La derrota de los Industriales de La Habana en el duelo
particular con los Gallos espirituanos en la recta final de la LXIII Serie Nacional de Beisbol ha puesto nerviosos a gran parte de sus fieles.
Los aficionados -y los capitalinos no son la excepción- son
muy exigentes con sus ídolos y muchas veces viven convencidos de que su equipo
es invulnerable, sin detenerse a analizar la calidad de sus contrarios.
En campeonato largo como este, todos -con la excepción de
los líderes Vegueros de Pinar del Río- han caído en baches en algún momento de
la competencia.
Uno de los rasgos
distintivos de nuestros torneos domésticos es la paridad entre la mayoría de
las escuadras contendientes.
Los del Yayabo, que nunca han sido un manjar ni mucho menos
para los azules, es cierto que están fuera de la zona clasificatoria y tienen
que firmar un final épico para alcanzar uno de los boletos a los playoffs, pero
poseen herramientas para derrotar a cualquiera.
Prueba de ello es la pugna ganada esta temporada ante los
Leñadores de Las Tunas y los Alazanes de Granma, dos de los equipos llamados a
ocupar un lugar en el podio de premiaciones.
Además, cayeron 2-3 ante los casi invencibles pinareños,
quienes han salido airosos en los 11 cotejos particulares que han disputado
hasta la fecha.
Los capitalinos llegaron
a tierras espirituanas con la mejor racha entre todos sus rivales, al vencer en
12 de sus últimos 15 choques y esa maquinaria tenía que atascarse en cualquier
momento, por lógica beisbolera.
La actuación de la tropa de Guillermo Carmona en esta
contienda es loable, al ubicarse en el grupo de avanzada, a pesar de todos los inconvenientes
que han sufrido por el camino.
Aún quedan algunas tareas pendientes antes de desembarcar en
la maravillosa tierra de la postemporada, adonde llegarán a pelear por las
medallas y, sobre todo, por uno de los cupos a la venidera Liga Élite.
La baja producción ofensiva, sobre todo cuando hay
corredores anclados en posición anotadora, es una avería por donde se han
escapado varios triunfos, un detalle que urge mejorar.
Solo Oscar Valdés y Yasiel Santoya empujan alrededor del 30
por ciento de los compañeros que encuentran en esa posición, dato que manejan
los adversarios para trazar sus estrategias.
Por ejemplo, en el enfrentamiento del jueves, la dirección
espirituana boleó intencionalmente dos veces a cada uno de estos bateadores y
los Leones dejaron a 13 hombres fríos en las bases durante el partido.
Los contrarios
también están llenos de deficiencias, y el reto de los directivos capitalinos
es detectarlas y atacarlas para seguir sumando victorias hasta alcanzar la
clasificación oficial.
Muy importante es el apoyo de la fanaticada, sobre todo en
este mundo de redes sociales donde el mensaje viaja por vía expedita a los
protagonistas. La palabra clave es confianza, que ya está hecha la peor parte
del trabajo. (Redacción digital. Con
información y foto de Tribuna de La Habana)
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