Duvier Del Dago: cuando el dibujo adquiere dimensión espacial (+ fotos)


Es posible que la obra que más conozcamos del artista Duvier Del Dago Fernández sean sus innovadoras instalaciones. No obstante, en sus años de carrera ha desarrollado también una creación exquisita como dibujante y una labor destacada como profesor en la Universidad de las Artes (ISA).

De esta última, ha impregnado a sus alumnos de la laboriosidad y del buen oficio del arte que tanto lo caracterizan y distinguen entre sus contemporáneos.

Detenernos en las creaciones instalativas de este artista resulta necesario porque con ellas, sin dudas, ha roto todos los convencionalismos clásicos del dibujo tradicional y su “aparente barrera” para otorgarle a este una dimensión tridimensional y espacial.

Sus instalaciones son una hibridación de medios en los que pone a convivir la nueva tecnología junto al trabajo artesanal. Asemejan hologramas de luz construidos con hilos y luces en los que convergen la realidad objetual y la virtual.

Duvier Del Dago nos sorprende cuando, lejos de distanciarse del dibujo, lo transforma en tercera dimensión para llevarnos a un viaje de nuevas potencialidades expresivas. Sobre esta riqueza cinética y multidisciplinaria, así como también de su trabajo como pedagogo, comenta para Tribuna de La Habana.

Una de las obras instalativas del artista. Foto: Rolando Galindo

-¿Por qué elegiste la tridimensionalidad como medio de expresión? ¿Cómo llegas a ella?

-La escogí en un momento determinado. Quería hacer un dibujo no tradicional, que saliera hacia el espacio tridimensional, por eso acudí a proyecciones con hilos que parten de los dibujos. Después lo fui complejizando y trabajé más con las cuerdas. Con ello, me percaté que podía hacer entramados más complejos, tras colocar mayor números juntos, e incluso, que podía dividir el espacio en infinitos pedazos con estos hilos.

"Además, siempre me han llamado la atención las piezas de las parrandas de Remedios. Son obras monumentales, esculturas al aire libre, temporales y efímeras, y para construirlas, hay que hacer el mismo trabajo de mesa que hago para mis instalaciones. Siempre he tenido el deseo de construir una de ellas, y eso influyó también en que decidiera hacer una obra tridimensional. Es una vieja deuda que tengo. Por todo esto hay tanta fuerza en la parte tridimensional de mi trabajo, aunque soy graduado de pintura y fotografía".

-Te graduaste de pintura, ¿pero te consideras pintor, dibujante o escultor?

-Me gradué de formación técnico y profesional de pintura, fotografía y dibujo humorístico en la Escuela Profesional de Artes Plásticas de Trinidad, con una tesis de animación. Luego, ingreso al ISA en la especialidad de pintura, aunque me sugirieron mucho que entrara por grabado, porque me veían con disposición para el dibujo. En la actualidad esto ha cambiado, pues las especialidades se han ido borrando, y los artistas hacen de todo. Incluso las barreras entre el diseño y las artes visuales se han ido eliminando también.

Creo que se trata de ver por dónde te lleva la obra misma. En realidad, somos artistas visuales y no exclusivamente, pintores, escultores, grabadores o ceramistas. El hecho de que se conozca más de ti una manifestación por sobre otra, es algo que se van sucediendo en el camino y no tiene nada que ver con lo que estudiaste. No ayuda a los artistas que los curadores nos pidan siempre el mismo tipo de creación. Más bien, ellos deberían estar más cerca de los procesos del creador, acercarse a sus talleres y apostar por otras creaciones, en aras de no encasillarnos.

No creo ser un tipo de artista u otro. Cada trabajo te va llevando a un tipo de obra que vas a desarrollar en mayor medida. En el caso del profesor debe tener el ojo para saber qué alumno es un artista en potencia y, después, formarlo en torno a sus necesidades. Debe ser como el coleccionista o el curador que ven más allá de la creación. No obstante, pienso que el dibujo es lo que más me define y lo he tratado de hacer no tradicional a través de la escultura. Un escultor debe tener un buen dominio del dibujo para hacer estas instalaciones, pues no se trata solo de sistemas o trucos.

Algunas de sus obras bidimensionales. Foto: Cortesía del artista

-Partes del dibujo para hacer tus obras instalativas, pero también pintas. ¿Qué disfrutas más?

