Lugar de respeto hacia los principios e ideas del Héroe Nacional, el Museo Fragua Martiana, en La Habana, es un espacio en el que se ampara, con celo, fragmentos decisivos de la historia de Cuba y de José Martí, como pilar de la nación.
Fundado por Gonzalo de Quesada y Miranda, el
centro compila en sus salas expositivas varios períodos de la vida del Apóstol.
A algunos parecerá que el actual entorno del
museo, tan pacífico y acogedor, contrasta con los capítulos más oscuros y
terribles de la patria: la época colonial.
Momentos relevantes en la vida de Martí se
atesoran en las tres salas del museo. De forma cronológica se presentan objetos
que tuvieron estrecha relación con el Apóstol.
De su niñez y adolescencia se encuentran
retratos, así como también documentos, obras y prendas personales, no solo
suyas, sino también de personas que, como él, fueron condenados y castigados
por rebelarse contra España.
El Museo Fragua Martiana resguarda documentos
como el Acta de recepción a la cárcel y las Hojas de ingreso, elementos que nos
acercan a la verdadera y pavorosa historia vivida por el Apóstol, reseña Radio
Reloj.
En las salas, se percibe el efecto que le causó
el fusilamiento de los Estudiantes de Medicina; se expone lo relacionado con la
peregrinación realizada por América y el crecimiento de Martí como escritor,
pedagogo y orador.
De su labor organizativa en los Estados Unidos se
exhiben varios escritos, a partir de los cuales se ilustra no solo su ascenso
como líder de la independencia, sino también el progreso en su relación con
importantes personalidades de nuestra historia. La estatua del Apóstol, ubicada
en los jardines que antaño fueran las canteras, despide al visitante a la vez
que rememora a un hombre que encierra en sí la dignidad humana. (Redacción
digital)