Con una innegable obra y el compromiso de fortalecer la defensa de Cuba y contribuir al desarrollo económico del país, el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) celebra este jueves 50 años de fundado por el líder de la Revolución cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz.
En esta institución militar, resultado de la fusión de la Columna Juvenil del Centenario y de las unidades militares agrícolas, los soldados del EJT, una verdadera escuela formadora de valores, cumplen con el sagrado deber de la defensa nacional, como parte de su periodo en el Servicio Militar Activo.
Pero también se les ha visto, con sus peculiares camisas carmelitas, en los más disímiles lugares de Cuba: el impulso al desarrollo de las montañas en el Plan Turquino-Manatí, la ejecución de tareas productivas de la economía nacional, las construcciones de obras dentro y fuera del país, la reparación y el mantenimiento de vías férreas, y en otras no menos importantes misiones para la nación, como la lucha antivectorial contra el mosquito Aedes aegypti.
Con justeza algunos denominan a los integrantes del EJT como “los jóvenes más productivos de Cuba”.
No es una fórmula secreta que el intenso sistema de trabajo en el EJT, su organización, exigencia y disciplina han ayudado a forjar la voluntad, el carácter y las convicciones revolucionarias de miles de jóvenes cubanos durante medio siglo.
El General de Ejército aquilató como ningún otro el esfuerzo de estos muchachos, de quienes dijo que se distinguen por su laboriosidad y, con su significativo aporte al país, han conquistado la admiración, la confianza y el respeto del pueblo.
El EJT, aun en las más adversas situaciones en la
Isla, como las que vivimos en la actualidad, y ante cada obstáculo, ha hecho
realidad la convicción de Raúl de que “¡sí se puede!”.
Es este un ejército, con todos sus atributos
militares, que ha escrito insignes páginas de internacionalismo proletario en
diversos países.
En Angola, el EJT, además de intervenir en combates,
impulsó significativas obras para el desarrollo económico y social de esa
nación del África austral, que fueron decisivas para el posterior desenlace del
conflicto, como la edificación de aeródromos militares, de infraestructura
indispensable para lograr la superioridad aérea y proteger la ofensiva
terrestre cubana.
Tanto en la defensa como en la producción, el EJT ha
hecho realidad la orientación de Raúl de que “produciremos alimentos,
preservaremos las principales conquistas de la Revolución y seguiremos
avanzando sin descuidar un minuto la defensa”. (Granma)
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