25 de febrero.
1802. Arriba a La Habana Juan José Díaz de Espada.
Fungió en la capital cubana como obispo
y fue consagrado a la Catedral de La Habana.
Por su iniciativa, se fundó el
cementerio que se identificó con su apellido. Con su creación, se estableció la
prohibición de los enterramientos en las iglesias.
Además, contribuyó a lograr la
vacunación contra la viruela en Cuba.
1833. Por el barrio de San Lázaro, se inició en La Habana una epidemia
de cólera que causó más de 11 mil muertos.
La enfermedad se provocó por la
llegada de un barco procedente de los Estados Unidos de América, que traía a
varios enfermos de ese mal.
1911. Fallece en La Habana Juan Monzón López-Arcos.
Estuvo presente en las tres
guerras por la independencia de Cuba del siglo XIX.
Por su labor como combatiente en
la Guerra del 68, alcanzó el grado de Comandante.
Después, en la Guerra Chiquita,
se le otorgó el grado de teniente coronel. En 1896, fue ascendido a coronel.
Al concluir la guerra, la
Asamblea de Representantes le reconoció los méritos militares alcanzados y lo
elevó al grado de General de Brigada.
Su nacimiento tuvo lugar en la
ciudad de Matanzas el 8 de febrero de 1838.
1994. Fallece en La Habana Jorge Enrique Mendoza.
Inició su vida política en su
ciudad natal, Camagüey, como dirigente estudiantil.
Integró la Juventud Ortodoxa y el
Movimiento 26 de Julio.
En la Sierra Maestra, se integró
al Ejército Rebelde.
Fue uno de los locutores de la
emisora Radio Rebelde, que trasmitía para el pueblo desde la zona donde operaban
los revolucionarios.
Tras el triunfo revolucionario en
1959, desempeñó diversas responsabilidades, incluidas las de director del periódico
Granma y presidente del Instituto de Historia de Cuba.
En sus años de labor, mantuvo honestidad y lealtad a la causa revolucionaria. (José Pérez-Galdós Ortiz)