Jessica López Naranjo tiene 11 años y recién terminó el segundo grado
de guitarra en la Escuela Elemental de Música Manuel Saumell, de La Habana.
Ella avanza en su formación como futura artista, mas no es suficiente,
pues la base material de estudio que requiere para un aprendizaje más completo
aún no está en sus manos.
La también integrante de la Compañía de Teatro Infantil La Colmenita relató que las seis
cuerdas de su guitarra tienden a partirse con frecuencia y, mayormente, las que
miden las notas graves y agudas; por tanto, no se escucha bien el sonido, y se
le dificulta su preparación.
En situación similar se encuentra su compañera de academia, Keyla
Morera Ávila, quien, con la misma edad, concluyó el tercer grado de violín y
narró a la Agencia Cubana de Noticias las vicisitudes que sufre al averiarse su
instrumento.
Morera Ávila manifestó que las cuerdas del violín son difíciles de
conseguir y, si se parten, se hace necesario cambiarlas con urgencia para que
funcione.
Ambas, a su corta edad, continúan persiguiendo sus sueños y están dispuestas a conquistar oídos y almas con sus melodías.
El enemigo que acecha constantemente
Aidilyn Salcedo Lago, directora de la escuela, dijo, que entre las mayores dificultades que enfrenta la Enseñanza Artística en Cuba, están las medidas unilaterales impuestas por Estados Unidos, las cuales obstaculizan la compra de instrumentos y accesorios -que tienen poca durabilidad y son caros en el mercado internacional-, como las cuerdas, baquetas y arcos.
Reconoció que esta modalidad de enseñanza es costosa y en
correspondencia con el sistema social de Cuba, donde a todos se les garantizan
las mismas oportunidades, el Gobierno lucha por poner en manos del estudiante
el instrumento en calidad de préstamo, a excepción del piano, por su elevado
precio y características.
Agregó que, para el ingreso a esos centros docentes, no es necesario
que el alumno tenga previamente o compre el instrumento porque no sería
consecuente con los principios de igualdad; sin embargo, en algunos casos y,
aunque los niños presenten las habilidades musicales detectadas durante el
proceso de captación, si la institución no cuenta con el material necesario, no
se puede efectuar la matrícula.
La
escuela hace un ingreso que responde a los programas de desarrollo de La Habana
y, por supuesto, influye la demanda del país, porque a los egresados se les
garantiza el empleo, una vez terminados los estudios, y debido a la escasez de
material, se han visto afectadas varias líneas de trabajo, como el contrabajo,
el piano y el violoncelo, resaltó.
Al ser este último uno de los más costosos y complicados de adquirir en
el mercado, la profesora Arelis Zaldívar Copello expresó que son cada vez más
notables los esfuerzos del Gobierno para entregar uno de estos útiles a cada
educando.
Zaldívar Copello, también solista alternante de la Orquesta Sinfónica
Nacional de Cuba, señaló que, de no existir las medidas que desde hace más de
seis décadas imponen las administraciones estadounidenses, los alumnos tendrían
acceso a los nuevos métodos de instrucción en el mundo.
La compra de instrumentos no constituye el
único problema que enfrenta la enseñanza artística como consecuencia de esa
genocida política, ya que se ven afectados otros aspectos, como la situación
hidrosanitaria para el confort, no solo de los estudiantes sino también de los
docentes, la alimentación y los medios de enseñanza.
Sufren de la escasez del papel para la base material de estudio, con énfasis en los cuadernos pautados especializados e imprescindibles en las clases de Solfeo, Teoría de la música e Iniciación musical, destacó.
Las estadísticas no mienten
Según el más reciente informe cubano sobre los efectos de esta injusta sanción, las pérdidas arribaron de agosto de 2021 a febrero de 2022 a la suma total de tres mil 800 millones de dólares, aproximadamente.
Los daños acumulados durante las seis décadas de constantes
persecuciones financieras ascienden a más de 150 mil 400 millones de dólares
con mayor influencia en los sectores de la salud y la educación, además de los
devastadores efectos en la economía nacional y la calidad de vida de las
familias cubanas.
De ello no escapan los 188 estudiantes -de tercero a noveno grados- que
conforman la matrícula total de la Escuela Elemental de Música y, por supuesto,
de la Enseñanza Artística de manera general.
Aidilyn Salcedo Lago refirió que el centro acoge a niños provenientes,
en su mayoría, de los municipios de Centro Habana, La Habana Vieja y Playa.
Como esta institución, existen tres más en la capital cubana: los
conservatorios Paulita Concepción, en el Cerro; Alejandro García Caturla, en
Marianao, y Guillermo Tomás, en Guanabacoa.
La bondad que persigue a un pueblo
Salcedo Lago rememoró una anécdota que la impactó durante su
trayectoria en este sector.
“Tiempo
atrás, uno de sus discípulos de Piano Básico no contaba con el instrumento en
su hogar, y la familia no contaba con el presupuesto para costearlo.
“Resultó
que el alumno -quien actualmente continúa sus estudios en el centro- presentaba
muy buenas aptitudes y lo llevamos al Canal Habana para que hiciera una
presentación ante las cámaras.
“El
niño narró su historia de vida en el programa y atrapó el corazón de una
televidente que nos contactó y le hizo llegar un piano, como obsequio.”
Por el tipo de carrera que supone el Piano Básico, deviene
indispensable que los alumnos tengan uno en casa; no obstante, a los que viven
en comunidades aledañas al inmueble y no cuenten con este recurso se les
permite realizar horas de estudio extras hasta las 19:00 (hora local), especificó.
“Similar a la acción de la televidente, existen personas que se
solidarizan con la causa y, generalmente, diferentes movimientos
internacionales realizan donaciones que representan un alivio.”
Comentó que, debido a las regulaciones en cuanto al peso de la carga y
otros factores, no siempre pueden apoyar con el instrumento, pero sí con
accesorios que son de gran ayuda.
Buena parte recae en los esfuerzos gubernamentales, que en su mayoría
los adquieren en el mercado chino y, posteriormente, se distribuyen en las
escuelas del país, según la matrícula, las especialidades y la demanda, apuntó Salcedo
Lago.
Las barreras que intentan frenar el desarrollo artístico de Jessica
López Naranjo y Keyla Morera Ávila se multiplican en miles de niños que, a lo
largo del archipiélago cubano, requieren de una educación con acceso a más
recursos y sin un enemigo externo que acecha constantemente.
A pesar de ello, agradecen eternamente a sus profesores por llevar cada
día a las aulas métodos de enseñanzas eficaces, entendibles y, sobre todo, sin
distinción alguna, como rigen los principios de la educación en Cuba.
Por mucho que se empeñen, las cuerdas de la guitarra de Jessica y del violín de Keyla no dejarán de sonar. ¡Qué se haga la música! (Redacción digital. Con información de la ACN)