La primera Escuela de Artes y Oficios de La Habana

La primera Escuela de Artes y Oficios de La Habana

La primera Escuela de Artes y Oficios de La Habana, conocida oficialmente con ese nombre, fue creada el 10 de enero de 1882, con un capital inicial proporcionado por la Diputación Provincial de La Habana, por un grupo de destacados ciudadanos habaneros, entre quienes se encontraban profesionales y académicos de altísimo nivel, como Fernando Aguado y Rico, licenciado en Ciencias Exactas; Manuel Ubeda y Aydely, licenciado en Medicina y Cirugía; Carlos de la Torre y Huertas, licenciado en Ciencias Naturales; Joaquín Jacobsen y Cantos, licenciado en Medicina y Cirugía, y Fidel Miró y Soler, profesor y escultor. Estos hombres se reunieron con el objetivo de crear una institución que ofreciera educación técnica y artística de manera gratuita, accesible a todas las clases sociales.

Este acontecimiento representó un paso significativo hacia la democratización de la educación en Cuba, porque propició la formación técnica y artística a jóvenes de diversas clases sociales. La escuela nació con el objetivo de proporcionar habilidades prácticas y conocimientos teóricos que permitieran a sus estudiantes integrarse de manera efectiva en el mercado laboral.

El establecimiento original de la escuela se encontraba en un céntrico barrio de La Habana Vieja, instalado en un edificio de arquitectura neoclásica que reflejaba la majestuosidad de la época. Con amplias aulas, talleres equipados y una biblioteca especializada, la infraestructura de la escuela estaba diseñada para fomentar un ambiente de aprendizaje integral.

La escuela ofrecía una amplia gama de cursos que abarcaban disciplinas como la carpintería, la ebanistería, la herrería, la sastrería, la cerámica y las artes plásticas. Además de las clases prácticas, el currículo incluía asignaturas teóricas, como matemáticas, dibujo técnico y diseño. La metodología de enseñanza combinaba la instrucción teórica con la práctica intensiva, permitiendo a los estudiantes desarrollar habilidades técnicas y artísticas de manera equilibrada.

Desde su fundación, la Escuela de Artes y Oficios tuvo un impacto significativo en la sociedad habanera. No solo brindó una formación de calidad a miles de jóvenes, sino que también contribuyó al desarrollo económico de la ciudad, al producir una mano de obra calificada en diversas áreas. Muchos de sus egresados se convirtieron en destacados artesanos, artistas y técnicos, dejando una huella perdurable en la cultura y la industria local.

La historia de la primera Escuela de Artes y Oficios de La Habana es un testimonio del compromiso de la ciudad con la educación y el desarrollo cultural. Esta institución no solo fue pilar en la formación de generaciones de artesanos y técnicos, sino que también contribuyó a la riqueza cultural y económica de La Habana.

La Escuela de Artes y Oficios de La Habana, hoy conocida como el Instituto Politécnico Fernando Aguado y Rico, ubicado en la antigua sede de Belascoaín, entre Sitios y Maloja, en Centro Habana, sigue siendo un centro educativo importante. Actualmente, ofrece carreras en informática, secretariado y bibliotecología, y gestión documental.

Su legado perdura, y ha inspirado a nuevas generaciones a perseguir sus sueños y contribuir al progreso tecnológico y cultural de la sociedad cubana. Con visión larga pueden reconocerse continuaciones de esta herencia en proyectos realizados por la Oficina del Historiador de la Ciudad, como la Escuela-Taller de Restauración del Patrimonio Nacional, la Escuela-Taller de Luthiería, ubicada en La Plaza Vieja, y los hoy lamentablemente desaparecidos talleres de música antigua del grupo Ars Longa, que funcionaron en la Universidad de San Gerónimo ofreciendo sus enseñanzas y cursos -elaborados en proyectos conjuntos con especialistas de altos centros docentes especializados españoles- a niños de La Habana Vieja y, en algún momento de su breve existencia, también a jóvenes interesados en aprender a manejar instrumentos de música antigua. (Gina Picart Baluja. Foto: tomada del Portal del Ciudadano de La Habana)

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