En el béisbol no hay nada escrito. Es un deporte colectivo que depende mucho de una individualidad: el lanzador, y por eso cada partido puede ser muy diferente a otro, como pudimos ver este miércoles y jueves en los dos disputados en el estadio Victoria de Girón de Matanzas entre Portuarios y Centrales en una de las semifinales de la I Liga Élite del Béisbol Cubano.
Los anfitriones dirigidos por Armando Ferrer llegaron a este duelo como los grandes favoritos, no solo por la incorporación de Erisbel Arruebarrena y Ariel Martínez, jugadores del equipo Cuba que venían de la Liga Mexicana y Japonesa respectivamente, sino por un currículo que incluía la mejor defensa y el mejor pitcheo del campeonato, y un bateo colectivo ubicado en el segundo lugar entre los seis equipos participantes.
Sin embargo, todos estos parámetros se desplomaron en el segundo desafío y los estibadores de Michel González lo sacaron fuera de combate para emparejar el pareo semifinal, lo que demuestra que no hay enemigo pequeño en el deporte, mucho menos cuando este equipo que representa a la capital y a la vecina Mayabeque, está integrado por peloteros de estirpe guerrera.
La pelota viva usada en esta fase del torneo (TEAMMATE-190) también es un factor que puede cambiar vaticinios, ya que la usada durante buena parte de fase regular tenía un bote deprimido y eso arroja estadísticas engañosas y afecta a equipos que dependen mucho de su producción ofensiva como el de Portuarios.
Por último, más allá de no haber cometido errores en un terreno ajeno, una señal muy positiva para cualquier escuadra que aspira a la victoria, está el tema de la motivación grupal, un factor clave del que ya hemos hablado en otros comentarios.
Lo cierto es que ahora hay que jugar al menos tres partidos en la sede del Nelson Fernández de San José de Las Lajas y todos aquellos que pronosticaron una fácil victoria de Centrales lo estarán pensando dos veces.
La asistencia del público a este ruedo es vital ahora para empujar a esos muchachos que ya han demostrado de lo que son capaces cuando están inspirados. Sobre la importancia del apoyo en los graderíos se ha escrito bastante, y si los aficionados le han dado la espalda a esta Liga Élite por los motivos que hemos enumerado en múltiples textos anteriores, es hora de hacer una tregua, sacar la bandera blanca e ir a vitorear a esos héroes que se lo han ganado por derecho propio.
A partir de ahora puede pasar cualquier cosa en el terreno de juego, pero les garantizo que nuestros guerreros no entregarán la bandera fácil y continuarán ofreciendo ese buen espectáculo que muchos se perdieron durante la temporada. Apoyemos a los nuestros. Nos vemos en el estadio. (Tribuna de La Habana)