El Centro de Pronósticos, del Instituto de Meteorología, confirmó el inicio este jueves de la temporada ciclónica en el área geográfica del Atlántico norte, el Golfo de México y el mar Caribe, que se extiende hasta el próximo 30 de noviembre.
Los especialistas de la institución prevén que ese período sea de normal a poco activo en materia de organismos tropicales, cuando deben formarse 11 ciclones tropicales, de ellos cinco podrían alcanzar la categoría de huracán; siete se desarrollarán en el área oceánica del Atlántico, dos en el mar Caribe e igual cifra en el golfo de México.
Son moderadas, de 45 a 40 por ciento, respectivamente, las probabilidades de que se origine e intensifique al menos uno en el Caribe y de que otro de procedencia atlántica penetre en su zona, señalaron.
El peligro de que Cuba sea alcanzada por al menos un ciclón tropical con categoría de huracán también es moderado, con el 35 por ciento de posibilidades, añadieron en cuanto a los estimados de su Centro de Pronósticos, uno de los pocos de la región que los hace desde 1996 con una metodología propia.
No obstante, insistieron en la necesidad de estar preparados y alertas ante cualquier fenómeno de esa naturaleza, aun cuando la próxima temporada se pronostique como normal o poco activa, pues desde 2015 no se manifiesta una con similares características.
Recordaron que de enero a marzo pasado, la temperatura superficial del mar resultó más cálida que lo normal en la franja tropical del Atlántico Norte y el mar Caribe.
Una situación de este tipo, añadieron, puede mantenerse durante la temporada ciclónica y será favorable para la formación y desarrollo de los ciclones tropicales en la cuenca atlántica, y se ha observado un notable incremento en los valores cálidos de la temperatura superficial del mar en el Pacífico ecuatorial oriental.
Tuvieron en cuenta que los indicadores oceánicos y atmosféricos durante el primer trimestre del año transitaron de condiciones impuestas por un evento La Niña-Oscilación del Sur (AENOS) con condiciones neutrales en el Pacífico ecuatorial oriental.
Citaron en ese sentido los modelos de pronóstico, según los cuales, estipulan la persistencia de la neutralidad, con una alta posibilidad de desarrollo de un evento El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) durante la segunda mitad del año.
Sin embargo, llamaron la atención de que la mayor incertidumbre para esta temporada ciclónica radica en la intensidad que será capaz de alcanzar el evento ENOS.
Los patrones circulatorios de la troposfera baja y media (hasta los seis kilómetros de altura) durante el primer cuatrimestre del año, mostraron una configuración análoga con temporadas ciclónicas y un comportamiento de normal a poco activo, ejemplificaron.
En presencia de un evento ENOS, especificaron, la circulación atmosférica de los 10 a 12 kilómetros de altura sería un factor limitante de la actividad ciclónica tropical.
Una actualización del pronóstico de la actividad ciclónica para 2023 en el Atlántico Norte será emitida el próximo 1 de agosto, anunciaron.
El servicio meteorológico nacional tiene listo su capital humano y las herramientas tecnológicas requeridas que le permiten seguir paso a paso la trayectoria y evolución de cualquier ciclón tropical, que pueda representar una amenaza al país, en coordinación con el Sistema de Defensa Civil, con vistas a reducir el riesgo de desastres ante ciclones tropicales y otros peligros de origen natural, tecnológico y sanitario, preservar la vida humana y proteger los recursos de la economía.
La Organización Meteorológica Mundial anunció que en la lista de nombres de tormentas para la actual temporada figuran Arlene, Bret, Cindy, Don, Emily, Franklin, Gert, Harold, Idalia, Jose, Katia, Lee, Margot, Nigel, Ophelia, Philippe, Rina, Sean, Tammy, Vince y Whitney. (ACN)