En medio de las circunstancias adversas que vive nuestro país, asolado por un huracán de gran intensidad y sus daños subsiguientes, se ha agravado en extremo la ya difícil vida cotidiana de los cubanos.
No es posible ignorar los efectos devastadores
de la crisis económica nacional e internacional, las dificultades internas, los
efectos que en lo espiritual y en lo material ha dejado una pandemia de
proporciones planetarias, el bloqueo (de Estados Unidos contra Cuba) recrudecido,
que dura más de seis décadas, y la guerra cultural y económica permanentes.
Todo lo anterior, con el añadido del reciente meteoro,
es caldo de cultivo propicio para el estrés, para sembrar el desaliento, la
indiferencia y el odio entre nuestra ciudadanía.
El legado de José Martí es la mayor fortaleza
cultural, ética y política que Cuba ha aportado a la Humanidad. Ningún cubano
de buena voluntad, amante de su Patria soberana, queda indiferente ante ese
ejemplo paradigmático de entereza, sabiduría, sentido del deber y humanismo. Su
vocación de servir al necesitado, su decisión de echar su suerte con los pobres
de la tierra y desdeñar todas las vanidades y lujos en aras del cumplimiento
del deber, nos han de servir de guía en el aquí y en el ahora, y por qué no, en
cada momento difícil que la vida nos ponga en el camino.
Que la queja vacua y egoísta no nos amargue ni
nos divida. Que las expresiones soeces y agresivas no laceren aún más a nuestra
sufrida sociedad. El enemigo no ceja, continúa su guerra de pensamiento, y como
diría Martí, hay que ganarla a pensamiento. Si algo puede salvar -y ha
salvado-, a Cuba, es la unidad, que no es lo mismo que unanimidad. Podemos no
pensar exactamente igual, pero ser patriotas enteros, hijos dignos, que jamás
arriesgarán el futuro de nuestra Nación independiente, que es lo mismo que
renunciar a nuestra cubanía raigal. No olvidemos aquello que escribió el joven
Martí, con apenas veinte años, cuando su primer destierro en España: “Patria es
comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión
dulcísima y consoladora de amores y esperanzas.” [1]
Es hora de pensar en el trabajo creador, para
restañar las heridas y compensar las pérdidas de los damnificados; es hora del
mensaje afectuoso, esperanzador, optimista. Que cada martiano ponga manos a la
obra, y aporte en la medida de las posibilidades de cada cual. La solidaridad
humana y la generosidad son parte de nuestra idiosincrasia, de nuestro día a
día. Sigamos ejerciendo el amor a nuestros conciudadanos y honrando con
devoción y orgullo la tierra en que hemos nacido.
Oficina del Programa Martiano
Centro de Estudios Martianos
Sociedad Cultural José Martí
Movimiento Juvenil Martiano
Casa Natal José Martí
Memorial José Martí
Fragua Martiana
Museo Finca El Abra
#MartíNosUne
La Habana, 3 de octubre de 2022
[1] José Martí. “La República española ante la Revolución cubana.” Obras completas, Editorial de Ciencias sociales, La Habana, 1975, p. 93.
(Redacción digital. Foto: Cuenta en Facebook de la Cancillería cubana))