-Soy graduado de pintura, pero realmente lo que más me gusta es el dibujo. Casi siempre son dibujos que tienen color o son más técnicos para lograr elementos tridimensionales. Generalmente no son puramente pintura. Para ser pintor, que es algo que respeto mucho, hay que tener un dominio técnico tremendo, pintar todos los días y conocer mucho de teoría del color, atmósfera, química y de muchos elementos, que no es que no los vaya a desarrollar, sino que lo que más me interesa es el dibujo.

-¿Cómo fue el proceso de descubrimiento del hilo y el vídeo para crear tus obras?

-El hilo lo descubro en una exposición que hice junto a Omar Moreno en una galería en Madrid. En el espacio de la planta baja, que tenía unas columnas verticales muy bonitas, construimos una cuadrícula para comunicar un dibujo con el otro y esto se convirtió en un laberinto. Ese fue mi aporte al dúo y, luego de que Omar decidiera dedicarse al mundo del cine, fui desarrollando, solo, algunas de las cosas que nos habían funcionado, entre ellas el trabajo con el hilo.

"Ya para la tesis del ISA, en 2001 intenté hacer el primer prototipo, una maqueta que nunca salió. Después hice una pieza que se quedó a medias, porque me faltaban algunas soluciones y metodologías de trabajo, y luego fui descubriendo poco a poco cómo era que podía construir las instalaciones tridimensionales en el espacio ya desarrollando determinados métodos que ahora me permiten construir casi cualquier cosa que me proponga.

"Siempre tuve la idea de crear un holograma de luz, pero son muy pequeños y caros, entonces el hilo me permitió hacer una imitación de holograma, a la escala, en el espacio y de la manera que quisiera. Entonces, proyectar un video sobre esos hilos, los dotaba de cierto efecto holográfico, pues las luces, colores y el movimiento de la imagen crean aún más la ilusión fantasmagórica sobre el objeto construido. Con el video también vinieron las ideas de animación, que trabajé mucho con Omarito.

"En aquellos años también empezaban las computadoras y las primeras animaciones 3D y eso ayudó a que de alguna manera, él se quedara con la parte técnica de ese tipo de trabajo y yo, con la apariencia del cómo se veía y cómo podía representarlo con otros medios. Es por ello, que a su vez, le otorgo a mis dibujos una visualidad de historietista o vinculada a la animación. Desarrollo una figuración que no es ni académica ni caricaturesca, es bastante personal y me funciona en el dibujo que tengo que desarrollar para construir las obras tridimensionales. El dominio de este es fundamental para resolverlas."

Duvier Del Dago en el proceso constructivo con hilo de sus obras instalativas. Foto: Amalia Abreu

-Háblanos entonces un poco más sobre cómo inicia esa relación con el comic y el dibujo en general

-El comic es algo que siempre me ha acompañado. Realicé mucha historieta. Pasé un curso en nivel medio de dibujo humorístico, con el profesor Daniel Acebo Rodríguez y allí me dieron nociones de diseño, caracterización de personajes, guion y algunas otras herramientas. Con esa tradición, empecé a trabajar en varias revistas como ArteCubano y Cúpulas. En la primera desarrollé el personaje: el artista y para la segunda: el sobreviviente. Este último, después lo desarrollamos Omarito y yo. De esta forma siempre resolvía las cosas de manera secuencial. Me gusta elaborar una serie larga de trabajo y así dar solución a algo.

"Por eso me sigo apoyando en el comic para hacer los bocetos, el trabajo de mesa que llevan las construcciones instalativas y que nacen del dibujo. Este último, para mí es fundamental, es la forma que tengo que conversar conmigo mismo. Tener un buen dibujo es esencial porque puedo trabajar con el espacio, desarrollar nociones de ubicación, de emplazamiento de las obras. Me ayuda, además, con la cuestión de la memoria fotográfica, y en esto el comic ha sido esencial también."

-¿Cuáles son las temáticas que te interesan más en tu obra instalativa?

