Durante años, ha transformado miles de vidas y el entorno sociocultural en el barrio Los Sitios, del municipio de Centro Habana.
Crecí en esta misma calle, muy cerca del proyecto. De pequeña participaba en las comparsas que hacían o en las excursiones a la playa. He visto la transformación del barrio, el agradecimiento de los más humildes; yo también he dicho gracias, declaró Yesica Justin Molina, joven habanera que cada día se levanta con la misión de servir a una persona necesitada.
Sede de Quisicuaba, en el barrio Los Sitios, de Centro Habana. Foto: Rachely Valerino Fernández, estudiante de Periodismo. |
Más de cuatro mil
personas llegan diario a la esquina de la calle Maloja, en Los Sitios, donde un
comedor social brinda alimentos gratuitos desde hace más de 20 años.
Más que comida, el
proyecto social comunitario Quisicuaba ofrece luz y esperanza a muchas personas.
El comedor social es la
obra más antigua de Quisicuaba. En sus inicios, entregaba alimentos a unos
pocos; actualmente lo hace a más de cuatro mil personas.
Después de la pandemia
de COVID-19, lleva alimentos a personas vulnerables de la localidad.
Desde la primera vez que
conocí la labor que realizaban, quedé maravillada. No es común. Aquí llegan
muchas mujeres con niños, deambulantes de la calle, personas que necesitan
ayuda, refiere Yasmina, quien lleva
tres años vinculada al proyecto.
“En mi caso, laboro en
la cocina o llevo las comidas a los casos priorizados, como personas encamadas
o con alguna enfermedad mental.
“Aunque aquí algunos reciben salario, muchos trabajamos como voluntarios. Realmente, este proyecto me ha cambiado la vida”, confiesa.
QUISICUABA: UNA OBRA DE AMOR
El proyecto social
comunitario Quisicuaba tiene sus orígenes en la organización de cabildos
africanos y descendientes de la esclavitud, surgidos para proteger su historia
y servir de ayuda mutua a quien lo necesitara.
Quisicuaba es mucho más
que un templo. Fue fundado en 1939 por la abuela de Enrique Alemán, actual
director, descendientes de españoles. Desde sus inicios, se dio a conocer como Asociación
Cartesiana Espiritista Cruzada.
Enrique Alemán Gutiérrez, director de la asociación, explica que Quisicuaba se derivó de una obra social de una institución religiosa. Lograr la intersectorialidad en el proyecto ha sido un factor esencial para llevar a cabo acciones desde la equidad y la participación ciudadana responsable.
Muchos de los objetos del museo son donados por la comunidad. Foto: Rachely Valerino Fernández, estudiante de Periodismo. |
Figuras representativas, ejes del proyecto. Foto: Rachely Valerino Fernández, estudiante de Periodismo. |
SIEMPRE AYUDAR ES
POSIBLE
Mercedes es una de las
personas que recibe ayuda de Quisicuaba. Ella tiene alrededor de 70 años de edad y apenas
puedes ver, pues la ceguera en uno de sus ojos es cada vez mayor:
“Estoy muy agradecida
con el proyecto. Nos ayudan con los medicamentos, nos dan de comer.”
Norma lleva 20 años
recibiendo beneficios de esta iniciativa. Al igual que ella, muchos de los
habitantes de Los Sitios llaman El
Padrino a Enrique Alemán.
Aquí llegan personas de
la Lisa, de Marianao… hasta de Santiago de Las Vegas. Nos dan almuerzo,
desayuno y, en mi caso, si necesito algo especial porque mi hija es impedida
física mental severa, también me ayudan, explica.
Lograr que cada sector, entidad
u organización de la sociedad civil se sienta parte de esta obra y pueda asumir
alguna responsabilidad en la toma de decisiones ha sido una práctica útil para
recibir apoyo de cada una de las instituciones, subraya Alemán.
Todos formamos parte de esta comunidad; lograr perfeccionarnos, comprometernos, sensibilizar y hacer más tangible la ayuda que brindamos hacen que cada vez se acerquen más personas desde todas partes, destaca el directivo.
Foto: Rachely Valerino Fernández, estudiante de Periodismo. |
El proyecto, desde el punto de vista económico, es sustentado por la propia entidad religiosa, aunque preserva vínculos con instituciones gubernamentales y no gubernamentales: asociaciones, fundaciones u otras.
Desde los años 90 del siglo anterior, el impacto del proyecto ha sido mayor. Realizaron diagnóstico de la población para saber sus gustos y preferencias, y se trazaron objetivos y líneas de trabajo, respondiendo al diagnóstico sociocultural de la comunidad.
INCLUSIÓN, APOYO Y SENSIBILIDAD HUMANA
Nayara Gutiérrez, de 28 años de edad y con tres hijos pequeños, califica de muy valiosa la ayuda que recibe allí: el almuerzo, la comida y, a veces, algún aperitivo.
Líen Lucía García Miranda, vicepresidenta del proyecto, comenta que su mayor satisfacción, durante más de 36 años, ha sido poder extenderle la mano a una persona y recibir su agradecimiento; transformar vidas, sin esperar nada a cambio.
Muchas son las actividades y líneas de trabajo que desarrolla el proyecto. Entre sus 34 acciones, se encuentran el apoyo a las casas de niños sin amparo familiar y el espacio dedicado a las personas de la tercera edad (Taller para vivir a plenitud), el cual se realiza todos los martes en la localidad.
De igual forma, desarrolla acciones de inserción social, como el apoyo a que exreclusos se vinculen al estudio o al trabajo.
También promueve actividades que realzan los valores de la cultura cubana y la identidad nacional.
El grupo gestor general que labora en el proyecto es la propia comunidad. Trabajamos por la familia y desde la familia. Este es uno de los puntos más fuertes, destaca la vicepresidenta.
Este proyecto ha tenido siempre un doble rol. Contamos con una gran brigada de asistentes sociales. Muchos de ellos, en un primer momento, fueron asistenciados, y su transformación fue tan grande que hoy ayudan a otros, como en su momento nosotros los ayudamos a ellos.
Quisicuaba también cuenta con un campamento agropecuario y centro de vida asistida creado con dos fines: que sirva como autoabastecimiento al comedor social y también como centro de vida asistida para habitantes de calle u otras personas necesitadas.
Ayudamos a las personas a cambiar su modo de vida, en sentido general, desde la ayuda psicológica, la alimentación, el cuidado, logrando una satisfacción muy grande para ellos y para nosotros como colectivo, remarca García Miranda.
Quisicuaba integra en su hacer el impacto social y humano. Es un rayo de sol para personas como Yesica, que encontraron una razón para vivir ayudando a otros; es hogar para quienes vagan por las calles y no recuerdan ni su nombre.
Quisicuaba representa amparo; tener ganas de hacer, de transformar. Constituye una puerta abierta. Es el lugar de más de cuatro mil cubanos a la hora del almuerzo; es un niño que crecerá en un barrio mejor; es un apoyo a las políticas sociales; es contribuir a una Cuba mejor. Es un golpe de fe. (Rachely Valerino Fernández, estudiante de Periodismo. Foto de portada: red social X)
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RSL