Agustín Parlá Orduña es considerado el Padre de la Aviación de Cuba por protagonizar grandes hazañas y ostentar la condición de primer piloto de la Isla.
Hijo de padres emigrantes, nació en 1887 en Cayo Hueso, Estados Unidos. Una vez terminada la guerra cubano-española de 1895 a 1898, la familia retornó a La Habana.
Según la revista cultural La Jiribilla, Parlá llegó a la Escuela de Aviación de Curtiss, en la Florida, recomendado por los aviadores norteños John Mac’Curdy y Charles Walsh, “a quienes conoció cuando el joven era solo un intérprete de inglés que trabajaba en el Hotel Perla de Cuba”. Al poco tiempo y gracias a sus habilidades, el 20 de abril de 1912 se convirtió en el primer cubano graduado como piloto aéreo.
Carlos Concepción Puentes, historiador de la aviación del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC), expresó que la fama del aviador afloró en 1913 cuando el Ayuntamiento de la capital isleña ofreció premiar con diez mil pesos al piloto que realizara por primera vez el vuelo Cayo Hueso-La Habana.
Los cubanos Domingo Rosillo del Toro y Agustín Parlá se enfrentaron en ese vuelo de Audaces el 17 de mayo del propio año, sin embargo, debido a problemas técnicos, Parlá no completó la proeza hasta el día 19 y alcanzó el segundo lugar.
En un mensaje radial, poco antes de subir a su hidroplano Curtiss, manifestó: “Parto sin más auxilio que Dios, con la bandera del Apóstol, la cual llevaré a costas cubanas o me sepultaré con ella en el golfo”, refirió La Jiribilla.
Aunque dicha derrota marcó su trayectoria, el Padre de la aviación cubana también protagonizó numerosas conquistas. “Triunfó en la competencia aérea en las Cataras del Niágara, donde participaron 50 pilotos (24 de septiembre de 1916); inició los vuelos nocturnos en el país (7 de mayo de 1919), realizó el primer vuelo comercial de la Isla con Estados Unidos (29 de mayo de 1920) y desarrolló un cuerpo de aeronáutica para el ejército”, afirmó Concepción Puente.
“La aventurera vida de Parlá tuvo un final trágico el 31 de agosto de 1946 al suicidarse de forma inesperada mientras piloteaba. En ello influyó un poco su personalidad y las frustraciones personales que sufrió cuando la sociedad lo olvidaba”, comentó Carlos Luis Bauta Arpajón, piloto pinareño titulado de la Escuela Nacional de Aviación en San Julián y conocedor empírico del aviador.Hugo Justo Lorenzo Machado, teniente coronel retirado y actualmente inspector aeronáutico del IACC, expuso: “La figura de Parlá quedó postergada en el tiempo y aunque se conoce entre el gremio, no se le ha dado el reconocimiento que merece como precursor de la aviación nacional”.
El hidroplano Curtis que acompañó a Agustín Parlá en sus incursiones por el aire fue adquirido como el segundo aparato militar del país. Hoy día solo existe un busto en su honor, en La Florida (Estados Unidos), erigido el 4 de julio de 1957. (Tomado de Cubadebate)