-Siempre he tratado de acercarme a lo que pudiera ser un software 3D para crear un objeto, capaz de vivenciar o transmitir la misma experiencia que va a tener el usuario cuando lo vive en físico. Este concepto que existía en el diseño industrial, al usar el 3D como software, se convirtió en algo fundamental en mi trabajo, porque era la manera de tratar de hacer piezas que fueran totalmente reales desde algo tan frágil como el hilo y que la gente quisiera vivirla desde alguna forma. Así, no solo podía construir objetos, sino también escenas, momentos familiares, sacar a la realidad una fotografía, algo relacionado con la memoria del individuo.

"Todas estas temáticas tienen que ver con el cómo guardamos las imágenes, porque existe esa conexión entre ese mundo intersubjetivo, entre el cerebro, la actividad humana diaria y lo que sucede después cuando estás durmiendo. Todas estas ideas me interesan mucho, son cosas que intento resolver y que se materializaron en la serie Teoría y práctica, que es la vinculación del video con las piezas. El video venía a ser la parte más difícil de resolver con los hilos, sin embargo, los colores, las luces en movimiento sobre las estructuras de hilo, hacen que las instalaciones tengan todo este mundo virtual y de aspecto cibernético que quiero."

Obra Salvación, en el proyecto Detrás del Muro, de la XII Bienal de La Habana, 2015. Foto: Darlene Rodríguez

-¿Cómo resuelves esa diferencia entre la obra que se construye para el espacio público de la que se hace para la galería?

-La diferencia está dada en que la obra que se hace para un espacio público debe recibir el impacto del espectador. Ellos tienen que interactuar directamente con ella y por eso no puede estar construida en un material que vaya en detrimento de este contacto físico. La creación tiene que ser funcional, habitable, debe brindar algo, más allá del placer estético. Mientras que, cuando las obras se hacen para la galería, en mi criterio, ya tienen otro carácter más estético y la interacción con el espectador puede ser de tipo auditiva, visual, más limitada.

"La galería funciona como velo protector que conserva en mayor medida la pieza. Existe un “halo” alrededor la obra que se produce para el espacio llamado cubo blanco, y por tanto, no es la creación que más me gusta hacer. Prefiero trabajar con espacios públicos, que tengan un contenido por sí mismos, y poder crear con esos contenidos. Me interesa que la pieza, al interactuar con esos espacios, dinamite ese contenido, o al mismo tiempo lo utilice en función de ella misma.

"Veo el espacio público como un reto, hay que hacer un estudio de campo muy profundo y minucioso sobre dónde se va a colocar esa obra, y después realizarla y emplazarla. El mejor resultado que pueda tener este tipo de creación es que el público interactúe con ella, lo disfrute, la use."

-Luego del trabajo con el artista René Francisco, del dúo con Omar Moreno, ¿cómo describes la evolución de tu obra?

-Lo que hago actualmente tiene sus raíces en la formación que tuve en el ISA. Los ciclos de exposiciones organizadas por galería DUPP me ayudaron a establecer un discurso personal y de inserción social dentro del circuito del arte cubano, que logramos gracias a las relaciones y contactos de René Francisco. Él apostó mucho por nuestras propuestas como alumnos. Todo el desdoblamiento y ejercicios que hicimos de performances, happening, de sacarnos de nuestra zona de confort, nos dio muchas herramientas.

"Además, trabajar con el video, la documentación de las obras de los otros compañeros para la cuestión de la memoria, fue algo muy valedero que René también nos enseñó. Y por supuesto, me ayudó mucho como artista, desarrollar una obra a dúo con Omarito porque de alguna manera conoces tu fisura cuando estás en consonancia y en diálogo todo el tiempo con el otro. Hicimos varias cosas de conjunto, incluso, una investigación sobre el arte popular con el teatro, donde nuestros personajes del comic fueron interpretados por el grupo El Ciervo Encantado.

"Todo ese desdoblamiento nos ayudó mucho a trabajar y conocer los espacios, tiempos y la forma en las que el público consume las obras de arte. Fue un ejercicio muy fuerte colaborar con ese grupo de teatro. Era una labor de meses para un solo día, y después volver a cambiarlo todo, porque cada puesta en escena tenía sus propias características. Todo esto nos otorgó un ejercicio mental, físico y conceptual ya que, a pesar de existir un guion, las obras interpretadas por este grupo, daban pie a mucha improvisación, y eso te ayuda también con la creatividad."

-Nos hablaste en algún momento de un período fértil para la creación en Cuba en estos momentos, ¿cuánto crees que ha cambia-do tu obra luego de la pandemia?

