Intento advertir a las personas sobre el peligro de manipulación ideológica, cultural, religiosa, política y social que representan las noticias falsas y las teorías de la conspiración, fenómenos que han tomado al mundo por asalto desde que Donald Trump obtuvo la Presidencia de los Estados Unidos en 2016. Existen empresas que obtienen los datos que usted revela en sus redes sociales y los usan para personalizar sus estrategias de manipulación. Usted puede ser confundido y su mente manejada por narrativas que, en algunos casos, van dirigidas puntualmente a grupos vulnerables a determinados asaltos psicológicos. Usted debe ser consciente de que estas manipulaciones pueden provenir de aquellos en quienes más confía, incluso de sus líderes religiosos. Todos debemos ser objetivos e informarnos sin pasión antes de dejarnos llevar por la pasión. Si lo desea tome partido pero, primero, sepa por quién y por qué.
QAnon: el octavo pasajero
Para mí todo empezó hace años,
cuando algunos de mis amigos, interesados en la sanación por métodos de
medicina alternativa y tradicional y en ciertos aspectos de la espiritualidad New
Age, comenzaron a introducir en sus conversaciones, que hasta ese momento
me habían sido muy familiares, conceptos nuevos, raros y desconcertantes unidos
a nombres de gurús de ahora mismo, algo muy común en este mundo de la
alteridad en que se mueven de manera habitual aquellas personas que han perdido
confianza en la ciencia y se sienten inconformes con las propuestas
tradicionales de la cotidianeidad. Algunos de mis amigos seguían a ciertos
gurús. Otros, solo manejaban los temas de un modo vago.
Los gurús suelen dividirse en dos categorías: los
canalizadores, individuos que dicen estar en comunicación con deidades,
seres extraterrestre y/o Maestros desencarnados que quieren ayudar a la
evolución de la Humanidad, y son, por tanto, una mezcla de intérpretes y
mensajeros de tales entidades; y los Maestros, conspicuos personajes
con cierto grado de conocimiento esotérico y etiqueta de “Iniciados”, quienes
irrumpen en escena portando la antorcha de “nuevas teorías” olvidadas o
“reveladas”, que supuestamente arrojan luz sobre aspectos de la historia
humana, la evolución del planeta y las leyes del universo. Omito nombres
porque algunos de estos “Maestros” tienen prestigio internacional, imparten
conferencias en centros importantes y gozan, en ocasiones, de tolerancia y
hasta de cobertura oficial por parte de los gobiernos.
Algunas de las teorías más espectaculares y excitantes expuestas por tales gurús y Maestros no son nuevas, y unas cuantas fueron expuestas en decenas de cuentos y novelas de ciencia ficción a partir de los años 30, y vistas en series como Expedientes X y Black Mirror. Todos los aficionados al género las disfrutamos allí en sus formas más exuberantes y elaboradas. Sin embargo, detecté cierto sesgo en esas conversaciones que me llamó la atención por sus planteamientos abiertamente esperpénticos. Por ejemplo, varias veces escuché repetir que en una isla cercana a Jamaica, Hillary Clinton y un grupo de destacadas personalidades de la élite del partido Demócrata norteamericano, unidos a célebres figuras de Hollywood y de la política internacional, tienen un templo o santuario dedicado a Satanás, en el que sacrifican niños a los cuales, previamente, han sometido a violaciones, y luego de sacrificados, devoran su carne y sus cerebros en medio de rituales tan macabros que ni pueden ser imaginados. (Gina Picart)