“Rutas y Andares es parte de una proyección que tiene que ver con la vida participativa de los ciudadanos en la cultura de su país, y fundamentalmente de los habaneros. Yo creo que hay que unirse a esa campaña por el adecentamiento de las costumbres públicas que sale precisamente del disfrute por parte de todos del conocimiento de cada cosa, de cada rincón, de cada sitio; lo cual conlleva un acto de respeto, de goce y disfrute”.
Así definió Eusebio Leal este proyecto, tan hijo suyo como lo es la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, y como lo somos todos a los que ha inspirado su ejemplo.
Fue en 2001, cuando el eterno historiador de La Habana diseñó la primera edición de lo que concibió como un programa público, que acercaría a la familia cubana al patrimonio histórico-cultural de nuestra ciudad.
La idea inicial del proyecto consistía en ofrecer visitas libres a museos, a las que se les llamó Rutas, y que fueron muy bien recibidas por quienes respondieron a la convocatoria.
Pero el hombre que nos enseñó a andar La Habana había acostumbrado -a quienes lo acompañaban- al tesoro inagotable de su erudición, sabiduría que para ese entonces ya se había desbordado en el espacio televisivo.
Fue así que los visitantes a las rutas comenzaron a pedir que los condujera en sus recorridos el mismo conocimiento y amor por La Habana. Y en 2002 se crearon los Andares, visitas de recorrido por un entorno, donde los visitantes interactúan con un guía.
Siempre en movimiento, siempre renovándose, Rutas y Andares se ha superado a sí misma en cada edición. Como en 2004, cuando las Rutas comenzaron a incorporar recorridos a museos que comparten un tema.
También fue iniciativa de Leal la incorporación de concursos, que premiaran el conocimiento de sus participantes. Como lo fue el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación antes de que la pandemia de la COVID-19 lo volviera una necesidad de vida o muerte. Porque el secreto de este espacio que siempre se mantiene en movimiento y siempre tiene algo que decir, es que ha sabido escuchar a cada uno de sus participantes.
No puede concebirse a Rutas y Andares sin pensar en los niños y adolescentes, a quienes Leal dijo en 2005 que había que llevar el conocimiento de la cultura de los libros, las piedras y objetos que explican la historia de nuestra ciudad.
Bajo su máxima de “compartir el conocimiento educando y educándonos a nosotros mismos”, Leal propició la creación de iniciativas como los “Niños Guías del Patrimonio”, que convirtió a los más pequeños en los más elocuentes defensores del patrimonio; y a+ Espacios Adolescentes, que creó un entorno para que ellos puedan expresarse, y para que también le sirvan de apoyo a la familia y a la comunidad.
El humanismo de Leal está en el ADN de Rutas y Andares, y durante sus dos décadas de existencia este proyecto le ha dado numerosas oportunidades de intercambio, esparcimiento y enriquecimiento a sectores en situación de discapacidad.
Tal es el caso del proyecto Cultura entre las Manos, que ha permitido a miembros de la comunidad sorda el desempeñarse como guías y participar en talleres, encuentros y otras actividades.
Rutas y Andares también ha ofrecido conciertos a ciegos y débiles visuales, ha dado talleres para jóvenes con retraso mental y ha llevado a payasos, músicos y otros artistas a visitar a niños y jóvenes en las salas de hospitales.
En 2020, llegaría la prueba más dura para la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana; pero no sería por la pandemia de la COVID-19, como muchos creían, sino la partida del gran hombre que se convirtió en el eterno Historiador de La Habana. La complejidad de la situación epidemiológica llevó a Rutas y Andares a reinventarse con una mayor presencia en las redes sociales y con un universo de actividades en el plano virtual.
La Habana sobreviviría a la COVID-19, y la vida retomaría su cauce, aunque los rebrotes y variaciones se sucedieran como las fases que acompañaban a la nueva normalidad. La ausencia física de Leal conmocionó a la Oficina.
Aún si la partida no fue repentina, o con la certeza de que toda vida debe concluir, el dolor de la noticia fue fuerte. El Historiador ya no andaba junto a los habaneros, pero él se había convertido en algo tan imperecedero y patrimonial como La Habana.
Fue así que Rutas y Andares implementó la Ruta de Leal, la cual se ha dedicado desde 2020, hasta hoy, a promover distintas aristas de ese hombre extraordinario que siempre será Eusebio Leal.
Ya sea a través de su faceta como arqueólogo, coleccionista o gestor cultural, los visitantes a la Casa de Eusebio Leal tendrán la oportunidad de conocer más de quien tanto ayudó a descubrir la ciudad.
Y así llegamos al 31 de julio de 2022, y como trasplantado del hemisferio sur, pareciera que un día del caluroso verano se vuelve invierno. Pero la fuerza de su recuerdo se mantendrá poderosa en esta efeméride, como será en todos los aniversarios que vendrán, cuando sean otras generaciones las que tengan que recordar a Leal.
Este año, Rutas y Andares celebra a Leal en el aniversario 80 de su natalicio. Y aunque no han faltado las tragedias y las dificultades -quizás la mayor de todas, la acontecida en el hotel Saratoga–, el próximo 11 de septiembre celebraremos el día que Leal nació, como hoy lamentamos la fecha en la que nos fue arrebatado.
Caminemos hasta entonces por las rutas y andares del espacio, el tiempo y la memoria, y estaremos andando La Habana con Leal. (Habana Radio)