Una distinción de La Habana: Sociedad Económica de Amigos del País

Una distinción de La Habana: Sociedad Económica de Amigos del País

La Sociedad Económica de Amigos del País radica en un imponente edificio que distingue la avenida Carlos III, donde se encuentra también el Instituto de Literatura y Lingüística, con una de las más completas bibliotecas sobre tema cubano que existen en Cuba.

El 9 de enero de 1793, fue fundada la mencionada sociedad por hacendados criollos. Entre sus miembros se encontraban los más relevantes nombres de la industria azucarera, la ciencia y la cultura de la época: Francisco de Arango y Parreño, Tomás Romay, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Álvaro Reinoso y muchos otros próceres.

Los patricios cubanos, influidos por los aires de la Ilustración y con la autorización de la Corona Española, fundaron esta institución, que en sus inicios se llamó Real Sociedad Económica de Amigos del País.

Su aparición estuvo muy vinculada a las primeras manifestaciones del nacimiento de la nacionalidad cubana. Las enormes fortunas de muchos de sus fundadores y miembros, amén del prestigio social de todos sus integrantes, la convirtieron desde el primer momento en un organismo poderoso que trabajó sin descanso para el fomento económico de Cuba.

Su más notable resultado fue el extraordinario impulso que dio al desarrollo de la industria azucarera, principal renglón de la economía de la época.

Gracias a los esfuerzos de la Sociedad Económica de Amigos del País, se produjo una auténtica revolución económica, con la importación de los últimos avances tecnológicos en la industria, la agricultura, el transporte, la ciencia y la técnica.

Otros de sus más grandes logros tuvieron lugar en el campo de la educación y en la construcción del primer tramo de ferrocarril, Habana-Güines, con el que Cuba debutó en ese campo antes que España y fue el quinto país del mundo en poseer el nuevo medio de transportación.

La Sociedad impulsó la creación del primer periódico cubano, la primera cátedra universitaria de Química, la Academia de Pintura y Música de San Alejandro, la primera biblioteca pública, entre otros adelantos.

Especialistas coinciden en afirmar que, en este campo, su mayor logro fue la creación de la primera cátedra de Economía Política, en 1819, lo que ciertamente constituyó un avance precoz para aquellos tiempos.

La historia de Cuba, en todos los órdenes, tiene contraída una enorme deuda con esta institución.

Después de la intervención militar de los Estados Unidos en el país caribeño, la Sociedad Económica de Amigos del País continuó su intensa labor de mejoramiento, y las ciencias sociales asumieron en su recinto un papel de vanguardia, en lo económico como en lo cultural, para enfrentar la situación política.

El edificio que es hoy la sede del Instituto de Literatura y Lingüística, guarda como joya preciosa la biblioteca Fernando Ortiz, primera que se organizó en Cuba con carácter público en 1793.

Actualmente, tiene un fondo bibliográfico que rebasa el millón de documentos. Contiene incunables anteriores a 1500, más de dos mil ejemplares raros y valiosos a partir del siglo XV hasta nuestros días, una valiosa colección de literatura gallega, una colección bastante completa de la prensa cubana de los siglos XVIII y XIX, y los archivos y papelería de personalidades destacadas de la cultura cubana, incluidos los del insigne don Fernando Ortiz, Jorge Mañach y la familia Henríquez Ureña.

También se guardan en sus bóvedas las Actas correspondientes a la institución, con asuntos referentes a la historia, la economía y la política cubanas, que abarcan siglos. (Gina Picart Baluja)

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