Desde hace dos años, cada 21 de
diciembre se celebra el Día Iberoamericano de la Danza y este tiene como
principal motivación la impronta de la prima ballerina assoluta cubana Alicia Alonso, esta vez en
coincidencia con el aniversario 102 de su natalicio.
Para evocar el aporte de quien
fundó -y dirigió durante más de siete décadas- el Ballet Nacional de Cuba, este
miércoles, en la Catedral de La Habana, se realizará una liturgia en su memoria,
con la participación de la Camerata Vocale Sine Nomine, el tenor Alejandro
Garbey y el organista Ramón Leyva.
Recordada en todo el mundo por sus actuaciones, especialmente por el
vuelo que le dio a las emblemáticas Giselle
y Carmen, la famosa bailarina logró
convertirse en un referente de la danza iberoamericana y mundial.
Su existencia tuvo un acicate: la
consolidación de la compañía a la que se dedicó hasta su último suspiro y que
figuraba entre las más prestigiosas del mundo, al tiempo que creaba la Escuela
Cubana de Ballet, de la que surgían figuras icónicas de la danza universal.
Su currículum incluye más de 200 premios internacionales y su destacada interpretación de los personajes más destacados del panorama dancístico mundial, dotándolos de personalidad propia y marcada exquisitez escénica.
Alicia Alonso y sus versiones de los más grandes clásicos de la danza
internacional son hoy una lectura obligada para estudiantes, profesores,
críticos y admiradores de la excelente danza clásica.
En su larga y fructífera
existencia, compartió escenario con las compañías más emblemáticas del mundo
sobre diversos escenarios y acompañada de los más prestigiosos bailarines.
La maestría y consagración de Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo (Alicia Alonso) marcó el devenir pedagógico de la academia que ha colocado muy alto a la cultura cubana en el mundo, defendiendo su legado. (Digna Rosa Pérez Morejón. Fotos: Prensa Latina y Juventud Rebelde)