Alfredo Diez Nieto, entre creadores esenciales de la música cubana

Alfredo Diez Nieto, entre creadores esenciales de la música cubana

Este 25 de octubre se cumplen 105 años del natalicio de una figura venerable de la música, la cultura y la pedagogía en Cuba: Alfredo Diez Nieto.

El maestro orló una existencia, extensa y bienhechora, a favor de la música cubana, por lo que recibió en julio de 2020 la Orden Félix Varela de Primer Grado, conferida por la Presidencia de la República de Cuba a propuesta del Ministerio de Cultura.

Ese lauro reconocía su fructífera trayectoria laboral, política y social, así como también su relevante actuar en la cultura cubana.

Diez Nieto fue merecedor, además, del Premio Nacional de Música en 2004 y del Premio Nacional de la Enseñanza Artística, un año después, entre otros.

Una década después, la Universidad de las Artes de Cuba le confirió el título de Doctor Honoris Causa.

Este habanero y cubano de convicción fue calificado por los expertos del pentagrama nacional como uno de los creadores más significativos de la música insular.

Constituye un orgullo que las actuales generaciones de músicos cuenten con la valiosa obra del creador, quien, apenas un muchacho, comenzó el largo y nunca abandonado camino pedagógico, siempre en paralelo e imbricado a su actividad artística.

Ejemplo de entrega al magisterio, fue profesor de armonía, orquestación, piano, contrapunto, historia de la música, fuga, composición y orquestación, en el Instituto Musical Kohly, el Conservatorio Amadeo Roldán, la Escuela Nacional de Arte y el entonces Instituto Superior de Arte (hoy Universidad de las Artes).

Al triunfo revolucionario, es miembro fundador y director del Conservatorio Alejandro García Caturla, en La Habana.

A su esfuerzo, junto al del musicólogo Odilio Urfé, se había debido la apertura del Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas, para1949, denominado 14 años más tarde, ya en el nuevo proceso social de la Revolución, como Seminario de la Música Popular.

A la vera del Seminario, concibió y lideró, desde 1967, la Orquesta Popular de Conciertos –la cual adoptó el nombre de Gonzalo Roig cuatro años después-, compuesta por músicos de diversas orquestas de baile y bandas militares, instrumentistas retirados y aficionados.

Designado director de la Escuela para Instructores de Arte, en 1963, introdujo transformaciones en los planes de enseñanza, a los cuales prosiguió vinculado, incluso, luego de su jubilación. Integró la Comisión Metodológica de la Enseñanza Artística desde 1988.

Según los investigadores de la sonoridad criolla, el decano de los autores de música de concierto observó la línea nacionalista de Amadeo Roldán, Jaime Prats y Pedro Sanjuán, en pos de desarrollar la música cubana dentro de las grandes formas, pero de contenido moderno.

Añaden las mismas fuentes que “desde el punto de vista armónico, su música no obedece a un plan netamente tonal ni toma un tema folklórico al estado puro, a pesar de haber compuesto Los diablitos, obra sinfónica basada en una danza abakuá, o Yo ta pedí aguinaldo, para voz y orquesta; en estas obras todos los temas son de su propia invención”.

El centenario artista legó un trabajo creativo, en el cual resaltan varias sinfonías; amén de piezas para solistas, orquestas de cuerda y de cámara.

También se destacan, en la historia de la música cubana, sus conciertos al frente de la Orquesta Sinfónica de la Escuela Nacional de Música, la Orquesta Sinfónica de Camagüey y la Orquesta Popular de Concierto, a cuyo mando sus integrantes interpretaron célebres partituras de Antonio Vivaldi, Juan Sebastián Bach y George Federico Händel, por citar a algunos compositores fundamentales abordados.

Como artista, Diez Nieto acompañó a destacados solistas, como Lucy Provedo y Yolanda Hernández (sopranos); Roberto Urbay, Julio Hamel (pianistas); Rafael Lay y Armando Ortega (violinistas), entre otros. (Redacción digital. Con información del sitio web de la Uneac)

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