10 de agosto.
1920. Fallece en La
Habana Adela Robreño.
Proveniente de una familia de teatristas, fue considerada
una de las mejores actrices cubanas.
Debuta en las tablas a los cinco años de edad. Alternó con
los mejores actores españoles que trabajaban en Cuba y viajó exitosamente por
España, México, Venezuela y Puerto Rico.
Su Adriana Lecouvreur o su Margarita
de La dama de las Camelias, o su Flora
de La hija de las Flores, la
hicieron cobrar significativa celebridad.
1945. Comienza el V
Congreso de la Federación Nacional de Obreros Azucareros, en La Habana, con
la asistencia de mil 200 delegados.
A partir de esta cita, adopta el nombre de Federación
Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA), al incorporársele los técnicos y
empleados de oficina del sector.
1960. El pueblo de La
Habana y otras ciudades participa masivamente en los entierros simbólicos de
las compañías estadounidenses nacionalizadas cuatro días antes.
Frente a los ataúdes con los rótulos de las Compañías de
Electricidad y de Teléfonos, los consorcios Esso, Texaco y otros que durante la
República mediatizada imponían tarifas abusivas y obtenían jugosas utilidades,
los cubanos repiten el simpático “¡Se llamaban!”.
1962. Creado en Cuba
el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
Es la entidad encargada de organizar y dirigir, en
coordinación con los organismos competentes, la protección de las aguas
terrestres, las cuencas, los cauces naturales, las obras e instalaciones
hidráulicas contra los peligros de contaminación, azolvamiento y otras formas
de degradación y deterioro, así como también el control sistemático de la
calidad de las aguas.
Tiene como misión controlar el cumplimiento, con rigor y
eficacia, de los instrumentos legales y normativos vigentes sobre la
preservación y uso racional del agua, implantando las medidas de orden práctico
que contribuyan a este propósito y al logro de la clara comprensión al nivel de
toda la sociedad del valor de esta, de su papel en el desarrollo socioeconómico
del país y de su carácter limitado y escaso en nuestras condiciones.
1967. El Comandante
en Jefe Fidel Castro pronuncia un discurso en la clausura de la Primera
Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (Olas), celebrada
en el Teatro Chaplin (hoy Karl Marx), de La Habana.
“No sabemos qué días nos esperan, qué vicisitudes, qué peligros, qué luchas. Simplemente estamos preparados, y cada día tratamos de prepararnos más, y cada día nos prepararemos más. Pero una cosa podemos decirles: que nos sentimos tranquilos, que nos sentimos seguros, y que esta pequeña isla será siempre como un peñón revolucionario de granito contra cuyas rocas se estrellarán todas las conjuras, todas las intrigas, todas las agresiones. Y que sobre ese peñón revolucionario siempre ondeará una bandera que diga: ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!”. (José Pérez-Galdós Ortiz y ACN)