" (…) No quiero que piensen igual que el Che, pido humildemente que lo lean, lo
estudien…"
Fidel.
Con los primeros pasos, aprendemos a pronunciar su nombre, el de las tres letras, a reconocer su imagen, legendaria. Luego, al iniciarnos de pioneros por el comunismo, prometemos solemnemente ser como él, aprender a ser como él.
Hay muchas virtudes en el Che. En cada una encontramos educación, enseñanzas, lecciones para la vida.
Hay una cualidad que quiero destacar, que lo define como hombre a
imitar: su ejemplo.
Siempre con su adarga al brazo y el fusil en ráfagas de voluntad, inteligencia y heroísmo, nos acompaña en la dirección de nuestras vidas, en cada árbol que se siembra, en cada hospital, escuela o vivienda que se construye, en cada deportista, artista…En toda la obra humana de la Revolución.
Hombre de voluntad
espartana, convirtió la austeridad en norma de vida; del estudio y la
superación hizo un culto; la defensa intransigente e inclaudicable de la
Revolución y el pueblo, y la lealtad a Fidel fueron para el Che el primero de
sus principios.
Mantenemos vivo su legado para aquellos que no alcanzaron a verlo combatir con desprecio total al peligro, de Alegría de Pio a Santa Clara, y desde el Congo a Bolivia, y su andar sin descanso por toda Cuba, como constructor de futuro.
El pueblo humilde y trabajador, que lo situó entre sus elegidos, lo mantiene vivo en mil formas diferentes, porque lo llevamos dentro, como el amor palpitante y cotidiano, como la vida: Che, comandante, amigo. (Teresa Delgado Moreno)