Piezas de jazz, recién salidas del pentagrama, inspiradas en obras de pintores cubanos, interpretaron jóvenes músicos cubanos, junto al compositor y jazzista estadounidense Ted Más, en concierto de lujo en el patio del Museo Nacional de Bellas Artes, con la participación de la compañía de baile Malpaso.
Durante varias jornadas, como parte del proyecto Jazz x Art, estudiantes y también profesores, recorrieron las salas hasta encontrar la pintura que más emoción les transmitía. Algunos optaron por Wifredo Lam, otros, por Fidelio Ponce, René Portocarrero, Servando Cabrera Moreno, Juana Borrero o Flavio Garciandía. No faltó quien prefiriera El corset desnudo, de Osneldo García; Descanso, de Jorge Archer; Amor o El intelectual, de Marcelo Pogolotti, entre otros representantes de la vanguardia cubana.
En las palabras de apertura, Jorge Fernández, director del museo, explicó la génesis de esa aventura desde que los pusieron en contacto con Ted Nash, conocido como el músico del arte. "Su ruta ha ido tras Wifredo Lam, se inspiró en La jungla, en el MOMA (Museo de Arte Moderno, de Nueva York), y coincidió esta maravillosa idea con una exposición que hicimos por los 120 años de Wifredo Lam".
"Empezaron a caminar por la sala, vieron las obras y Lam fue el camino. Lam siempre es ese Eleguá que nos está abriendo espacio, su misticismo, su energía impregna también a los músicos de fuerza... es el mejor puente para entrar en el arte cubano. La pintura y el dibujo de Lam tiene mucho que ver con jazz, el cerebro es abstracción, es improvisación, pero también tiene la mitología, el descubrimiento, el acontecimiento...."
Roberto Cobas, curador de la exposición Wilfredo Lam Indivisible, destacó la gran cantidad de personas que acudieron al concierto y agradeció a quienes con su esfuerzo lo hicieron posible, especialmente a la productora general Kathy Barbash, quien supo aunar voluntades en Estados Unidos y en Cuba.
"Este ha sido un esfuerzo que ha unido culturas", dijo.
"Los músicos se inspiraron para hacer sus improvisaciones en las obras de la sala de la vanguardia cubana y la exposición de Wifredo Lam, el mejor nutriente para sus talentos", consideró Cobas.
Ted Nash destacó que las obras son resultado de apenas unos días de trabajo colaborativo, son obras en proceso, creadas en un taller, en poco tiempo, pero con intenso trabajo.
Destacó que el jazz es una forma excepcional de expresión, con mucha improvisación, por eso hay que abrazarse a los sentimientos y pensamientos y es una buena oportunidad de conocerse a sí mismo y de darse a conocer a otras personas.
(Tomado de Tribuna de La Habana)