Todos los aficionados al cine conocen el nombre de Pasqualino de Santis, uno de los grandes cámaras de la cinematografía mundial, porque aparece en los créditos de algunas de las películas más importantes que se hayan rodado jamás, y el cine italiano sería otra historia sin él.
A diferencia de los actores, a quienes el público ve en pantalla y cuyas vidas siguen los medios de prensa de un modo obsesivo, los camarógrafos y directores de fotografía a menudo pasan inadvertidos en las listas de créditos de los filmes, pero su trabajo es tan importante como el del director, quien sin ellos no podría rodar su película.
Son los autores de la magia definitiva de un filme, pues la mejor actuación puede perder todo su brillo por causa de un mal encuadre, una deficiente toma o una incompleta iluminación, y para hacer este trabajo están los imprescindibles cameraman y directores de fotografía.
Tras cada filme que conquista uno de los codiciados grandes premios cinmatográficos, salta a la fama o se vuelve un producto de culto, hay una mano maestra operando las cámaras.
Pasqualino de Santis nació en Italia en 1927, y ya en 1945 estudiaba en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma, más conocido como Cinecittá.
En 1950 debutó como asistente de cámara en el filme No habrá paz entre los olivos, dirigida por su hermano José de Santis, y volvió a trabajar con él en Hombres y lobos (1056), El largo camino de un año (1958) y Piso de soltero (1960). En La hora de la verdad, del director italiano Francesco Rossi, Pasqualino tuvo que suplir al director de fotografía y desde entonces trabajó siempre con Rossi y editó los fotogrmas de todas sus películas, entre ellas las célebres El caso Mattei (1972), Lucky Luciano (1974), Cristo Se detuvo en Eboli (1979), Crónica de una muerte anunciada (1987) basada en un cuento del escritor colombiano Gabriel García Márquez, Diario napolitano (1992) y La tregua (1996).
De Santis trabajó con grandes directores del cine italiano como Luchino Visconti, Federico Fellini, Vittorio Gassman, Franco Zeffirelli, Dario Fo, Vittorio De Sica y Giuliano Montaldo, el polaco Joseph L. Mankiewicz y los ingleses Joseph Losey y Robert Bresson. Fotografió a estrellas de la talla de Sophia Loren, Gian Maria Volonté, Placido Domingo, John Turturro, Omar Sharif y otros.
Fue director de fotografía de cuarenta y siete de los filmes más significativos de la historia del cine, entre los que sobresalen El momento de la verdad (Francesco Rossi), Mascarada (Joseph L. Mankiewicz), Romeo y Julieta (Franco Zeffirelli), Amantes (Vittorio De Sica), La caída de los dioses y La muerte en Venecia (Luchino Visconti), El asesinato de Trotsky (Joseph Losey), Lancelot y Ginebra (Robert Bresson). Como operador de cámara trabajó en dieciocho filmes, algunos de los cuales también se inscriben en la lista de las producciones que han pasado a la historia del cine: La noche y El eclipse, (Michelangelo Antonioni), 8 ½ y Giulietta de los espíritus (Federico Fellini), y Manos sobre la ciudad (Francesco Rossi). Obtuvo algunos de los más codiciados galardones del cine como director de fotografía: el Oscar por Romeo y Julieta, el Premio de la Academia Británica de Cine por Muerte en Venecia, el León de Oro de Venecia por Manos sobre la ciudad, dos veces el David de Donatello por Tres Hermanos y Carmen, cuatro veces el Cinta de Plata por Romeo y Julieta, Muerte en Venecia, Grupo familiar en un interior y Tres Hermanos, Globo de Oro para La Tregua y otros, además de varias nominaciones.
También realizó trabajos de guión y publicó El resplandor en la penumbra, un libro donde recogió sus experiencias y testimonios fruto de de sus años de trabajo.
Pasqualino de Santis perdió la vida víctima de un ataque cardíaco en Ucrania, en 1996, durante la filmación de La tregua. (Gina Picart)