La energía eólica en Cuba vive un panorama nada satisfactorio comparado con lo que ocurre en las naciones del área y de América Latina, en general, afirmó el doctor en Ciencias Técnicas Conrado Moreno Figueredo, profesor titular de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae).
El también vicepresidente de honor de la Asociación
Mundial de Energía Eólica indicó que en la actualidad solo se han instalado
11,7 megawatts (MW) en cuatro pequeños parques eólicos, uno de ellos fuera de
servicio y los tres restantes con más de 10 años de explotación.
Hoy solo el 0,1 por ciento (%) de la energía
eléctrica en el país es producida con la eólica, aunque el potencial
técnicamente instalable de generación es de aproximadamente mil 100 MW.
Moreno Figueredo explicó que, si se instalaran estos
mil 100 MW, la producción sería de tres mil gigawatts hora (GWh)/año, lo que
constituiría un gran aporte al balance energético nacional, cuyo consumo anual
está en el entorno de los 19 mil GWh/año.
Manifestó que las limitaciones financieras que enfrenta
el país en los últimos años han sido el factor determinante en la lentitud
observada en el avance de esta fuente renovable a nivel nacional, debido a que
no se instala un parque eólico desde 2010.
A pesar de ello, la nación impulsa el desarrollo de
esta fuente, ejemplo de ello son los dos parques eólicos Herradura 1 y el
Herradura 2, de 50 MW cada uno, previstos a instalar en Las Tunas, y que por
sus dimensiones representan proyectos sin precedentes en Cuba, enfatizó el
doctor en Ciencias.
Otro parque eólico en perspectiva es el de Río Seco,
en Holguín, que se encuentra en fase inicial de construcción, agregó.
Aseveró que con estos tres más otros 10 que deben
entrar en operaciones en 2030, asegurarán el aporte previsto de la energía
eólica al Sistema Eléctrico Nacional en el orden de los 807 MW.
Todavía es un reto poner en marcha aerogeneradores
de mediana potencia en generación distribuida, adecuados para industrias e
instalaciones turísticas ubicadas en las zonas de mayores vientos en Cuba,
principalmente en la costa norte, debido a que no son tomados en cuenta en los
planes nacionales de desarrollo de la energía eólica, señaló.
Moreno Figueredo destacó la conveniencia de combinar
el uso de aerogeneradores con los paneles fotovoltaicos (la hibridación),
porque está plenamente demostrado que una sola fuente renovable por sí misma no
resuelve los problemas de generación de electricidad de un país.
El profesor también abordó la actualidad del sector
energético en el orbe, en el cual la guerra en Ucrania ha tenido un impacto
significativo en las estructuras del suministro mundial de energía y en los
costos.
Subrayó que el alza de los precios de la energía y
el cambio climático incentivado por el aumento en la atmósfera de las
concentraciones de gases de efecto invernadero han sacudido la economía
mundial.
Resulta alentador el creciente número de Gobiernos
que comprenden la urgencia de introducir políticas eficaces centradas en apoyar
el despliegue de las FRE, incluida la eólica, cuya capacidad instalada a nivel
internacional superó los 900 mil MW en 2022, acotó.
Esto demuestra las ventajas económicas de la energía
eólica en relación con otras fuentes de energía y su favorable impacto
ambiental, al contribuir a mitigar el cambio climático y mejorar la calidad del
aire, dijo.
La energía eólica, obtenida a partir del viento
mediante el movimiento de las aspas de aerogeneradores impulsados por este,
junto a la fotovoltaica, la biomasa cañera y la hidroeléctrica, está llamada a
desempeñar un protagonismo decisivo en los esfuerzos por cambiar la matriz
energética del país.
En el caso de Cuba, las investigaciones lideradas
por el Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología, con la
activa participación de profesores del Centro de Estudio de Tecnologías
Energéticas Renovables, de la Cujae, y otras entidades, condujeron a la
obtención del primer mapa eólico en 2006.
Dicha obra confirmó la existencia de 21 zonas con
condiciones favorables para instalar parques eólicos y propició que en la Isla
se lograra hacer una estimación del potencial existente, cuyo rango, a una
altitud promedio de 50 metros, oscilaba de cuatro mil a 15 mil MW, incluyendo
zonas costeras, espacios interiores, regiones montañosas y los pequeños cayos. (ACN. Foto: Cubadebate)