-En los momentos de crisis somos más creativos. Cuando tienes todo resuelto se te hace un poco difícil crear algo nuevo, la vida doméstica no se mezcla con la tradición y no emergen ideas y soluciones con mucha facilidad. Eso crea un ruido tremendo. Durante la pandemia para todos hubo un momento de reflexión que se ha ido perdiendo con el regreso a la normalidad.

"En mi obra como tal, pienso que se aprecia por mi propia edad y la madurez que pude haber adquirido con los años. Siento que tengo que trabajar más, ser más intenso porque las fuerzas se van aminorando, el ímpetu experimental va decayendo, porque te acomodas. El tiempo pasa demasiado rápido y me mantiene despierto el hecho de querer hacer más en menos tiempo. Es el valor fundamental adquirido después de la pandemia. Ese período fue algo fértil, dibujé mucho, me impuse una disciplina y ejercité el dibujo. Fue una etapa que me dio nuevas herramientas y soluciones."

Proceso de trabajo virtual de obra instalativa de Duvier del Dago. Foto: Cortesía del artista.

-Te interesa el atractivo en tus obras tridimensionales, ¿pero la valoras más por encima del concepto?

-No valoro más la estética por encima del concepto, creo que debe haber un equilibrio entre ambas partes. Pero sí pienso que la obra de arte visual debe “entrar por los ojos”, captar la atención del espectador para después transitar por los conceptos que quieres transmitir. Una creación que estéticamente no te permita ese acercamiento, aunque sea muy conceptual, es fallida desde mi punto de vista, porque no va a existir ningún tipo de diálogo con el espectador y no logrará su objetivo de comunicar lo que debe.

"Pienso que de alguna manera la estética es como una especie de “gancho” y una forma de acercarte a variadas maneras de pensar del público. El artista no debe subestimar la mente de los que van a apreciar sus piezas, ni debe pensar que es él quien sabe todas las cosas y el que tiene el dominio completo. No hay que olvidar que las obras se construyen con muchas de las opiniones del público. Además, la creación no termina en el momento en que la concluyes en el estudio, sino que desde que la muestras en vivo, empieza su camino y es allí es donde se va construyendo. Todo esto quien lo inicia es la estética y por supuesto, una idea interesante.

"Debe existir un equilibrio, una cosa no debe estar por encima de la otra, porque también, por mucho estetizar, puedes caer en una cuestión vana y hueca. Hay que tratar de ser sui generis, de no copiar, no hacer una metodología que sea fácil, no irte por tendencias o fórmulas. Estas últimas no existen en este camino de las instalaciones con hilo.

"Cuando comencé, muchos me alertaban que este tipo de obra iba a ser muy difícil de comercializar y que no tiene un mercado seguro. Reconozco que ha sido un largo proceso para encontrar maneras de transportación, de conservación y para hacerlas competitivas en un mercado internacional. Ellas mismas se han ido transformando estéticamente en otra cosa, pues cuando comenzaron no era esas instalaciones. Plasmo las ideas en varios cuadernos de dibujo que conservo y que son mi banco de ideas. Tengo un montón de investigaciones pendientes por hacer."

-¿Cómo describes al artista que eres hoy?

-Indiscutiblemente las escuelas no son el todo en la formación de un artista, pues hay muchas cosas que se aprenden en el camino. Considero que el contacto con galerías internacionales, con formas de producir, posturas que mantener e impartir clases en el ISA me han hecho un mejor artista. Como profesor, todo el tiempo estoy cercano al momento de génesis creativo de las nuevas generaciones de creadores, y eso es muy satisfactorio.

"Asimismo, el hecho de transmitirles experiencias, el ponerme en sus zapatos y tratar de facilitarles un consejo que a mí me demoró tal vez cinco o seis años en conocer, es hacer escuela. Para ser profesor, tienes que ser capaz de desligarte de esa información y facilitársela al otro, sin ningún tipo de prejuicio. Pienso que ahí está la clave para ser mejor persona, mejor profesor, mejor artista. No creo que sea el profesor modelo ni que tenga una pedagogía depurada, pero soy muy práctico, muy objetivo y pragmático. El resto ya no depende de mí, sino del espectador y de cómo le contemos la historia". (Tomado de Tribuna de La Habana)

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