con el importante apoyo de la Embajada de India en Cuba, los amantes del cine conocieron de obras que reflejan un mar de pueblos, con semejanzas y marcadas diferencias.
Mientras el cine La Rampa se repara, otras salas siguen con interesantes propuestas, entre ellas Riviera, donde destacan buenas propuestas como el cine club de los domingos en la noche con el crítico Frank Padrón Nodarse al frente; y en el espacioso cine Yara una alta demanda por producciones extranjeras y cubanas.
Buena acogida tuvo la recreación de la vida de la Reina del Soul, Aretha Franklin, pero la producción nacional se alzó con creces con la serie ADN Cuba bajo la dirección del consagrado director Alejandro Gil.
Y qué mejor cierre pudo tener, con el trovador Silvio Rodríguez Domínguez, así de lleno porque fue precisamente la rama materna la más influyente en la carrera artística del hombre como se refleja en esa identificativa obra llena de cubanía, además de hacernos saber de dónde pudo beber tanto para sus composiciones, sin dudas que el trovador tuvo su gran la fuente nutricia en su familia, y en su natal San Antonio de los Baños.
No se puede soslayar una obra del Maestro Humberto Solás: Un hombre de éxito, que a la distancia brilla por su contenido y realización, además del elenco de lujo del que se hizo acompañar, solo lamentar que no se haya logrado remasterizarla para un disfrute en todo su esplendor.
Ahora, sin dudas, la más aplaudida obra fue el documental dedicado al gigante de Herradura, Mijaín López, ganador de cinco medallas olímpicas; realización que aglutinó varios equipos para su realización, por supuesto en París, antes en Téteven, ciudad de Bulgaria escogida por varias razones como base de entrenamiento, como se explica en esa obra.
También en su pueblo en la provincia de Pinar del Río, para ver a su madre, su gran familia, y su gente.
Igualmente, en Buena Ventura, barriada del municipio matancero de Ciénaga de Zapata, donde reside la familia de Raúl Trujillo Díaz, quien es más que un entrenador para Mijaín, su otro padre.
Y en estos dos hogares, una gran lluvia de emociones, para ver que tanto en la del campeón como la del entrenador, se apasionan con el éxito, que lleva la inevitable separación de sus seres queridos por el sueño olímpico.
Sin dudas, el estreno de este documental para el gladiador leyenda, en una repleta sala Yara repleta, se llevaría el premio de la popularidad, si se sometiese al voto de un supuesto festival habanero a lo largo del año.
Pero la fiesta del séptimo arte prosigue con el Festival de Cine Francés y el venidero Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, el que sin dudas convierte a La Habana en una capital para cinéfilos.
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Juan Carlos Domínguez Taño
SST - JCDT