Desde la época colonial a Cuba se le conoce como “la llave del Golfo”.
Su capital, La Habana, ha sido deseada, saqueada e invadida y, precisamente, una de las principales causas de esos anhelos de conquista es su bahía, una de las más grandes y seguras del Caribe.
Ese accidente natural constituye un espectáculo desde todos sus ángulos y perspectivas: con las primeras luces del alba o con las últimas del atardecer; con el agua como un plato o con un mar embravecido; con un imponente buque atravesando esas aguas o con los pequeños botes de los pescadores dispuestos como si fueran un adorno más.
Al final de cuentas, la bahía es de La Habana, y La Habana es como su bahía: una maravilla con la que los cubanos nos podemos deleitar.
Los pequeños botes de pesca adornan la bahía. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
El Túnel de La Habana discurre por debajo de la bahía de La Habana y figura entre las siete maravillas de la ingeniería civil cubana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Un buque atraviesa las aguas de la bahía de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Un rezo a Yemayá. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
La bahía de La Habana tiene 5,2 km2, un perímetro de 18 km y un volumen de agua de 47 millones de metros cúbicos. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
La bahía de La Habana tiene 5,2 km2, un perímetro de 18 km y un volumen de agua de 47 millones de metros cúbicos. Fotografía de Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
La bahia de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Un chapuzón en la bahía. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Un grupo de niños pesca en el muelle de Casa Blanca, situado a la entrada de la bahía. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
La hora dorada. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Las mágicas luces del final del día. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
(Redacción digital. Con información de Cubadebate)